La cuesti¨®n turca
Barack Obama ha abierto la campa?a de las elecciones europeas. Durante su viaje oficial a Turqu¨ªa, el presidente estadounidense reafirm¨®, en efecto, la postura tradicional de su pa¨ªs en favor de la entrada de Ankara en la Uni¨®n Europea (UE). Nicolas Sarkozy le replic¨® inmediatamente que ¨¦ste es un asunto interno y ata?e a los 27 miembros de la Uni¨®n. El presidente franc¨¦s aprovech¨® para recordar que ¨¦l mismo se opone a tal iniciativa. Otros fueron m¨¢s all¨¢, como ciertos portavoces de la Uni¨®n Social Cristiana (CSU) b¨¢vara, que declararon que nada impide a Obama anunciar la adhesi¨®n de Turqu¨ªa como quincuag¨¦simo primer Estado de su pa¨ªs.
Como puede verse, Turqu¨ªa sigue suscitando reacciones apasionadas. Es cierto que, en este caso, se han visto avivadas por el contexto de la cumbre de la OTAN. En Estrasburgo, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se opuso a la nominaci¨®n del dan¨¦s Anders Fogh Rasmussen como secretario general de ese organismo. Rasmussen era, en efecto, primer ministro de su pa¨ªs cuando estall¨® el caso de las caricaturas del profeta Mahoma, que provoc¨® tumultos en numerosos pa¨ªses musulmanes y un amago de boicoteo contra Dinamarca. Fue necesaria la intervenci¨®n de Barack Obama para que Turqu¨ªa cediese y aceptara el nombramiento del nuevo secretario general, como los dem¨¢s pa¨ªses miembros de la OTAN, pero a cambio del apoyo estadounidense a su entrada en la UE.
Evidentemente, este ostensible regateo caus¨® muy mal efecto. As¨ª, en Francia, Bernard Kouchner, ministro de Asuntos Exteriores, que, lo mismo que toda la izquierda, hasta ese momento era favorable al ingreso de Turqu¨ªa, declar¨® su estupor ante la actitud de los dirigentes turcos y se aline¨® con Nicolas Sarkozy, partidario de una "cooperaci¨®n privilegiada", pero no de la plena adhesi¨®n. A decir verdad, a los dirigentes turcos, las palabras del presidente estadounidense en Turqu¨ªa han debido de sonarles a gloria, pues Barack Obama aprovech¨® para asegurar que Estados Unidos no est¨¢ en guerra con el mundo musulm¨¢n, sino que, por el contrario, deseaba establecer con los pa¨ªses que lo componen un clima de cooperaci¨®n y di¨¢logo a largo plazo. En este sentido, Obama ha roto abiertamente con el enfoque de su predecesor, George Bush, y se trata de una ruptura de alcance, pues incluye una oferta de di¨¢logo con Ir¨¢n y Siria.
En cambio, el apoyo estadounidense a la entrada en la UE es una posici¨®n constante y compartida por Reino Unido. Turqu¨ªa es una pieza clave en el juego de alianzas estadounidense, al tiempo que un elemento clave de la OTAN; hasta tal punto que es uno de los escasos miembros de esta organizaci¨®n que podr¨ªan reforzar su presencia en Afganist¨¢n. Pero la firmeza de la respuesta francesa y algunas reacciones alemanas han provocado inmediatamente cierta tensi¨®n entre las autoridades de Ankara. Abdul¨¢ G¨¹l, ayer ministro de Asuntos Exteriores, hoy presidente de Turqu¨ªa, ha rechazado las acusaciones de chantaje con ocasi¨®n de la designaci¨®n de Rasmussen. Tambi¨¦n ha recordado la posici¨®n y el papel de su pa¨ªs como puesto avanzado para la defensa de Europa durante la guerra fr¨ªa, e indicado claramente que las cr¨ªticas de las que est¨¢ siendo objeto Turqu¨ªa podr¨ªan llegar a deteriorar sus relaciones con los europeos. "Deber¨ªa haber alg¨²n gesto en nuestro favor y no por nuestra parte", se?al¨® con firmeza.
De hecho, hay que ver la cuesti¨®n turca bajo tres ¨¢ngulos. El primero, que deber¨ªa ser el m¨¢s importante, es la cuesti¨®n de fondo. ?Ser¨ªa conveniente que la UE integrase a Turqu¨ªa y tuviese, por tanto, una frontera com¨²n con Ir¨¢n, por ejemplo? ?O esa frontera debe detenerse, como ocurre hoy, a las puertas de Estambul? La opini¨®n p¨²blica europea est¨¢ dividida, y las amenazas que sobrevuelan, o podr¨ªan sobrevolar, la naturaleza laica del Estado turco constituyen un elemento de refuerzo del bando de los opositores a la entrada de Turqu¨ªa en la UE.
El segundo aspecto de la cuesti¨®n turca tiene que ver con la pol¨ªtica interna, sobre todo en Francia y Alemania. Desde este punto de vista, la perspectiva de las elecciones europeas vuelve a dar a Nicolas Sarkozy un argumento para agrupar a la derecha, teniendo en cuenta adem¨¢s que la idea de la integraci¨®n no es mayoritaria en Francia. Finalmente, el tercer aspecto remite a la relaci¨®n con EE UU. As¨ª, tanto para Nicolas Sarkozy como para aquellos que han denunciado la injerencia estadounidense, se trataba de desmentir las cr¨ªticas de alineamiento con Estados Unidos orquestadas por la izquierda y por ciertas corrientes en el momento en que, al reintegrarse en el mando integrado de la OTAN, Francia parec¨ªa pasar por el aro.
Traducci¨®n: Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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