Hacia el ¨²ltimo tri¨¢ngulo

Mariano Antol¨ªn Rato (Gij¨®n, 1943), traductor de los kerouac y dem¨¢s norteamericanos on the road, pertenece a la primera generaci¨®n de escritores espa?oles que se (des)hizo con rock, drogas y alcohol. No s¨¦ c¨®mo envejece Mariano Antol¨ªn Rato (MAR), pero s¨ª cabe afirmar, con esta novela y con alguna otra reciente que recuerdo -No se hable m¨¢s-, que est¨¢n envejeciendo muy bien sus libros. Lobo viejo es una en¨¦sima salida a la carretera de un viejo rockero de la pluma -con hash en la guantera- en busca, no es quijotismo, es tradici¨®n, de sus fantasmas, dispuesto a saldar cuentas con el pasado -escritor que no encuentra sosiego, rebeld¨ªa ante el inaplazable envejecer, acidez en la boca del est¨®mago por ese imposible dar marcha atr¨¢s-, y lo hace en un Ford Capri, renqueante como ¨¦l. El primer molino de viento: la joven Silvia Solis, inicial deslumbramiento, tanto que el lector lo da por hecho: una vuelta de tuerca m¨¢s al eterno conflicto entre la joven y el viejo, de tanta tradici¨®n -Lobo es un escritor que cree en ella-. Pero no, MAR ha tenido el acierto narrativo de hacer que esa joven se diluya en la neblina del relato para dejar que otros rostros -arrugados-, otros cuerpos -devastados-, otras vidas -arruinadas- sean los que salgan a su encuentro, a ese duelo desigual con el envejecer. Y mientras el lector, confiado, se distrae con Silvia -sus piernas- o con el joven profesor iconoclasta, se apoderan de la novela con una fuerza incre¨ªble Garc¨ªa el traductor y Mery Suard¨ªaz, una mujer que no quiere apearse, en marcha, de ning¨²n tren. MAR con los tres -incluido Lobo, un estupendo personaje- ha creado un muy hermoso tri¨¢ngulo de amor, de amistad y de aceptaci¨®n de que las arrugas, los deterioros f¨ªsicos, son piedras en el camino que nos llevan -a todos- al mismo sitio. MAR ha escrito una bell¨ªsima novela crepuscular donde suena, al fondo, Bob Dylan, un referente de su generaci¨®n, y Lobo se l¨ªa un canuto. -