Gaspar Zarr¨ªas, la onda expansiva
El consejero que m¨¢s poder ha tenido en la Junta se va con Chaves
Bajito, calvo, con bigote y gafas. Vi¨¦ndolo, se dir¨ªa que es el prototipo del discreto se?or de orden de los a?os cincuenta al que es f¨¢cil imaginar paseando una apacible tarde de domingo con su esposa colgada del brazo. Pero no. Pocos domingos reposados (y lunes, y martes, y mi¨¦rcoles...) ha debido tener este pol¨ªtico hiperactivo, perejil de todas las salsas que se han cocinado en la Junta de Andaluc¨ªa desde hace casi dos d¨¦cadas, capataz, alguacil y auriga de cinco de los seis gobiernos de Manuel Chaves en la Consejer¨ªa de Presidencia.
Con ¨¦l se va a Madrid al Ministerio de Cooperaci¨®n Territorial de secretario de Estado, sin saberse a¨²n c¨®mo van a quedar las muchas parcelas que todav¨ªa controla este hombre, cuya m¨ªtica onda expansiva tiene tanto de verdad como de fabulaci¨®n.
Derecha e izquierda destacan su capacidad para estar en todos los sitios
Capataz y auriga de cinco gobiernos, controla a¨²n m¨²ltiples parcelas
Por empezar con la invenci¨®n m¨¢s repetida. Gaspar Zarr¨ªas Ar¨¦valo (Madrid, 30 de abril de 1955) nunca vot¨® con los pies en el Senado. Fue a su entonces compa?ero de banca Joaqu¨ªn Gal¨¢n a quien capt¨® una c¨¢mara, en la primavera de 1991, estirando sus extremidades inferiores hasta pulsar los botones, mientras, eso s¨ª, Zarr¨ªas, con un asombroso juego de manos, lograba votar en tres o cuatro esca?os vac¨ªos en un santiam¨¦n.
Porque si en algo coinciden la diestra y la siniestra al esbozar un perfil de este singular socialista es en destacar su proverbial don de la ubicuidad y la facilidad para hacer varias cosas a la vez sin perder comba. De ah¨ª la leyenda. Hallar una fotograf¨ªa o acontecimiento de la historia reciente de Andaluc¨ªa donde no aparezca es complicado. En algunas ocasiones, como pr¨®digo anfitri¨®n de la Junta o diligente deshollinador de encasquillados entuertos; y en otras, como mu?idor de opacas operaciones o autor de una rica antolog¨ªa de vituperios dedicada a la oposici¨®n, mayormente a Javier Arenas y Antonio Sanz, presidente y secretario general del PP.
Gaspar Zarr¨ªas ingres¨® en el PSOE en 1972, cuando s¨®lo ten¨ªa 17 a?os. En su biograf¨ªa brilla como nota ex¨®tica la pericia futbol¨ªstica con la que fue agraciado -que casa tan poco con la imagen actual- y el paso fugaz por los juveniles del Atl¨¦tico de Madrid, el equipo al que sigue siendo fiel. Como se dice de Julio Iglesias, si no llega a ser por una lesi¨®n, quiz¨¢s su futuro habr¨ªa sido muy distinto. O no. Jugaba de extremo, un s¨ªmil perfecto para el papel que desempe?a en pol¨ªtica: habilidoso, r¨¢pido y bueno en el regate. Tambi¨¦n corre de manera incansable por la banda y da espect¨¢culo cuando agarra un bal¨®n.
Aunque nacido en Madrid, su padre y abuelo -el primero, encarcelado y desterrado por Franco, y el segundo, fusilado en 1940- fueron alcaldes de la localidad jiennense de Cazalilla, donde Gaspar Zarr¨ªas ha sido concejal. En Ja¨¦n tiene su fuerza y anclaje (lleva de secretario general 15 a?os). Desde all¨ª inici¨® la recuperaci¨®n de posiciones despu¨¦s de que resultara abatido por las legiones guerristas en el congreso andaluz de 1988, si bien, el superviviente Zarr¨ªas fue uno de los contados borbollistas [seguidores del entonces presidente de la Junta Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla] que permaneci¨® en la ejecutiva. El mismo a?o, 1988, desempe?¨® por primera vez el cargo que le ha dado notoriedad (consejero de Presidencia), hasta el aterrizaje de Manuel Chaves en 1990.
En ese momento se abre uno de los escasos espacios ralos de su boscosa gesti¨®n en la Administraci¨®n andaluza y se va al Senado, pero en 1995 el nuevo presidente le coloca en la cartera de Industria. All¨ª se enfrenta de cara a la rudeza de la crisis: Astilleros, Intelhorce, C¨¢rnicas Molina y Santana Motor. Habla con todos, no se esconde, y Chaves le premia despu¨¦s de los comicios de 1996 con Presidencia. Ya no se despegan.
Despu¨¦s de Manuel Chaves, Gaspar Zarr¨ªas es quien m¨¢s poder ha aglutinado en la Junta. En su despacho se han gestado, compuesto y condimentado casi todas las estrategias y proyectos, las pol¨ªticas y las administrativas. Como el eslogan institucional que patrocin¨® para difundir la labor de la Junta -Andaluc¨ªa, imparable, que tanto juego dio a sus enemigos en la confecci¨®n de chascarrillos y sarcasmos-, a veces se le ha ido un poco la mano en un impulso atropellado hasta llegar a aguar las iniciativas que Chaves hab¨ªa reservado para s¨ª, pero su labor de feroz escudero de la figura institucional del presidente lo ha tapado.
Lo mismo atiende a un concejal de Torreperogil, que se re¨²ne con un obispo, con el c¨®nsul de Guatemala o con el presidente de un club de f¨²tbol. Quienes han formado parte de sus equipos le describen como leal y considerado. Aunque los agota (ha quemado a unos cuantos jefes de prensa). Para la oposici¨®n es un manigero sin escr¨²pulos con una capacidad ilimitada de maquinaci¨®n y control. Algunos compa?eros de filas le critican que se extienda como un gas pese a que el hueco no sea suyo.
De ¨¦l se cuenta este chiste. Resulta que Zarr¨ªas sube al cielo y pide hablar con Dios. San Pedro no le hace caso, pero en vista de que est¨¢ en la puerta todos los d¨ªas insistiendo machaconamente, Dios se da por vencido y accede a recibirlo. Al cabo de cuatro horas, salen de una habitaci¨®n cogidos por los hombros, y Dios le va diciendo: "A m¨ª me parece muy bien esas reformas que est¨¢s planteando, lo que no entiendo es por qu¨¦ tengo que ir yo de segundo".
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