M¨¢s all¨¢ de Murakami
Gracias al esfuerzo editorial del ¨²ltimo a?o, el lector interesado en la literatura japonesa ha experimentado con alivio que hay vida m¨¢s all¨¢ de Murakami.
Out, de Natsuo Kirino, publicada por Planeta a principios del a?o pasado, demostr¨® que la novela negra japonesa existe y que ha servido para sustituir la antigua katana ensangrentada. Kirino nos llen¨® de sangre, v¨ªsceras y "feminismo-Tarantino", y nos alej¨® de esa otra literatura de ¨¦xito en Jap¨®n, la literatura para m¨®vil y adolescentes, como el dulz¨®n y cursi Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama (Alfaguara). Un grito... nos cuenta la inevitablemente inconclusa relaci¨®n de dos j¨®venes almibaradamente enamorados y jap¨®nicamente correctos, plena de ocasiones perdidas y amores imposibles por muerte de la novia a causa de una enfermedad l¨¢nguida y, obviamente, incurable. Esta obra no s¨®lo ha sido un ¨¦xito de ventas en Jap¨®n sino que ha producido rentables y abundantes secuelas en diversos formatos (una pel¨ªcula Gritando amor desde el centro del mundo, de donde toma el libro la foto de portada; una serie de 11 episodios, Sekai no chuushin de, ai wo sakebu) y una pl¨¦yade de seguidores en el mundo manga, que cuenta tambi¨¦n con su adaptaci¨®n. Contundente demostraci¨®n, en fin, de que lo cursi no es patrimonio del mundo occidental.
'Botchan', de Natsume Soseki, obra muy le¨ªda en su pa¨ªs, nos promete sonrisas sin fin
Si uno a¨²n no ha superado su etapa zen, la muerte y la nada sartriana en clave budista nos espera de manera permanente y obsesiva en el El buda blanco de Hitonari Tsuji. Esta novela, basada en la historia del abuelo del autor, aunque fue publicada en Jap¨®n en 1997, y premiada en 1999 en Francia (Prix Femina en la categor¨ªa ¨¦tranger, que no la principal como parece indicar la solapa del libro), ha sido recientemente traducida desde ese idioma al castellano por Alianza. Tras un comienzo prometedor en forma de crueldad infantil tan Mishima como japonesa, este libro, no apto para bolsos, nos desgrana la historia de Minoru y de su isla natal, Ono, desde principios del XX hasta los a?os de la recuperaci¨®n pos Segunda Guerra Mundial. Es la historia del Jap¨®n rural, del culto a los antepasados, de la revoluci¨®n industrial de un fabricante de katanas pero, sobre todo, de la preocupaci¨®n por la muerte y la posteridad, del recuerdo en los otros como modo de eternidad. Demasiado abundante en las mismas preguntas metaf¨ªsicas, ¨¦ste es un buen ejemplo de la necesidad editorial de encontrar nuevos textos japoneses para un mercado con creciente demanda, aunque no sean novedosos y hayan resistido mal su tono new age. Tsuji reside en Par¨ªs desde hace seis a?os donde ya se ha traducido su ¨²ltima obra, Pianissimo Pianissimo (Ph¨¦bus, octubre 2008), publicada en 2007 en Jap¨®n.
En una l¨ªnea m¨¢s cl¨¢sicamente melanc¨®lica y algo menos agobiante, Tusquets public¨® Tsugumi, de la muy traducida Banana Yoshimoto, paradigma en Espa?a, junto a Murakami, O¨¦ y Kawabata de "leer a los japoneses". La novela, que juega alrededor de la recurrente melancol¨ªa del verano perdido, nos presenta a Tsugumi, coprotagonista de esta historia y ¨¢lter ego de la propia Yoshimoto -seg¨²n confesi¨®n de la propia autora en el postfacio del libro- como una adolescente fuera de la regla, explosiva y visceral, a la que su fragilidad f¨ªsica y su belleza trasl¨²cida le dan patente de corso y una visi¨®n acerada de su entorno. Libro encantador de final no desgraciado, lo que a los lectores habituados a los libros tristones japoneses les resultar¨¢ de cierto alivio.
Abundando en el literario inter¨¦s con que los nipones contemplan la individualidad, la traducci¨®n de Botchan, de Natsume Soseki (Premi Llibreter 2008), elegantemente editada por Impedimenta, nos promete sonrisas sin fin durante su lectura. Obra muy le¨ªda en su pa¨ªs, Botchan requiere de un fino conocimiento de lo que se considera inconveniente en Jap¨®n para que al lector occidental le haga tanta gracia como al nativo. Describe excelentemente, como tambi¨¦n lo hace Kirino de manera m¨¢s descarnada, lo mezquino de una educaci¨®n que vive pendiente de convenciones sociales de enorme rigidez. Botchan es el bocazas que pone en evidencia, enarbolando una l¨®gica de p¨¢rvulo, las absurdas situaciones a las que da lugar el sistema de deberes que rige la sociedad japonesa. De ah¨ª que nuestro simple Botchan, el metepatas, sea un aut¨¦ntico libertario. Soseki es un viejo conocido en Espa?a del que ya se han traducido varias obras al castellano: Yo, el gato (Trotta, 1999), Usamakura: almohada de hierbas (Plaza edici¨®n, 2008) y Kokoro (Gredos, 2009). Al rebufo del ¨¦xito de Botchan, Impedimenta publica este a?o (haciendo uso de nuevo de la ayuda a la traducci¨®n de la Japan Foundation) otro Soseki, Sanshiro, un pueblerino y bienintencionado botchan que hace el paleto cobardica durante su primer a?o de estudios en una prestigiosa universidad tokiota. A los que les gust¨® Botchan, Sanshiro no les defraudar¨¢.
