"Tengo residencia pero no trabajo"
El tallista Magiaru Mircea vuelve desilusionado a Rumania
En la confluencia de la calle de Alcal¨¢ con Conde de Pe?alver, frente a una conocida tienda de bolsos en la que hay cuatro dependientes esperando porque no entra nadie a comprar, Magiaru Mircea trabaja a diario desde hace a?os. Sentado en una peque?a caja, apoya sus maderas, sus tallas, en un ¨¢rbol y con cincel y martillo va modelando, creando relieves de paisajes campesinos, de una imaginer¨ªa popular donde uno intuye el simbolismo muralista de otras ¨¦pocas. Ha trabajado en esta calle y tambi¨¦n en la Puerta del Sol, "aunque all¨ª se gana mucho menos que ac¨¢", explica en un castellano lleno de italianismos y giros extra?os que denotan una persona inteligente que va doblegando al idioma para hacerse entender con precisi¨®n.
"Trabajo la primavera porque a m¨ª me gusta la prosperidad"
"Quiero darle un cuadro a Obama. ?l puede poner la paz y parar las guerras"
Pregunta. ?De d¨®nde es?
Respuesta. De un pueblo a 120 kil¨®metros de Bucarest. Dej¨¦ Rumania porque no hab¨ªa trabajo. Pero me voy para casa. No tengo ning¨²n futuro aqu¨ª. Tampoco digo que lleve mucho tiempo, llegu¨¦ hace siete a?os. Hasta el a?o pasado no me dieron la residencia; es ahora, este a?o, cuando tengo derecho a trabajar. Tengo residencia pero no tengo trabajo. Me vuelvo a casa con menos de 600 euros.
P. ?En estos siete a?os en qu¨¦ ha trabajado?
R. De esto, trabajando la madera. Antes en mi pa¨ªs durante toda la vida trabaj¨¦ en la construcci¨®n, hasta la ca¨ªda de Ceasescu en 1990. A partir de ah¨ª, no hubo trabajo. Traje a mi familia, con mucha esperanza, con muchas ilusiones. Mi esposa volvi¨® a Rumania por problemas de salud. Y aqu¨ª tengo a tres hijos y ninguno encuentra trabajo. Intent¨¦ todo cuando llegu¨¦, desde la construcci¨®n a la limpieza, pero nunca me dieron nada. Es normal, tengo 61 a?os y es muy dif¨ªcil. Lo peor que me ha pasado en Espa?a no ha sido la gente, la gente es buena, sino las desilusiones... Es muy doloroso.
P. ?Siempre ha trabajado la madera?
R. Me gusta la escultura m¨¢s que la pintura. Son cosas que me imagino, cosas con vida, de todos los d¨ªas. ?sta, por ejemplo [dice se?alando una talla], es una primavera en Rumania. Me imagino que en la iglesia que se ve al fondo viven dos cig¨¹e?as que llegan en primavera buscando el calor. Luego pongo una imagen de familia; si te fijas en la flor que sujetan estos dos j¨®venes ver¨¢s que en el centro se ve la cabeza de un peque?o... Hay una familia. Ah¨ª est¨¢ la cosa, tengo imaginaci¨®n, yo trabajo con un c¨®digo, trabajo s¨ªmbolos. Y trabajo la primavera porque a m¨ª me gusta la prosperidad, me gusta que haya un futuro. Tengo muchos trabajos que no est¨¢n aqu¨ª que versan sobre el tema de la paz.
P. ?Cu¨¢ndo se dio cuenta de su capacidad y empez¨® a trabajarla?
R. Empec¨¦ dibujando, copiando cosas. Luego comenc¨¦ a modelar, me pas¨¦ a?os aprendiendo a modelar solo, sin ir a ninguna escuela. En Rumania gan¨¦ tres premios, uno muy importante con 23 a?os. Y nadie me ayud¨® ni me ech¨® una mano. Tan s¨®lo me dec¨ªan que muy bien y que siguiese perseverando. Soy gitano, z¨ªngaro, y ahora en Rumania, donde hice la mili, dicen que no soy de all¨¢, que no tengo nacionalidad.
Una se?ora se detiene e intenta convencer a Mircea para que le haga un marco: "Es que me regalaron un calendario de la Virgen muy bonito y quer¨ªa enmarcarlo", dice. Al final comprende que no puede ser, que en unos d¨ªas se marcha y el encargo no es posible. Mircea parece emocionarse, como si se estuviese despidiendo, y le dice cosas como: "Estoy agradecido, Dios es grande y yo no soy nada, y me ayuda a sobrevivir. Estoy agradecido". La se?ora se va.
P. ?Est¨¢ emocionado?
R. No, no lo estoy, pero... Toda la vida con esperanza, desde peque?o con esperanza, trabajando desde los 12 a?os, trabajando para dar de comer a las hermanas y a mis padres que estaban enfermos. Luego la propia familia, las esperanzas y otra vez trabajo y pobreza.
P. ?Es religioso?
R. Un poco, tengo miedo de Dios.
Un joven para y lo llama por su nombre, le dice que alrededor de las seis volver¨¢ a buscarlo. "Es un buen chico. Me va ayudar a ir a la Embajada de Estados Unidos esta tarde, porque yo con el lenguaje no me domino", explica Mircea.
P. ?Para qu¨¦ va a la embajada?
R. Quiero darle un cuadro a Obama. Es un mensaje de paz. Obama puede poner la paz, puede parar las guerras. El dinero estropea todo. Por eso se lo quiero dar, para que se acuerde. En este mundo podemos vivir todos, hasta la hormiga.
Mircea muestra el cuadro que ha creado para Obama: "Aqu¨ª puedes ver a Obama que est¨¢ parando con la mano un misil que adem¨¢s es un pan. A m¨ª me da igual ser pobre, lo que me interesa es poder dejar algo para ayudar. Desde peque?o, con Vietnam, hasta ahora he visto todo el rato guerras. Todo el tiempo vi caer bombas. No me gusta. Por eso, por encima de la bomba, he puesto una constelaci¨®n de gente, el pueblo por encima de las guerras. Trabajo y pan".
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