Regreso a la Villa de Popea
En Pompeya, Herculano y Oplontis, la afici¨®n por la arqueolog¨ªa alcanza cotas vibrantes
En la visita a los centros arqueol¨®gicos de todo el mundo, la seguridad impone su ley, y por eso sucede con frecuencia que de una visita a otra el viajero tropiece con la prohibici¨®n de acceder a aquello que pudo contemplar en el pasado. Por fortuna, hay excepciones. As¨ª, en los a?os noventa, un sistema de mantenimiento de temperatura y acristalamiento hizo posible una ampliaci¨®n sustancial del n¨²mero de tumbas etruscas decoradas con pinturas que era posible visitar en Tarquinia, a 100 kil¨®metros de Roma, lugar inolvidable que suele quedar al margen de los circuitos tur¨ªsticos. Precisamente el ¨²ltimo verano han sido abiertas al p¨²blico algunas de las m¨¢s bellas, la del Bar¨®n, la de los Toros y la de los Augures, mientras en la cercana localidad de Tuscania fue inaugurado un precioso museo etrusco.
Ahora les llega el turno a Pompeya y a Herculano, las dos ciudades sepultadas por la erupci¨®n del Vesubio en el a?o 79, y a las cuales se suele asociar por ello en exceso, ya que, si bien los efectos mort¨ªferos de la erupci¨®n debieron ser similares en ambas, el hecho de que en la primera fuera la lluvia de lapilli y en la segunda el fango ardiente lo que sepult¨® la ciudad ha producido dos tipos distintos de preservaci¨®n de las construcciones, de la decoraci¨®n e incluso de los documentos: as¨ª, los famosos papiros de la villa del mismo nombre en Herculano, que nunca hubieran podido sobrevivir en Pompeya.
Tanto Pompeya como Herculano ofrecen hoy alicientes para ser nuevamente visitadas, tras el tiempo de l¨®gicas restricciones que sigui¨® al caos por m¨ª vivido en mi primera visita hace 30 a?os, cuando hab¨ªa que ir cargado de monedas de 100 liras para darlas de tres en tres a los guardianes de cada casa. Para la mejora han confluido razones exclusivamente t¨¦cnicas, tales como las restauraciones, que quiz¨¢ dentro de un a?o propiciar¨¢n la reapertura de la Casa de los Vecios y, aun antes, la de las Casas de las Escenas Teatrales, del Moralista, de Trebio Valente, de Ifigenia y de Obelio Firmo, y una reordenaci¨®n administrativa gracias a la cual, con el nombramiento de un superintendente, se ha roto el aislamiento del prefecto arque¨®logo, que carec¨ªa de competencia para cuestiones administrativas y de organizaci¨®n de recursos. As¨ª, seg¨²n nos explicaban en la direcci¨®n de las excavaciones, se ha logrado tanto recuperar para la custodia a personal antes in¨²til como regularizar el servicio de gu¨ªas, abastecer con agua potable las antiguas fuentes, preparar las reaperturas e incluso resolver por intervenci¨®n policial la anomal¨ªa en la gesti¨®n del restaurante, ahora cerrado.
A pesar de las evidentes mejoras, no todo est¨¢ resuelto, y bastan para comprobarlo las opiniones de visitantes que registraba el diario La Repubblica. Basta tambi¨¦n una visita a la magn¨ªfica Villa de los Misterios, donde la sala del culto dionisiaco -que me perdone Paul Veyne- est¨¢ en la penumbra y sin vigilancia. Pero de lo que puede ser el futuro da idea la visita de la ahora reencontrada Casa de Menandro, objeto de una restauraci¨®n admirable. Al lado de la Casa de los Amorcillos Dorados y de las Termas Suburbanas, famosas por las vi?etas er¨®ticas del vestuario, la Casa de Menandro, as¨ª llamada por el retrato del poeta, destaca en el quinteto de lugares que ahora por fin pueden ser admirados, si bien para evitar una afluencia masiva resulta preciso obtener el acceso por Internet (en www.arethusa.net). Los otros dos componentes de esta lista son las casas del Ara M¨¢xima y del Pr¨ªncipe de N¨¢poles.
