"Me llevo muy bien con todo lo que no me habla"
"La gente que no bebe es sospechosa". Eso cree la escritora Alicia Gim¨¦nez Bartlett (Almansa, Albacete, 1951), pero podr¨ªa haberlo verbalizado la inspectora Petra Delicado, el personaje literario elogiado por The New York Times, adorado por italianos y alemanes y merecedor en 2008 del premio Raymond Chandler, que emparenta a su creadora con John Le Carr¨¦ o John Grisham en el inventario de laureados. Una autora con menos reconocimiento en casa que fuera. Ahora ya no le fastidia. Dos copas espantan sus sospechas sobre la interlocutora.
Alicia, la real, recuerda a Petra, la imaginada. Tienen humor con aguij¨®n y desparpajo expositivo. Petra dice "ni pollas en vinagre" y "hay que joderse". Sin vocear, Alicia desliza alg¨²n que otro taco. Las dos hacen apolog¨ªa del individualismo, de la defensa de los espacios propios frente a estructuras absorbentes como la familia, "la base de todos los males, me pone los pelos de punta ese sentimiento visceral y sangu¨ªneo", sostiene la real, la que pide que el bonito no est¨¦ hecho "a la japonesa". La detective, como acostumbran los del gremio, come regular, tirando en lo cotidiano a bocata y al homenaje en lo excepcional. Su creadora no la imita: se inclina hacia lo vegetariano -de ah¨ª las verduras- y lo comedido.
La creadora de Petra Delicado vende m¨¢s novelas en Alemania e Italia que en casa
En El silencio de los claustros (Destino), octava entrega de la serie policiaca que recupera hechos de la Semana Tr¨¢gica de Barcelona, la autora le ha jugado una pasada regular al personaje: la inspectora Delicado brega con los hijos de su reci¨¦n estrenado tercer marido. Un matrimonio que a punto ha estado de costarle el divorcio de las devotas de la independiente hero¨ªna. Cuando describe las cartas de enfado de sus seguidoras, Gim¨¦nez Bartlett agranda los ojos. Se?al de asombro.
Fabrica cosas con palabras, pero prefiere comunicarse con silencios. "Me relaciono muy bien con animales, beb¨¦s y amantes, todo lo que no me habla". Parece contradictorio. Lo es. "Soy de una generaci¨®n que ha vivido la contradicci¨®n permanente, lo que no significa que haya que desconfiar de todo". Cree que la duda iba echando ra¨ªces cada vez que escuchaba a su padre, un ferroviario republicano que pas¨® por la c¨¢rcel, negar lo que afirmaban los partes de la radio franquista. Que en el colegio loasen a Dios y en su casa lo ninguneasen acab¨® de fortalecer la planta de la contradicci¨®n. As¨ª que la ni?a Alicia creci¨® entre el blanco y el negro, entre esto y lo contrario y entre los cuentos que ella misma inventaba. Escribe porque no puede dejar de hacerlo, aunque durante 13 a?os lo compaginase con su trabajo como profesora en un instituto. "Truman Capote dec¨ªa que era un palo tener esta vocaci¨®n porque no puedes escoger".
Y de nuevo acecha la contradicci¨®n cuando barrunta que parar¨¢. "Cada vez me cuesta m¨¢s escribir. Todos tenemos una filosof¨ªa de la vida, hay cosas que ya has dicho, se agota lo que tienes que decir".
-La novela negra cuenta con un vasto territorio de miserias.
-Pero la mente del escritor no es vast¨ªsima. Tiene un n¨²mero limitado de historias. Si has contado algo, no debes volver a contarlo, puede resultar pat¨¦tico.
La escritora reh¨²sa el postre. "Hemos comido un mont¨®n", juzga. Antes, a media comida, hab¨ªa soltado: "Estoy haciendo dos cosas que detesto: hablar de m¨ª misma y hablar mucho". Conoci¨¦ndola, lo hubiera suscrito la misma Petra.
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