Informaci¨®n contra tab¨²es
Los institutos del rural ampl¨ªan la formaci¨®n sexual de sus alumnos con talleres
"?Qu¨¦ es para vosotros la sexualidad?", pregunta Zoraida, formadora de la ONG Paz e Desenvolvemento. "Pues qu¨¦ va a ser, follar". Los 20 alumnos de 4?B de ESO del Instituto Terra do Xallas, en Santa Comba, rompen en carcajadas. A la formadora le molesta aunque no le suena a nuevo. Sabe que los tab¨²es son el enemigo que hay que eliminar, y que los roles preestablecidos y tan marcados no lo hacen f¨¢cil. Pero este es su trabajo. "El erotismo no tiene que ver con nada pornogr¨¢fico", aclara, "es conocer el cuerpo propio y los derechos sexuales. Es b¨¢sico".
El Terra do Xallas tiene 600 alumnos que cursan de 1? de ESO a 4? de Bachillerato. La mayor¨ªa de los chicos viven en poblaciones cercanas, en zonas del rural, y en muchas ocasiones tienen que lidiar con complejas situaciones familiares. La direcci¨®n del centro alerta sobre el poco espacio que se deja a la educaci¨®n sexual en las aulas. Muchos de los grupos, adem¨¢s, son especialmente complicados: falta de integraci¨®n, de autoestima e incluso, en alg¨²n caso, embarazos. Por eso, han decidido, por segundo a?o, servirse de la ayuda de esta ONG y as¨ª suplir las carencias que reconocen tienen los planes de estudio.
Los centros temen que la nueva Xunta invierta menos en educaci¨®n sexual
La ONG lleva dos a?os dando a conocer los derechos sexuales
Un total de 20 centros reciben hasta el 15 de mayo estos talleres. Educaci¨®n er¨®tica, autoestima e afectividade a¨²n viajar¨¢ a Melide, Cee, Val Mi?or, Bande, A Estrada, Ribadavia y A Guarda. Paz e Desenvolvemento lleva desde enero recorriendo el rural para explicar estos derechos a alumnos a los que, en muchos casos, nadie les informar¨¢ nada sobre er¨®tica. Hoy dos formadoras comienzan una jornada m¨¢s en Santa Comba; llevan una semana con exposiciones y did¨¢cticas en el vest¨ªbulo del centro y con jornadas pr¨¢cticas para los de 15 y 16 a?os. Para los directores de los centros, la sexualidad se reduce, en los libros, a saber c¨®mo funciona el aparato reproductor y "son muy necesarias estas clases".
La ONG tendr¨¢ por delante cuatro clases -una de ellas con un curr¨ªculo para chicos con problemas de adaptaci¨®n- en las que intentar¨¢n luchar contra la desigualdad y la desinformaci¨®n. Las paredes del aula est¨¢n cubiertas con cartulinas de Mafalda, en las que se describen los derechos sexuales y reproductivos. Hoy toca un instituto, pero sus talleres llegan tambi¨¦n (y especialmente) a mujeres adultas con falta de informaci¨®n sexual. "?Sab¨¦is lo que es el espacio vital?", pregunta Zoraida. La clase se mira y encoge los hombros. "Es respetar los l¨ªmites de la otra persona cuando est¨¢is juntos", responde ella resignada, pero sin dejar que se le note mucho.
Estos alumnos no son nuevos en cursos sobre educaci¨®n sexual. Recibieron el a?o pasado un taller de estructura paralela a ¨¦ste. Al claustro le preocupa, sobre todo, "que no se aumente la financiaci¨®n p¨²blica para cubrir la falta de informaci¨®n", confiesa Paulo Rendo, director del centro. "Meter esto en el curr¨ªculo", explica la subdirectora, Montse S¨¢nchez, "mejorar¨ªa la convivencia, las relaciones ser¨ªan m¨¢s sanas". "Los embarazos siguen produci¨¦ndose", cuentan. "Y el problema m¨¢s grave es la desigualdad, el machismo". Los alumnos comparten esta opini¨®n: "Mi padre dir¨ªa", cuenta una alumna, "?ay Dios m¨ªo, dos tortilleras!". Su compa?era a?ade: "Habr¨ªa que ense?ar a los viejos". Los profesores no disimulan su temor por que la Xunta entrante no dedique apenas presupuesto a la er¨®tica y la sexualidad. Para ellos, los planes de estudios son "academicistas", y los profesores deber¨ªan ser formados para ayudar a los alumnos. Envidian a otros pa¨ªses que forman en materia sexual "con naturalidad".
Una de las primeras actividades de los 50 minutos de sesi¨®n consiste en ejercicios de confianza. Han de colocarse alrededor de uno de los alumnos, en grupos de cuatro y tocar a su compa?ero. Pero la pr¨¢ctica acaba con los unos haci¨¦ndose cosquillas y los otros peg¨¢ndose de broma. "No siempre son poco receptivos", explica Zoraida, "pero los papeles est¨¢n tan marcados... El chico que va de guay que sale con la chica guapa, el que apenas habla, la empollona... Es dif¨ªcil dejar esto de lado y soltarse para participar en las clases sin el miedo al qu¨¦ dir¨¢n".
Seg¨²n la ONG, estos talleres son tan enriquecedores para los alumnos como para los formadores. "Muchas veces nos sorprende cu¨¢nto saben... Cuando se atreven a hablar, claro". Pero su principal pelea es con los clich¨¦s y con la desinformaci¨®n. "No es f¨¢cil encontrar una clase que no tenga tab¨²es y a la que no le cueste entrar en la din¨¢mica", explica la formadora. "Las chicas son m¨¢s abiertas que los chicos, pero siempre hay signos que muestran la desigualdad, como la masturbaci¨®n femenina". Zoraida lo pregunta en voz alta para demostrar que siempre se repite la historia: "?Las chicas os masturb¨¢is?". Ellos r¨ªen y ellas bajan la cabeza.
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