Competencias en danza
El Gobierno debe realizar un esfuerzo extra que minimice los efectos del cambio de organigrama
La reciente crisis de gobierno no se ha limitado a una sustituci¨®n de titulares al frente de algunos ministerios, sino que ha comportado una remodelaci¨®n del organigrama del Ejecutivo y una danza de competencias entre unos departamentos y otros. El n¨²mero de las vicepresidencias se ha elevado a tres. M¨¢s all¨¢ de que existieran o no ¨¢reas sin cubrir desde el entorno institucional m¨¢s pr¨®ximo al presidente, la incorporaci¨®n de Manuel Chaves exig¨ªa preparar una pista de aterrizaje a la altura de las responsabilidades que ha desarrollado durante los ¨²ltimos a?os. Chaves abandon¨® el Gobierno central siendo ministro. No hubiera resultado razonable que dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, y despu¨¦s de haber ejercido la presidencia andaluza, regresara con el mismo rango.
Pero la introducci¨®n de un puesto espec¨ªfico para Chaves no ha sido la novedad m¨¢s llamativa. Tras las ¨²ltimas elecciones, Zapatero decidi¨® crear dos nuevos ministerios, el de Igualdad y el de Ciencia e Innovaci¨®n, que obligaron a recolocar las competencias de otros departamentos. ?se fue el caso de Universidades, una competencia desgajada del Ministerio de Educaci¨®n e incorporada, con toda l¨®gica, al de Ciencia e Innovaci¨®n. Para compensar a Educaci¨®n se le asign¨®, entonces, la competencia de las Pol¨ªticas Sociales, hasta ese momento dependiente de Trabajo. En la ¨²ltima remodelaci¨®n Educaci¨®n ha vuelto a perder las Pol¨ªticas Sociales, esta vez a favor del Ministerio de Sanidad. Y recupera Universidades. Un trasiego parecido ha experimentado la Secretar¨ªa de la Funci¨®n P¨²blica, procedente del antiguo Ministerio de Administraciones P¨²blicas y que ahora pasa al Ministerio de la Presidencia. Pero tal vez la trashumancia m¨¢s curiosa sea la de Deportes, que pas¨® de Cultura a Educaci¨®n y que ahora depender¨¢ directamente del jefe del Ejecutivo.
La crisis econ¨®mica hubiera exigido una austeridad que no se percibe en el nuevo organigrama, y cuya traducci¨®n m¨¢s visible hubiese sido una reducci¨®n del n¨²mero de ministerios: Vivienda era un candidato claro. Las estructuras de los Gobiernos necesitan de la mayor estabilidad posible, por encima de las necesidades puntuales de una remodelaci¨®n o las demandas del momento pol¨ªtico. Lo contrario dificulta la eficacia en la gesti¨®n del Ejecutivo en su conjunto, multiplicando los periodos de adaptaci¨®n entre un organigrama y otro y las fricciones entre departamentos, siempre en busca de ampliar, o cuando menos perfilar, sus campos de actuaci¨®n. El presidente ha reconocido ahora que fue un error agrupar Universidades y Ciencia hace un a?o. Nunca sabremos si fue un error o no: en ese espacio de tiempo, ni el equipo se consolid¨® ni el proyecto tuvo tiempo de arrancar. El nuevo Gobierno debe hacer ahora un esfuerzo extra que minimice los perjuicios colaterales que siempre conlleva un cambio de organigrama: la crisis no deja margen ninguno para la menor batalla competencial entre ministros.
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