"La violencia cambia a las personas, no termina con un tratado de paz"
El dolor contin¨²a cuando cesan las bombas. La expresi¨®n "tiempos de paz" oculta que el odio y la violencia no desaparecen con el alto el fuego. Vesna Grnic-Grotin, asesora del Consejo de Europa sobre diversidad ling¨¹¨ªstica y cultural, es testigo en su condici¨®n de croata de las consecuencias de una guerra, la de los Balcanes, marcada por la negaci¨®n de la diversidad y el intento bald¨ªo de erradicarla. En su paso por el Pa¨ªs Vasco, recuerda el conflicto yugoslavo como ejemplo de lo que no hay que hacer: pensar que quienes son diferentes no pueden vivir juntos.
Pregunta. ?Pueden las lenguas ayudar a construir una convivencia en paz?
Respuesta. Muchas iniciativas europeas parten de que la tolerancia favorece la paz. La Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias insta a tolerar el uso de toda lengua europea en los espacios p¨²blicos porque as¨ª la gente se sentir¨¢ m¨¢s en casa donde quiera que est¨¦. Una hablante de una lengua minoritaria residente en un pa¨ªs con otro idioma oficial lo sentir¨¢ su hogar si puede emplear su lengua con las autoridades o que sus hijos la aprendan en el colegio. Eso s¨ª: la Carta no ampara manipulaciones ni abusos de los derechos ling¨¹¨ªsticos, que tambi¨¦n los hay.
"Hay que desterrar el mito de que si somos diferentes no podemos vivir juntos"
"En Euskadi, la pol¨ªtica complica los retos que plantean las lenguas"
P. ?C¨®mo se puede evitar que la lengua se instrumentalice para fines pol¨ªticos?
R. El sistema educativo y los medios de comunicaci¨®n deben ense?ar a la ciudadan¨ªa a respetar las diferentes lenguas, religiones y nacionalidades, y a reconocer al otro los mismos derechos. Que una persona insista en querer hablar en euskera no implica que niegue el derecho a que se hable en castellano. As¨ª mismo, un castellanohablante no debe sentirse amenazado porque se defienda la educaci¨®n en euskera. La Carta pretende que nadie se sienta atemorizado por reconocer los derechos y las libertades del otro. En el Pa¨ªs Vasco, las cuestiones pol¨ªticas complican los retos que plantean las lenguas.
P. ?C¨®mo ve usted la situaci¨®n en Euskadi?
R. Ante todo, no debe haber violencia. No hay m¨¢s que ir a Croacia para ver los estragos que provoca. No hablo de la costa, claro, donde los turistas s¨®lo ven playas y hoteles bonitos, sino del interior, de las casas, la industria y las personas destrozadas por la guerra. Yo no siento nostalgia de Yugoslavia. No funcion¨® y ya est¨¢. Pero la lecci¨®n que saco es que hay que desterrar el mito de que si somos diferentes no podemos vivir juntos. Tenemos que aprender a convivir a partir del respeto.
P. ?C¨®mo se est¨¢ reconstruyendo la convivencia entre diferentes en los pa¨ªses de la antigua Yugoslavia?
R. Dudo que la gente que abogaba por la separaci¨®n [de las diferentes entidades nacionales] fuera consciente de que acarrerar¨ªa tanta violencia. Los problemas no cesan con un tratado de paz. La guerra cambia a las personas. Da espacios para expresar la agresividad y el af¨¢n de revancha. Se mantiene un alto nivel de violencia contra las mujeres, incluidos los asesinatos machistas. En Croacia, la violencia entre menores entre 16 y 18 a?os ha subido en un 46%. Recientemente, una pandilla propin¨® una paliza a un hombre s¨®lo porque llevaba el pelo largo. Muri¨® dos semanas despu¨¦s. Nuestros j¨®venes han crecido entre violencia y la han experimentado. Han recibido un falso concepto de progreso: se preguntan porqu¨¦ han de ir a la escuela si quienes optan por la delincuencia se hacen ricos. Al menos, se est¨¢n desarrollando muy buenos programas educativos contra la violencia.
P. ?Ve en la Uni¨®n Europea un marco amable para el respeto a la diferencia?
R. Eslovenia bloquea el ingreso de Croacia debido a una disputa por las fronteras. Resulta dif¨ªcil confiar en ese marco desde nuestra situaci¨®n actual. La Uni¨®n Europea no es homog¨¦nea: el respeto a los derechos ling¨¹¨ªsticos y culturales var¨ªa mucho de unos pa¨ªses a otros. Pero el mensaje de que todos los Estados miembro son iguales es bueno de cara a protegerlos. Y lo importante es que hay un marco legal com¨²n que todos tienen que respetar.
El respeto a las lenguas como "instrumento de pacificaci¨®n"
Despolitizar las lenguas y respetarlas es la mejor receta para que no supongan una amenaza al equilibrio interno de un Estado. Garantizar la diversidad ling¨¹¨ªstica puede ser incluso "un instrumento de pacificaci¨®n", porque demuestra que "constituir un Estado independiente no es la ¨²nica v¨ªa". Estas son algunas de las conclusiones que extrae Alberto L¨®pez Basaguren, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UPV, de las jornadas que analizaron la semana pasada en Bilbao los logros y retos de la Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias (CELRM).
Expertos locales y extranjeros destacaron durante el congreso el alto grado de protecci¨®n del que gozan las lenguas auton¨®micas en Espa?a. "Somos un ejemplo de ¨¦xito en cuesti¨®n de diversidad cultural", celebra el catedr¨¢tico, uno de los organizadores del encuentro. El ¨²nico ¨¢mbito en el que Espa?a no cumple la carta es en la administraci¨®n de Justicia.
Stefan Oeter, presidente del comit¨¦ de expertos de la CELRM, se declara impresionado por c¨®mo el euskera "se ha revitalizado y recuperado espacio superando d¨¦cadas de marginaci¨®n". Advierte, sin embargo, que "imponer la lengua siempre es un problema, porque genera conflictos con aquellas personas que no mantienen un v¨ªnculo emocional con ella". Por otro lado, pide a los castellanohablantes que defienden su libertad ling¨¹¨ªstica que lo hagan desde el respeto a otras sensibilidades. L¨®pez Aranguren recomienda seguir avanzando "con mucha precauci¨®n y cautela, asentando consensos b¨¢sicos y evitando romper equilibrios".
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