Virus viajeros
Queda muy cerca M¨¦xico, a miles de kil¨®metros. A M¨¦xico van de vacaciones los j¨®venes trabajadores de la zona donde estoy, en la costa oriental de M¨¢laga, en la frontera con Granada. Me hablan con familiaridad de la Riviera Maya, de Canc¨²n y Chich¨¦n Itz¨¢, y, acerc¨¢ndose m¨¢s todav¨ªa, de la Avenida del Carmen, m¨ªticos 20 kil¨®metros de bares y discotecas, a derecha e izquierda, paralela al oc¨¦ano. De all¨ª llega la gripe, mexicana o porcina o nueva, porque los especialistas van probando con cuidado las palabras, para desactivarlas: no es deseable el hundimiento de los ganaderos, la matanza masiva del cerdo, la ruina del mercado c¨¢rnico. Es indeseable perjudicar a los mexicanos. Los primeros casos, de marzo, se localizan en los Estados Unidos de Am¨¦rica, seis en California, por la parte de San Diego, y dos en Texas, por San Antonio. La fiebre porcina es end¨¦mica en esas regiones, americanas y mexicanas.
En lo que se refiere a los seres humanos, no existe un solo mundo. Hay muros.
Recibo noticias desde M¨¦xico Distrito Federal por dos caminos. Me escribe el artista Rogelio L¨®pez Cuenca. Me cuenta la aparici¨®n callejera de los tapabocas, o barbijos, las mascarillas de papel, la cara del M¨¦xico nuevo, enmascarado y fantasmal, patrullado por el ej¨¦rcito, que reparte m¨¢scaras y vigila con tanques la guerra antinarcotr¨¢fico, en ese peligroso momento en que el combate contra los delincuentes se transforma en guerra civil: el ej¨¦rcito contra parte de la poblaci¨®n propia. La fot¨®grafa Elo Vega, autora de un excelente libro de im¨¢genes mejicanas, me gu¨ªa por la gripe, la influenza, la flu, la b¨²squeda popular de focos de infecci¨®n, quiz¨¢ unas granjas porcinas en Veracruz, de sospechoso o fant¨¢stico nombre anglosaj¨®n, extranjero. La vida imposible, entre desechos fecales, habr¨ªa condenado al pobre cerdo a la infecci¨®n neumol¨®gica.
Elo Vega me manda la visi¨®n de la gripe que ofrece Claudio Albertani: los soldados en la ciudad monstruo, donde todo est¨¢ suspendido, escuelas y espect¨¢culos, aunque no las misas, seg¨²n contaba Pablo Ordaz en este peri¨®dico el domingo pasado. ?C¨®mo se celebra y administra la eucarist¨ªa? En la peste negra de 1348 los frailes que llevaban consuelo a los enfermos se convert¨ªan en involuntarios transmisores de la enfermedad, de casa en casa. Una gripe no es la peste, pero las relaciones de los animales humanos con otros seres vivos siempre han sido motivo de enfermedades. Pulgas que picaban a ratas enfermas transmit¨ªan la peste en 1346 a los genoveses que resist¨ªan contra los t¨¢rtaros en una fortaleza de Crimea. Los t¨¢rtaros fueron derrotados por la infecci¨®n. Los genoveses huyeron en barco hacia la Provenza, G¨¦nova, Mallorca. Y luego la gente quer¨ªa escapar del contagio con sus animales dom¨¦sticos, y difund¨ªa el mal por todas partes.
Son viajeros los virus, en avi¨®n ahora, por el mundo ¨²nico, global. Es un mundo asustado, y las noticias mexicanas hablan de un miedo callejero permanente contra atracadores, extorsionadores y secuestradores. Las casas refuerzan los mecanismos de seguridad, levantan barreras protectoras, verjas y detectores, c¨¢maras centinela. Y ahora llegan las m¨¢scaras, como si las v¨ªas respiratorias tambi¨¦n necesitaran protecci¨®n. Dicen que vivimos en un mundo ¨²nico, global. Yo veo dos mundos separados, el rico y el pobre. El mundo ¨²nico pertenece al dinero y las mercanc¨ªas. Es el mundo del mercado mundial, de la circulaci¨®n mercantil y financiera, libre siempre que convenga a los pa¨ªses fuertes. Pero creo que Alain Badiou tiene raz¨®n cuando explica que, en lo que se refiere a los seres humanos, no existe un solo mundo. Hay muros, como el de la frontera entre M¨¦xico y Estados Unidos, que parten el mundo en dos.
Hay humanos con fortuna y humanos desafortunados, dos mundos. Los inmigrantes llegan del mundo peligroso. Antes hablaba de los trabajadores (los que van de vacaciones a la Riviera Maya, por ejemplo) y usaba una palabra, "trabajadores", que en otro tiempo tuvo un eco de inquietud subversiva, de rebeld¨ªa posible. Ahora la palabra escabrosa es "inmigrantes". ?C¨®mo la habr¨ªan manejado los gobiernos europeos si el virus de la nueva gripe no viajara de vacaciones? La propaganda xen¨®foba se habr¨ªa llenado hist¨¦ricamente de solemnidad m¨¦dica si el virus, en vez de un avi¨®n, hubiera tomado la barca africana clandestina que lleg¨® a Tarifa el otro d¨ªa, en v¨ªsperas del Primero de Mayo.
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