Fernando Vicente, un ilustrador de caballete
El C¨ªrculo de Bellas Artes expone hasta el 24 de abril la obra gr¨¢fica del portadista y dibujante madrile?o
Uno de los rostros m¨¢s amables de la caricatura y el portadismo de libros en Espa?a se muestra al p¨²blico en la sala Antonio Palacios del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, que cuelga en sus muros algunas de las mejores obras del ilustrador Fernando Vicente (Madrid, 1963). Recorrer la sala, donde se exhiben 80 dibujos suyos sobre papel o acr¨ªlico, en blanco y negro o color, produce la satisfacci¨®n que acostumbra generar la contemplaci¨®n de brillantes manifestaciones del ingenio, a tenor de tantas sonrisas c¨®mplices o tan reflexivos silencios como los que los visitantes de la exposici¨®n mostraban ayer, d¨ªa de la inauguraci¨®n.
Y ello porque los trazos de Fernando Vicente filtran una mirada serena sobre sus personajes o situaciones, pertenecientes en su mayor¨ªa al ¨¢mbito de la literatura, a los cuales ¨¦l accede desde un dominio amplio de la figura humana, como se muestra en una tr¨ªada de anatom¨ªas femeninas tratadas al modo acad¨¦mico y que rezuman maestr¨ªa dimensional, gracia y armon¨ªa.
El artista considera a Tullio Pericoli y a Loredano como sus maestros
Tiene tres premios Award of Excellence de la Society for News Design
Con esa desenvoltura en el tratamiento del cuerpo humano todo indica que ha de ser menos complejo sintetizar en un gesto, una posse o un trazo la entidad o la cualidad visualmente primordiales de una persona, tal cual Vicente hace con soltura semanal, desde hace 10 a?os, en las p¨¢ginas de Babelia, el suplemento literario de EL PA?S. Por ello ha sido distinguido con tres galardones Award of Excellence de la Society for News Design.
Fernando Vicente es un autor autodidacta, que comenz¨® a dibujar en torno a 1980 en publicaciones dedicadas al c¨®mic. Recuerda con especial afecto la revista Madriz, editada por el Ayuntamiento madrile?o durante el mandato de Enrique Tierno Galv¨¢n.
A medida que el g¨¦nero c¨®mic perdi¨® empuje en el cr¨¦dito visual de los lectores, la obra gr¨¢fica de Fernando Vicente se decant¨® poco a poco hacia el portadismo, en editoriales como Alfaguara, Espasa Calpe y S¨ªntesis, o bien hacia caricaturas y retratos en revistas como Gentleman o Cosmopolitan, y la ilustraci¨®n de ambientes y tipos literarios. Admite influencias como las del italiano Tullio Pericoli o la del brasile?o Loredano, compa?ero suyo en las lides ilustradoras de EL PA?S, a quienes considera "verdaderos maestros" de un g¨¦nero tan trepidante como retador, en el que ¨¦l oficia profesionalmente con una particularidad t¨¦cnica de significativo alcance: "Todas mis ilustraciones las hago sobre el caballete", reconoce. Procede como los pintores plenairistas, aunque lo hace con un canon urbano desde su estudio en un ¨¢tico de la avenida del Doctor Esquerdo, junto a Pac¨ªfico. Y quiz¨¢ esa serenidad que el soporte de madera procura al autor contribuya a aplomar sus trazos en perfiles suaves y m¨ªmesis figurativas cuya asombrosa semejanza reverbera en la retina de quien la contempla y genera en el veedor un nexo muelle de v¨¦rtigo ligero y de concavidad c¨®mplice con el mirar hondo, a veces inveros¨ªmil, de los caricaturistas. Poco amigo de innovaciones diferentes de las que implican las mixturas estil¨ªsticas a las que acostumbra recurrir, Fernando Vicente define su propia obra como la de "un ilustrador figurativo, influenciado en ocasiones por el mundo on¨ªrico". Precisando m¨¢s, asegura: "Pretendo que mis dibujos se conviertan en met¨¢foras visuales". El resultado es un dibujo grato, compensado entre el respeto por la forma y el ingenio caricaturizador, sazonado siempre por la b¨²squeda de un instante repleto de significatividad que invite a la sorpresa o al afecto.
As¨ª, la geometr¨ªa facial de Samuel Beckett, el perfil de tribuno romano de Juan Goytisolo -desdoblado por Fernando Vicente con un monje de perfil luterano que resulta ser san Juan de la Cruz- o los estrabismos de los argentinos Julio Cort¨¢zar y Jorge Luis Borges son sabiamente transformados en efigies gratificantes que aligeran el plomo de las p¨¢ginas literarias de las que semanalmente brotan.
Si sus portadas acusan influencias del cartelismo cinematogr¨¢fico, las caricaturas de Fernando Vicente hacen aflorar algunos invariantes: desde chispazos picassianos -como la descomposici¨®n facial en planos que especializa cada ojo-, hasta las actitudes galantes en las cuales sus personajes acostumbran comparecer con un cigarrillo en la mano. Ni siquiera la caricatura de G¨¹nter Grass -cuya sombra perfila la silueta de un agente de las SS hitlerianas- franquea la frontera que limita con la hostilidad, impregnado por una bonhom¨ªa semejante, quiz¨¢s, a la que Norman Rockwell sol¨ªa esparcir en sus obras.
Fernando Vicente. Literatura ilustrada. Hasta el 24 de abril. De martes a s¨¢bados, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00. Domingos de 10.00 a 14.00. Alcal¨¢, 44
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