M¨¢s goles que el 'dream team'

Guardiola dej¨® en el banquillo a Messi y el aficionado, que casi llen¨® el Camp Nou, no se inmut¨® aunque La Pulga llevara cuatro partidos consecutivos como titular. No pareci¨® afectar al equipo, que en su sublimaci¨®n encontr¨® recursos para seguir ganando. Si no estaba Messi, estaba Iniesta. As¨ª que un gol y dos pases suyos aniquilaron al Sevilla. Nadie se extra?¨® de ver a Iniesta en la banda derecha, ni siquiera ¨¦l. Dispuesto a dejar claro que es el mejor, el Bar?a compite contra s¨ª mismo, tratando de descontar partidos en forma de victoria sin repetir alineaciones ni a?orar a nadie.

El Bar?a tard¨® un minuto en pisar el ¨¢rea rival y menos de tres en marcar el primer gol. Iniesta tiene el campo tan medido que se conoce de memoria el camino al ¨¢rea partiendo desde la banda izquierda y cuenta los pasos que le llevan desde la derecha al balc¨®n. Ser¨¢ porque recuerda que Frank Rijkaard le hizo un sitio en el equipo hace seis a?os reemplazando a Giuly en los minutos basura.

Enorme, el 8 apareci¨® como un pu?al para rematar a puerta o repartir caramelos. Y a Messi se le vio disfrutar en el banquillo tanto como a los 76.386 espectadores que ocuparon las gradas. A la chepa de Iniesta, el Bar?a sum¨® su gol n¨²mero 92 y super¨® el r¨¦cord, los 91 que marc¨® en 38 jornadas el dream team en el curso 1993-1994.