Siruela, por su lado, comenz¨® con La madre del capit¨¢n Shigemoto una nueva colecci¨®n sobre la obra de Junichiro Tanizaki, poco o nada traducido al castellano, aunque muy conocido por el op¨²sculo publicado por esta misma editorial, El elogio de la sombra. Tanizaki public¨® en 1928 una versi¨®n moderna del Genji Monogatari al tiempo que comenz¨® un regreso vital a las tradiciones. Del Genji toma prestado una an¨¦cdota referida al seductor Heiju, amante de la madre del capit¨¢n Shigemoto, para construir una obra mitad novela, mitad ensayo, ambientada en la ¨¦poca Heian. Muy formalista, llena de referencias a texto completo sobre poes¨ªa cl¨¢sica o de historias de gloriosas batallas, la colecci¨®n se ha continuado con la publicaci¨®n de El cortador de ca?as. Obra breve pero de densa lectura a causa de tanta cita erudita, El cortador de ca?as es una delicada obra de viaje no s¨®lo f¨ªsico, sino a la memoria y a los deseos, en el que un hombre culto y de la edad de Tanizaki conversa con un extra?o rodeado de la melancol¨ªa kamakura sobre, de nuevo, la historia de pasi¨®n imposible del padre del paseante. Todo muy japon¨¦s.
Tanto como sus cuentos de tradici¨®n oral recogidos en Cuentos del Jap¨®n viejo (Langre), encantadora versi¨®n facs¨ªmil de varios cuentos plenos de ancianos envidiosos y animales en quimono publicados por el editor tokiota Takejiro Hasegawa a principios del siglo pasado y conservados por los herederos de su traductor al espa?ol, Gonzalo Jim¨¦nez de la Espada. Esupada, como reza su nombre en los katakana iniciales de cada una de las piezas, fue profesor de espa?ol en la Escuela de Lenguas Extranjeras de Tokio en plena restauraci¨®n Meiji, donde, adem¨¢s de formar a toda una generaci¨®n de hispanistas nipones, pas¨® a engrosar, gracias a esta obra, la n¨®mina de traductores de Hasegawa, entre los que se cuentan el muy conocido Lafcadio Hearn. Es una pena que el editor no se haya podido permitir una tapa dura que conserve mejor las ilustraciones, elemento central de este libro.
Yendo a otro cl¨¢sico de la literatura japonesa del siglo XX y habitual en las estanter¨ªas de las librer¨ªas, Emec¨¦ reimprimi¨® Historias de la palma de la mano, de Yasunari Kawabata. El libro re¨²ne 70 de los 146 minirrelatos que Kawabata escribi¨® a lo largo de su vida para que cupiesen en la palma de una mano (tanagokoro no shosetsu). El libro permite recorrer la evoluci¨®n de ¨¢nimo, tem¨¢tica y estilo a lo largo de la vida del escritor, del que destaca, como siempre, la sensaci¨®n de melancol¨ªa y de historia inacabada, suspendida, que traspasa toda su obra.
Para subir el ¨¢nimo tras la lectura de Kawabata, nada mejor que una astracanada de Yasutaka Tsutsui sacada de su colecci¨®n de cuentos Hombres salmonela en el planeta porno (Atalanta), primera obra completa traducida de este autor. A pesar de que el compa?ero de viaje en metro piense que uno se est¨¢ dando a la literatura er¨®tica y al bondage -la imagen de portada es un tanto equ¨ªvoca- Tsutsui, "el guru de la metaficci¨®n", inspirador de mangakas, zo¨®logo y freudiano aficionado, nos ofrece seis relatos surrealistas refrescantes y muy poco habituales para lo que se expende en Jap¨®n.
Como poco habitual es Shotaro Yasuoka, quien hace uso de su experiencia juvenil en trabajos basura para alumbrar su colecci¨®n de relatos La zapatilla de cristal (El Tercer Nombre). Relatos desacostumbradamente directos para lo que se ve en la literatura japonesa, sin aparente artificio, pero llenos de humor sobre el absurdo existencial, que en Jap¨®n es, si cabe, m¨¢s absurdo.
Para los que crean que para deleitarse con los nipones hay que entenderlos, nada mejor que acudir a las obras que la Fundaci¨®n Torralba-Fort¨²n viene publicando. Religi¨®n y espiritualidad en la sociedad japonesa contempor¨¢nea, de Federico Lanzaco, japon¨®logo de pro, o La mujer japonesa. Realidad y mito, de varios autores y coordinado por Elena Barl¨¦s y David Almaz¨¢n, son dos buenos ejemplos. Esta ¨²ltima es una interesante recopilaci¨®n de art¨ªculos sobre la posici¨®n de la mujer en la sociedad y la cultura de este pa¨ªs, desde las elegantes autoras Heian, hasta las lolitas del manga hentai.
Mucho y bueno donde elegir.
Paloma Llaneza es experta en literatura japonesa y maestra de ikebana.
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