Los gestos del nuevo arzobispo
Osoro combina un discurso ortodoxo con gui?os al valenciano y un abrazo a Sanus
En la Iglesia, los gestos son, a menudo, tan importantes como las palabras. Y ayer Carlos Osoro (1945, Casta?eda, Cantabria), combin¨® en su estreno al frente del arzobispado de Valencia un discurso cargado de mensajes previsibles con dos gestos que suponen una clara ruptura con el pasado m¨¢s inmediato.
Las palabras eran las esperadas. Uno de los principales caballos de batalla de la Conferencia Espiscopal Espa?ola (CEE) es la defensa de la familia y Osoro sigui¨® el gui¨®n sin desviarse un mil¨ªmetro en la homil¨ªa que pronunci¨® en la misa de toma de posesi¨®n celebrada ayer. "Las familias cristianas se ven muy amenazadas", coment¨®, "la Iglesia debe poner todos los medios a su alcance para ayudar a las familias, que constituyen la c¨¦lula fundamental de toda sociedad sana". Tambi¨¦n aludi¨® al divorcio, que obedece a la "dureza de coraz¨®n" y present¨® a la oraci¨®n como su ant¨ªdoto. No falt¨® una alusi¨®n indirecta al aborto -"en el origen de todo ser humano est¨¢ presente Dios creador"- e incluso a los "m¨¢rtires del siglo XX de Valencia", en alusi¨®n a los religiosos asesinados en la Guerra Civil.
"Las familias cristianas se ven muy amenazadas", coment¨® Osoro
Nada fuera de lo previsible. Y menos a¨²n tendiendo en cuenta que en la ceremonia fue concelebrada por 63 obispos, arzobispos y cardenales y m¨¢s de 400 sacerdotes, entre los que se contaba el nuncio del Papa en Espa?a, Manuel Monteiro, y el prefecto de la Congregaci¨®n para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano, Antonio Ca?izares. Sin olvidar al predecesor de Osoro, el cardenal Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, o el gran valedor del actual arzobispo de Valencia, el cardenal arzobispo de Madrid, presidente de la CEE y representante de su sector m¨¢s duro, Antonio Mar¨ªa Rouco Varela.
Sin embargo, entre todo este discurso previsible, y algunos mensajes m¨¢s en los que pidi¨® la colaboraci¨®n de sacerdotes, seminaristas y laicos, Osoro tuvo dos gui?os que marcaron importantes diferencias con su antecesor.
Uno fue la importancia que le dio al valenciano. Frente a Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, que apenas lo usaba en f¨®rmulas protocolarias, Osoro pronunci¨® buena parte de la homil¨ªa en un notable valenciano demostrando que aquello de que est¨¢ aprendiendo la lengua va m¨¢s all¨¢ de lo folcl¨®rico. "Vull que les meues primeres paraules com a pastor vostre arriben als vostres o?ts en la llengua que molts de vosaltres haveu escoltat als bra?os de les vostres mares", dijo.
Es cierto que Garc¨ªa-Gasco anunci¨® al llegar a Valencia en 1992 su ¨¢nimo de "llegar a hacer suya" esta lengua. Pero tambi¨¦n es verdad que no prest¨® el m¨ªnimo inter¨¦s al uso del valenciano en la liturgia y pocos recuerdan que salieran de sus labios m¨¢s all¨¢ de frases sueltas.
M¨¢s relevante fue quiz¨¢s el otro gran gesto de ayer de Osoro: su encuentro con el obispo em¨¦rito Rafael Sanus, a quien Garc¨ªa-Gasco conden¨® al ostracismo. Una vez terminada la ceremonia, en un lugar cercano al altar de la catedral y de forma muy visible, Osoro se fundi¨® en un emotivo abrazo con el que fuera obispo auxiliar de Valencia.
Sanus no es cualquiera en el escenario de la Iglesia valenciana. Sin ser ning¨²n radical, las discrepancias con el extremadamente conservador Garc¨ªa-Gasco, a quien acus¨® de marginarle y de carecer de "m¨¢s m¨ªnimo sentido de la colegialidad" le llevaron en 2000 a presentar su dimisi¨®n como obispo, diez a?os antes de lo que le correspond¨ªa por edad. En represalia, fue expulsado del Colegio del Corpus Christi, donde vivi¨® 24 a?os y le fue prohibido confirmar.
De talante humanista y con una buena formaci¨®n intelectual, es un hombre que siempre ha estado cercano a los problemas del clero y se ha mantenido pr¨®ximo a los sacerdotes y p¨¢rrocos, muchos de los cuales se han sentido maltratados en la etapa de Garc¨ªa-Gasco y se identificaron con su figura.
Quiz¨¢s estos dos gestos sean muestras de buenas intenciones de reci¨¦n llegado que se diluyan con el tiempo, como la promesa de Garc¨ªa-Gasco con el valenciano. O quiz¨¢s no, y se trate -sin descuidar nunca la ortodoxia- de los primeros pasos de un acercamiento a los sectores m¨¢s descuidados por el anterior arzobispo. S¨®lo hay que dejar pasar el tiempo para comprobarlo.
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