La rebelde sin causa

La Asamblea de Madrid es un desierto. Por eso se mont¨® el otro d¨ªa en el Parlamento regional el espect¨¢culo protagonizado por una botella y por esa temeraria gran actriz que es la presidenta de la Comunidad. Sus se?or¨ªas tienen sed, cosa l¨®gica en un p¨¢ramo donde los oasis son espejismo. Hasta hace poco dispon¨ªan de una botella de agua en su esca?o. Pero son torpes, derraman l¨ªquido y ponen patas arriba la megafon¨ªa. Por eso prohibieron el agua en los esca?os, cosa fatal en un desierto.

No contaban con Esperanza Aguirre, que necesita el agua m¨¢s que una sirena. Aguirre lleg¨®, vio, fingi¨® tener sed, pidi¨® agua, no se la dieron, se levant¨®, sali¨® dejando a todos pasmados, volvi¨® de inmediato, botella en mano, y todo fue clamor. Parec¨ªa que tanto la botella como la presidenta recib¨ªan encantadas los v¨ªtores y denuestos.

Esperanza triunf¨®. Al d¨ªa siguiente, cada diputado ten¨ªa su botella a mano. Como seguir¨¢ jodi¨¦ndose la megafon¨ªa, acabar¨¢n dotando de un meg¨¢fono a cada parlamentario. Votaciones a mano alzada son dislate. Algunos levantar¨ªan el pu?o, otros saludar¨ªan en plan semifascista, otros pondr¨ªan el cazo.

Esta mujer es milagrosa: sali¨® ilesa de un accidente a¨¦reo, de un atentado en Bombay y del ¨²ltimo terremoto de Italia. Es rebelde: contra el Gobierno, contra su partido, contra su Parlamento. ?Sin causa? Alguna causa debe tener cuando da subvenciones a quien se las da. Poca sed tendr¨¢ cuando privatiza el Canal de Isabel II.