Sin restricciones
Otros ocho edificios se encuentran ahora abiertos sin restricci¨®n: las casas de Meleagro, de Apolo, de los Mosaicos Geom¨¦tricos, de Salustio, del Larario de Aquiles, de Diomedes, del Jard¨ªn de H¨¦rcules y del Cirujano. Son de inter¨¦s desigual y entre ellas destacan sin duda dos muy cercanas, la de Apolo y la de Meleagro. Esta ¨²ltima, por su estructura arquitect¨®nica, ya que sus mejores elementos decorativos se encuentran en el Museo de N¨¢poles. La de Apolo, con el original cuadro de mosaico que representa el encuentro de Aquiles y Ulises y, sobre todo, las escenas de bacanal y las de Apolo-juez en el espacio interior situado en el fondo del jard¨ªn.
En Herculano, el gran d¨ªa a¨²n no ha llegado, a pesar de que en enero se anunciaba la apertura para marzo (seis a?os despu¨¦s de que tuviera lugar una primera apertura temporal al p¨²blico, s¨¢bados y domingos) de la parte excavada de la grandiosa Villa de los Papiros, propiedad del suegro de C¨¦sar, situada 30 metros bajo la ciudad moderna, que ya supusiera el aldabonazo de la primera fase de las excavaciones, bajo Carlos III, al ser descubierta en 1750. Fue entonces juzgada "el mayor acontecimiento del siglo en cuanto a cultura human¨ªstica". Cerrada la primera fase de trabajos en 1765, desarroll¨¢ndose la segunda entre 1985 y 1995, en parte reabriendo y profundizando los t¨²neles del siglo XVIII, y sobre todo, al desenterrar salas, una natatio (piscina) de agua caliente con un ninfeo, el atrio y una terraza rodeada de columnas, pinturas murales y estatuas.
Una tercera fase de excavaciones a cielo abierto tuvo lugar entre 1996 y 1998, y se suceden las peticiones de estudiosos para ampliarlas en lo que sigue bajo el fango y la lava de la erupci¨®n. De la magnificencia de los hallazgos, obtenidos sobre todo en la primera fase, dio idea la exposici¨®n Herculano, tres siglos de descubrimientos, en el Museo Arqueol¨®gico de N¨¢poles (y cuya ocupaci¨®n del espacio dar¨¢ lugar, esperemos, a una reordenaci¨®n m¨¢s satisfactoria de los fondos pict¨®ricos procedentes de Pompeya). La villa proporcion¨® un fondo de casi un centenar de magn¨ªficas esculturas en bronce y m¨¢rmol; entre ellas, la impresionante de Los corredores, con un grupo de pinturas de denominador com¨²n filohel¨¦nico y en buena parte elaboradas entre fines del siglo I antes de Cristo y el tiempo de Augusto. Cuando por fin se reabra, cabe augurar una limitaci¨®n de visitas al fin de semana con compra anticipada en www.arethusa.net.
Entretanto, vale la pena detenerse en la estaci¨®n de Torre Annunziata del ferrocarril circunvesubiano y admirar la cercana Villa de Popea en Oplontis, recuperada hace pocas d¨¦cadas y, por fortuna, menos cargada de turistas (visita de 8.30 a 18.00). A la supervivencia de buena parte de la estructura original se suma la de sus pinturas, extraordinariamente refinadas, que siguen ah¨ª en los muros a diferencia de lo ocurrido con Stabia y tantas casas pompeyanas, hoy en el Arqueol¨®gico de N¨¢poles. Desde este punto de vista, la Villa de los Papiros no podr¨¢ igualarla.
? Antonio Elorza es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Complutense de Madrid.
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Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Iberia (902 400 500; www.iberia.com). Ida y vuelta en vuelo directo de Barcelona y Madrid a N¨¢poles, a partir de 109,09 y 255,09 euros, respectivamente.
? Clickair (www.clickair.es; 902 254 252). De Barcelona a N¨¢poles, sin escala, a partir de 85 euros.
? Vueling (www.vueling.com). Ida y vuelta directo de Madrid a N¨¢poles, sin escala, desde 126 euros.
Informaci¨®n
? Turismo de N¨¢poles (www.inaples.it; 0039 081 40 23 94).
? Oficina de Turismo de la Regi¨®n de Campania (www.turismoregionecampania.it).
? Informaci¨®n sobre las visitas de sitios arqueol¨®gicos de Pompeya y N¨¢poles: www.pompeiisites.org. La entrada de un d¨ªa cuesta 11 euros; billete conjunto v¨¢lido durante tres d¨ªas para visitar Herculano, Pompeya, Oplontis, Stabiae y Boscoreale, 20 euros.
? www.comune.napoli.it
? Turismo de Italia en Espa?a (www.enit.it; 915 67 06 70).
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