La crisis y los socialistas europeos
Escribo este art¨ªculo en mi condici¨®n de portugu¨¦s, de ciudadano ib¨¦rico y europeo. Despu¨¦s de una larga reflexi¨®n y con claro sentido de la responsabilidad. La crisis global que estamos viviendo es de una enorme gravedad, comparable ¨²nicamente a la crisis de 1929, s¨®lo que est¨¢ es peor, porque adem¨¢s tiene visos de duraci¨®n. Como es sabido, el epicentro de todo se sit¨²a en Norteam¨¦rica. Sin embargo, de los Estados Unidos empiezan a llegar ahora ciertas se?ales positivas, por m¨¢s que tenues todav¨ªa, de la lucha contra la crisis en un ¨¢mbito financiero, pero con repercusiones efectivas en la econom¨ªa real.
La Uni¨®n Europea, por el contrario, gobernada por figuras del pasado, algunas de ellas amigos cercanos a Bush, no ha conseguido, hasta ahora, ponerse de acuerdo acerca de un plan com¨²n para combatir la crisis. Ese fue el resultado, desgraciadamente, de la reuni¨®n en Londres del G-20, celebrado el pasado 2 de abril. La mayor¨ªa de los dirigentes europeos, tanto de izquierdas como de derechas, parecen decididos ¨²nicamente a cambiar lo menos posible para que todo siga igual.
Me parece suicida que l¨ªderes de izquierda apoyen la candidatura de Dur?o Barroso
S¨®lo una pol¨ªtica de cambio vencer¨¢ la indiferencia ante las elecciones de junio
Ahora Barack Obama sostiene -y con mucha raz¨®n- que s¨®lo podremos acabar con la crisis tomando medidas que las personas comunes puedan comprender, para atender sus necesidades y aspiraciones, lo que implica cambios sociales y ambientales profundos, castigos judiciales para los culpables de los grandes trapicheos, o lo que es lo mismo, iniciar una nueva era, en los comportamientos y en las acciones, que permitan combatir la crisis global.
El Partido Socialista Europeo ha tomado conciencia de ello y en una Declaraci¨®n, firmada por los 27 l¨ªderes europeos, ha se?alado siete condiciones para combatir la crisis. Son las siguientes (cito de memoria): mayores inversiones para salvar a las peque?as y medianas empresas al borde de la quiebra; m¨¢s cr¨¦dito para apoyar de inmediato a los desempleados, cuyo n¨²mero sigue aumentando; lucha contra la pobreza; auxilio a las familias en dificultades y tambi¨¦n a los hogares monoparentales, que corren el riesgo de ahogarse econ¨®micamente y de perder sus casas; ayudas a todos los excluidos socialmente, a los emigrantes y a los j¨®venes en busca de su primer empleo.
Por otro lado, es preciso acabar con los "para¨ªsos fiscales", donde acaba por ocultarse todo el dinero robado, y oponerse al secreto bancario, para que los administradores y los gestores de las grandes empresas y los m¨¢s ricos, as¨ª como quienes recibieron -y siguen recibiendo- bonus exorbitantes, puedan ser conocidos y llegue a alcanzarse una verdadera transparencia en todas las transacciones comerciales y especulativas sospechosas.
Como la crisis es global y m¨²ltiple (alimenticia, energ¨¦tica, ambiental, por no hablar de la especulaci¨®n financiera que ha provocado un alejamiento de la econom¨ªa real) es preciso que haya solidaridad entre los Estados, que se cree una nueva suerte de new deal global y que se reformen las instituciones financieras internacionales, ya obsoletas, precisamente para poder salir de la crisis.
Estas ideas tan sencillas fueron expuestas en la Declaraci¨®n del Partido Socialista Europeo (PSE) del pasado 19 de marzo y coinciden con las propuestas que la Confederaci¨®n Internacional de los Sindicatos someti¨® al G-20, que van en la misma direcci¨®n. Repito que todos los l¨ªderes socialistas europeos subscribieron la Declaraci¨®n del PSE, pero pocos han sido quienes la han debatido en el seno de sus respectivos partidos o en las reuniones internacionales en las que han participado.
Y eso es grav¨ªsimo, porque estamos a poco m¨¢s de un mes de las elecciones al Parlamento Europeo, que son decisivas para el futuro de nuestro continente. Las l¨ªneas pol¨ªticas de actuaci¨®n tienen que cambiar y los electores de Europa tienen que percibirlo claramente.
Lo que ocurre es que las elecciones europeas, hasta ahora, han suscitado una gran indiferencia entre los ciudadanos de los 27 pa¨ªses de la Uni¨®n, porque no se les han presentado propuestas convincentes de que exista una voluntad pol¨ªtica de cambio consecuente que resulte eficaz para acabar con la crisis. Siendo esto as¨ª, ?por qu¨¦ raz¨®n habr¨ªan de acudir a votar?
Desde mi punto de vista, s¨®lo la izquierda est¨¢ en condiciones de resolver la crisis pues tiene, como ya ha demostrado el PSE, propuestas concretas y estructuradas para resolverla. No es el caso, por desgracia, de los partidos de derechas, sobre todo de los partidos que abandonaron el esp¨ªritu pol¨ªtico de la democracia cristiana para transformarse en "partidos populares", en la l¨ªnea de los republicanos norteamericanos y de George W. Bush, en particular.
Y, sin embargo, es el Partido Popular Europeo el que ha designado ya a su candidato a la presidencia de la Comisi¨®n Europea: el portugu¨¦s Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, anfitri¨®n de Bush en la Cumbre de los Azores, donde se dio la luz verde para la invasi¨®n y la guerra de Irak, invocando adem¨¢s motivaciones falsas.
Por su parte, ha habido tres l¨ªderes y jefes de gobierno, un laborista y dos socialistas, por quienes siento, adem¨¢s, gran consideraci¨®n, que han anunciado que sus partidos est¨¢n dispuestos a sumar sus votos al PPE para la elecci¨®n de Barroso.
Y yo me pregunto: ?c¨®mo es eso posible? ?Por razones de pol¨ªtica nacional, por acuerdos personales o pol¨ªticos? O en otras palabras: ?es que las razones de partido e ideol¨®gicas no cuentan? Considero que tal circunstancia supondr¨¢ una especie de suicidio del PSE, pues de ella puede derivarse, probablemente, la derrota en las elecciones europeas.
Se trata de una opci¨®n que excede a mi capacidad de entendimiento. Y, como socialista, republicano y laico, con largas y antiguas responsabilidades de gobierno, ex diputado europeo y presidente honorario de la Internacional Socialista, siento como un deber el manifestar aqu¨ª mi protesta y mi alarma.
Est¨¢ en juego el futuro de la Uni¨®n Europea, una efectiva cooperaci¨®n con el Estados Unidos de Barack Obama y la lucha contra la crisis global, que est¨¢ afectando a billones de seres humanos indefensos.
Tengamos el valor de ser socialistas coherentes, europe¨ªstas e internacionalistas. No dejemos que muera la esperanza en el socialismo democr¨¢tico, neg¨¢ndonos a presentar a un candidato propio del PSE. Los hay, y son excelentes.
M¨¢rio Soares es ex presidente y ex primer ministro de Portugal. Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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