"Tras llegar al Polo Sur a base de omega 3, ?esto es gloria!"
La primera mujer que coron¨® el Everest sin ayuda de ox¨ªgeno (1999) elige almorzar en el mes¨®n Coto da ?guila, en montes que pertenecen ya a Redondela, y la cita, desde Vigo, cobra rango de expedici¨®n. "As¨ª podemos charlar tranquilos", justifica Chus Lago, exaltando a la vez la empanada de grelos con chorizo de la carta. Est¨¢ hambrienta y tiene ganas de admirar el espl¨¦ndido paisaje, con la r¨ªa abajo. Pero el Coto da ?guila est¨¢ cerrado. "?Qu¨¦ papel¨®n! ?Lo vas a contar?". Entonces la alpinista propone reconducir los jugos que anticipaba la empanada hacia una brocheta en La Trucha, que tambi¨¦n hace buen cuerpo en el est¨®mago vac¨ªo aunque haya que zambullirse de nuevo en la ciudad-trinchera que estos d¨ªas aparenta Vigo, con decenas de calles levantadas por obras. En un rinc¨®n amable del restaurante empieza a evocar otros caminos m¨¢s arduos.
La ¨²ltima gran gesta de la alpinista: 1.130 kil¨®metros a pie en solitario
Anima a pedir una botella de buen ribeiro: "Yo te ayudo". Y, antes de que llegue el salpic¨®n, ya est¨¢ esculpiendo en el aire, con ayuda de los salientes de la pared, formas concretas del Himalaya, el Everest o el Pobeda, que son hitos de su ¨¦pica personal. Alguno tiene tintes tr¨¢gicos que, sin embargo, nunca la desanimaron de continuar escalando esas y otras cimas del mundo. Tiene 44 a?os y apenas dedic¨® tiempo a otra cosa. "Empec¨¦ siendo ni?a y, sin propon¨¦rmelo, mi vida ha sido una sucesi¨®n de retos: ahora este monte, luego aquel otro...". ?Y cuando conquistas la cumbre? "Alegr¨ªa y tristeza a la vez. Y a¨²n hay que reunir fuerzas para bajar".
Para cuando llegan las brochetas, que son la especialidad de la casa, Chus Lago ya ha cargado el ambiente con secuencias de un pundonor que roza lo atroz y atora el apetito, pese a la calidad marina que las brochetas ensartan. "?Te cuento o no te cuento?". Tambi¨¦n ella, por contar, apenas come.
Volvi¨® del Polo Sur hace un par de meses, despu¨¦s de arrastrar en solitario, sobre 1.130 kil¨®metros de nada helada, un trineo con 113 kilos de impedimenta. Sufri¨® tres ataques de ansiedad: "Inventaba historias positivas para luchar contra ella; si eran negativas, tropezaba y me ca¨ªa. Nunca hab¨ªa tomado Trankimazin, prob¨¦ un d¨ªa y ?nunca m¨¢s! ?Me quedaba dormida caminando!". Tampoco pod¨ªa saciar el hambre, que intentaba aplacar en intervalos de una hora, durante las 10 o 15 diarias de caminata, con una insulsa dieta de ¨¢cidos grasos omega 3. "Esto es gloria", dice metiendo el cuchillo en la brocheta.
La ventisca le obligaba a montar la tienda a cuerpo tendido sobre ella, se le llev¨® enseres y le desgarr¨® ropas y equipaje -"menos los paneles solares, lo que m¨¢s defend¨ª: para calentar el agua de las infusiones y recargar el tel¨¦fono"- hasta acabar con el equipo desvencijado, y ella como n¨¢ufrago desnutrido. Sobrevivi¨® a un hurac¨¢n, pero su peor recuerdo es para el white-out, "una niebla que no te deja ver d¨®nde pisas, ni siquiera ves que avanzas". El 30 de abril, un documental de Canal + expondr¨¢ su aventura.
Con el postre, compartido, y los caf¨¦s, la pol¨ªtica: dos a?os de concejal de Medio Ambiente en Vigo. "Ten¨ªa otra opini¨®n m¨¢s cr¨ªtica, no es lo que supon¨ªa. Hay mucha gente, y no s¨®lo en mi grupo, con ganas de resolver las cosas, y eso es estimulante".
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