El Julio Cort¨¢zar m¨¢s inesperado
Aparece un libro con los textos que el autor de 'Rayuela' dej¨® sin publicar
Poco antes de morir, a los 70 a?os, en febrero de 1984, Julio Cort¨¢zar se encontr¨® una noche vagabunda en el barrio g¨®tico de Barcelona con un muchacho que le obsequi¨® con un trozo de tarta. "Es muy poco comparado con lo que t¨² me diste a mi", le dijo el chico al autor de Rayuela. Cort¨¢zar no public¨® m¨¢s, muri¨®. Pero ten¨ªa mucho m¨¢s, en un caj¨®n de Par¨ªs. Una madrugada navide?a de 2006, el escritor y cr¨ªtico Carles ?lvarez Garriga y Aurora Bern¨¢rdez, primera mujer y albacea de Julio, arrancaron del fondo de ese caj¨®n un tesoro literario que los deslumbr¨® a los dos. Hoy ya podr¨¢ estar en manos de aquel chico que le agradeci¨® a Cort¨¢zar tanta literatura con un trozo de tarta.
El libro, c¨®mo no, se titula Papeles inesperados, tiene 485 p¨¢ginas; aqu¨ª, en Argentina, aparece hoy, y en la Feria del Libro se ha anunciado con el sigilo ruidoso de una novedad de Harry Potter; en Espa?a aparecer¨¢ el 27 de mayo, editado por Alfaguara. El libro se lee con la avidez que acompa?¨® a muchos j¨®venes cuando apareci¨® Rayuela. En aquel entonces, a mediados de los sesenta, Cort¨¢zar le dec¨ªa a Luis Harss en Los nuestros, la biblia literaria del boom: "La verdad es que cada vez voy perdiendo m¨¢s confianza en mi mismo, y estoy contento. Cada vez escribo peor desde un punto de vista est¨¦tico. Me alegro, porque quiz¨¢ me voy acercando a un punto desde el que pueda tal vez empezar a escribir como creo que hay que hacerlo en nuestro tiempo".
Nuestro tiempo, en el caso de Cort¨¢zar, era el tiempo de la fragmentaci¨®n, y lo que dej¨® escrito -y que aquella noche descubrieron ?lvarez y Bern¨¢rdez en lo m¨¢s rec¨®ndito de una c¨®moda- es ahora como un monumento a la sinfon¨ªa cortazariana de las cosas rotas. Los dos ant¨®logos dispusieron esos textos inesperados sobre la mesa donde precisamente Julio escribi¨® Rayuela, y fueron acumulando papeles; la literatura de Cort¨¢zar es un pozo sin fondo, ya lo era. Lo que descubrieron aquella madrugada de 2006 fue que el desorden que hab¨ªa proclamado ante Harss lo hab¨ªa seguido al pie de la letra. Fue ante la acumulaci¨®n de descubrimientos cuando Aurora dijo: "Bueno, quiz¨¢ s¨ª; quiz¨¢s haya llegado ya el momento de empezar a ordenarlo verdaderamente".
Aqu¨ª est¨¢ lo ordenado. Hay textos que ¨¦l no public¨® de los cronopios, del Libro de Manuel, de Un tal Lucas; hay poemas, prosas, autoentrevistas, entrevistas, un proyecto de libro que hizo para el poeta Jos¨¦-Miguel Ull¨¢n... Hay 11 relatos nunca incluidos en libro, tres historias de cronopios, 11 episodios protagonizados por Lucas, 35 art¨ªculos sobre literatura, pol¨ªtica y viajes, 10 textos sobre y para los amigos (Jos¨¦ Lezama, ?ngel Rama, Susana Rinaldi...), 13 poemas in¨¦ditos, nueve textos inclasificables... Una Rayuela perpetua. Veamos este texto, La mosca: "Te tendr¨¦ que matar de nuevo./ Te mat¨¦ tantas veces, en Casablanca, en Lima,/ en Cristian¨ªa,/ en Montparnasse, en una estancia del partido de Lobos,/ en el burdel, en la cocina, sobre un peine/, en la oficina, en esta almohada/ te tendr¨¦ que matar de nuevo,/ yo, con mi ¨²nica vida". Es el Cort¨¢zar de Rayuela, que florece sobre el sexo en este pen¨²ltimo ¨²ltimo trozo del libro inesperado: "Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo./ Lo que me gusta de tu sexo es la boca./ Lo que me gusta de tu boca es la lengua./ Lo que me gusta de tu lengua es la palabra".
