D¨¦ficit p¨²blico
La Uni¨®n Europea ha exigido a Espa?a que se ajuste al Pacto de Estabilidad y Crecimiento. La reprimenda parte de que el Estado tiene un d¨¦ficit del 3,8%, por encima de lo establecido. Y eso no es lo peor; la previsi¨®n, ante la alarmante ca¨ªda de los ingresos y el irresistible aumento del gasto, es que el d¨¦ficit supere el 6%.
La pol¨ªtica del Gobierno, desde la celebrada pi?ata de los 400 euros, hasta el volteo de dinero al buen tunt¨²n sobre los ayuntamientos, confirma que Zapatero, en las situaciones dif¨ªciles, recurre a la pol¨ªtica m¨¢s segura desde el punto de vista electoral, pero m¨¢s irresponsable a medio plazo: incrementar el gasto, confiando en que la gente no pierda la paciencia antes de que, gracias a la intervenci¨®n divina, la crisis se resuelva por s¨ª sola.
Siquiera por resentimiento, un gobierno socialista no deber¨ªa fiarlo todo a la intervenci¨®n divina. Si nos circunscribimos a los hechos, aumentar el gasto p¨²blico supone detraer dinero privado, y al detraer dinero privado las empresas restringen la inversi¨®n y las personas restringen el consumo. Es imposible hablar de gasto, por muy social que se postule, sin hablar tambi¨¦n de cobro. Pero los que hablan de gasto no hablan jam¨¢s de cobro, ya que, por asombroso que parezca, otro art¨ªculo de fe en lo sobrenatural alienta esa doctrina: que el dinero es un man¨¢ que cae del cielo. Y del cielo caen muchas cosas (meteoros, aerolitos, chuzos de punta) pero dinero no.
El Estado (y la Diputaci¨®n foral, no vaya usted a creer) han inventado mil caminos para narcotizar al contribuyente. En la campa?a de declaraci¨®n de la Renta devuelven algo, pero nada hay que agradecer ante lo confiscado con anterioridad bajo el anestesiante truco de la retenci¨®n en n¨®mina. Por su parte, los impuestos indirectos son la m¨¢s maquiav¨¦lica ideaci¨®n del poder p¨²blico: bebes una cerveza y est¨¢s pagando a Hacienda, echas gasolina y est¨¢s pagando a Hacienda, enciendes la luz y est¨¢s pagando a Hacienda. Saben que no se nota, y as¨ª nos va.
Uno de los mitos de la socialdemocracia es que el Impuesto sobre la Renta sirve para que paguen m¨¢s los que m¨¢s tienen. Eso es mentira. Los ricos est¨¢n fuera del sistema. No hay futbolista o empresario que desconozca artima?as societarias y fiscales tan legales como ingeniosas. El Impuesto sobre la Renta lo pagan los trabajadores y ni siquiera ah¨ª se cumple la m¨¢xima de la propaganda oficial: no paga m¨¢s el que m¨¢s tiene, sino el que m¨¢s gana, que no es lo mismo exactamente. Adem¨¢s, siendo trabajador, s¨®lo se puede ganar m¨¢s trabajando m¨¢s: el IRPF no es un impuesto sobre la Renta sino sobre el trabajo, y penaliza a quien se desloma m¨¢s horas que los otros.
Y surge la pregunta. Si los ricos est¨¢n fuera del sistema, ?por qu¨¦ no ampliamos y reforzamos los servicios de inspecci¨®n? No, por favor, no sean crueles: tambi¨¦n eso deber¨ªan pagarlo los de siempre.
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