Ese poema lo escribi¨® en franc¨¦s, la lengua gemela de su lengua, y aqu¨ª lo traduce Aurora. Este inesperado Cort¨¢zar es el de la pirotecnia de su felicidad con la que, como en la legendaria frase de Picasso, no busca: encuentra: "El otro d¨ªa instal¨¦ una f¨¢brica de huracanes en la costa de la Florida, que se presta por tantas razones..." Hay muchas joyas; por ellas aquel muchacho le hubiera dado a Cort¨¢zar la tarta entera, pero quiz¨¢ lo que busque m¨¢s todo el mundo es lo que dice de para qui¨¦n escribi¨® Rayuela: "Triste, solitario y final, como dice Raymond Soriano, escrib¨ª Rayuela para m¨ª, es decir para un hombre de m¨¢s de cuarenta a?os y su circunstancia -otros hombres y mujeres de m¨¢s de 40 a?os. Muy poco despu¨¦s, ese mismo individuo emergi¨® de un mundo obstinadamente metaf¨ªsico y est¨¦tico, y sin renegar de ¨¦l entr¨® en una ruta de participaci¨®n hist¨®rica, de apoyo a otras fuerzas que buscaban y buscan la liberaci¨®n de Am¨¦rica Latina".
Lo que es la vida: la entrevista de Harss a Cort¨¢zar se titulaba Cort¨¢zar y la cachetada metaf¨ªsica. Este libro parece un recorrido retrospectivo que explica desde entonces hasta ahora la voluntad revolucionaria y est¨¦tica de un escritor que no ces¨® de buscar para encontrarse, d¨¢ndole cachetadas a la metaf¨ªsica. Aquella noche en Barcelona tambi¨¦n se buscaba Julio, pero ya ten¨ªa en el cuerpo el alma de la desaparici¨®n, y meses despu¨¦s de aquella alegr¨ªa de la tarta, ¨¦l mismo ya fue memoria y libros. Entre ellos, este libro tan inesperado.El volumen se publicar¨¢ en Espa?a el pr¨®ximo 27 de mayo
Libros en el pasto de Buenos Aires
La Feria del Libro de Buenos Aires fue la inspiraci¨®n de la de Guadalajara, en M¨¦xico, dicen con orgullo los que la dirigen. Se celebra desde hace 35 en un predio que es propiedad de la Sociedad Rural, que concentra la ansiedad ganadera de este pa¨ªs, y aqu¨ª mismo, donde ahora hay 1.200 actividades culturales y cientos de escritores, se celebra cada julio la Feria del Ganado. Esta de los libros es una feria estrictamente cultural; se vende (y se vendi¨® hasta cuando el corralito acorral¨® la econom¨ªa argentina, en 2002).
Pero lo importante, dicen Horacio Garc¨ªa, presidente de la Fundaci¨®n El Libro; y Marta D¨ªaz, directora de la feria, es la palabra, que los escritores se comuniquen con sus lectores, y aqu¨ª vienen cerca de mill¨®n y medio; esa voluntad ha convertido el certamen en un acontecimiento que, desde el 23 de abril al 11 de mayo, convierte la ciudad de las librer¨ªas en una biblioteca de 50.000 metros cuadrados. Horacio Garc¨ªa dice que es la Feria del fin del mundo, por la geograf¨ªa, "pero est¨¢ muy cerca, vengan". No vinieron los mexicano Jos¨¦ Emilio Pacheco y Jorge Volpi: los retuvo la nueva frontera de la gripe.
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