Sentir el toreo es un don
Sentir el toreo es un don, que dec¨ªa el maestro Vidal. Se puede aprender la t¨¦cnica, la colocaci¨®n y los terrenos; se puede aprender a torear; se puede ganar en ilusi¨®n y motivaci¨®n, se pueden llegar a conocer los misterios de la lidia... Pero, amigo, no se puede aprender a sentir. Se puede ser un lidiador o un artista: se puede ser un honesto profesional o estar tocado por el pellizco, pero hay que sentir. Se nace o no se nace torero. Y as¨ª lo ha confesado el propio Curro Romero: "Lo m¨ªo no tiene ning¨²n m¨¦rito; yo es que nac¨ª as¨ª".
Lo malo, entonces, es no nacer con ese don, anunciarte en la Feria de San Isidro y que te salga un corrid¨®n de toros como el de ayer, y te deje en el m¨¢s amargo de los rid¨ªculos. ?sa es otra de las muchas aristas amargas de esta dur¨ªsima profesi¨®n. Toda la vida so?ando con un toro que meta la cabeza en la muleta, y que te permita sacar a flote todo lo que crees que llevas entro, y, cuando uno la mete, es el torero el que tiene la suya a la luna de Valencia, y resulta que dentro no tiene m¨¢s que sue?os.
Los diestros echaron por tierra una de las oportunidades de su vida
Por cierto, felicidades para el ganadero, pues si bien la corrida no luci¨® m¨¢s que una correcta presentaci¨®n, cumpli¨® con alfileres en los caballos, acudi¨® con alegr¨ªa en banderillas y fue noble, muy noble, de recorrido largo y con extraordinaria fijeza y duraci¨®n en la muleta, a excepci¨®n del sexto, que se cans¨® pronto de embestir y puso en aprietos a su matador.
?Y c¨®mo se explica, entonces, que los se?ores D¨ªaz, Vicente y Posada no dieran ni una sola vuelta al ruedo y salieran de la plaza entre el silencio m¨¢s atronador, sin¨®nimo de un muy serio correctivo de una afici¨®n decepcionada y doliente? Pues, pas¨®, ni m¨¢s ni menos, que estos tres se?ores no sintieron el toreo. Al menos, ayer, no. Porque, de lo contrario, hablar¨ªamos hoy de ¨¦xitos apote¨®sicos, de esos que lanzan a un torero para toda la temporada.
?Qu¨¦ es torear? Torear es cargar la suerte, ligar los pases y embeber al toro en los vuelos de la muleta. Y todo ello hacerlo con sentimiento, con aroma, con elegancia, con temple, con torer¨ªa... ?Cu¨¢l es la t¨¦cnica del pegapases? Citar fuera de cacho, al hilo del pit¨®n, dar un medio muletazo, rectificar los terrenos, alinearse con el pico de la muleta, torear despegado...
Pues no hay que darle m¨¢s vueltas: los tres toreros de ayer -con alguna excepci¨®n- son tres insufribles pegapases que echaron por tierra una de las mejores oportunidades de su vida.
Imperdonable el se?or Curro D¨ªaz, que tiene fama de torero artista, que se adorna mucho y vende bien una elegancia un tanto afectada. El se?or D¨ªaz se comport¨® ayer como un conformista y gran ventajista, muy por debajo en todo momento de sus toros. Tiene porte torero, sin duda, y esa condici¨®n le permite esconder los trucos. Se col¨® muy mal en todo momento, y as¨ª no es posible el buen toreo. Es verdad que su primero tuvo poco fuelle y menos recorrido que los dem¨¢s, lo cual no justifica la labor aseadita del torero, quien volvi¨® a incidir en sus defectos en el noble cuarto, al que dio muchos pases y ninguno dej¨® para el recuerdo. En fin, que el artista Curro D¨ªaz fue ayer un pintor de brocha gorda que emborron¨® una ocasi¨®n de ¨¦sas que ¨¦l tantas veces habr¨¢ so?ado.
El caso de Iv¨¢n Vicente es m¨¢s duro, porque su carrera tiene, de momento, un recorrido corto, y quiz¨¢, m¨¢s a¨²n, desde lo ocurrido ayer. No qued¨® claro si quiere ser artista o un lidiador, pero de lo que no hay duda es de que si hizo un l¨ªo y no dio una a derechas. Es un torero que desprende frialdad y su forma de torear est¨¢ ayuna de gusto y de fragancia. Su primero iba largo y fijo en el enga?o, y Vicente alarg¨® la faena -al igual que en el quinto- en la b¨²squeda desesperada de una conjunci¨®n que no se produjo. Quedan en el recuerdo un par de naturales al segundo, muy escaso bagaje para un lote de tanta calidad.
La excepci¨®n la protagoniz¨® Posada por su ilusi¨®n desbordante, pero nada m¨¢s. Particip¨® en quites por chicuelinas y ver¨®nicas, recibi¨® al sexto con una larga cambiada de rodillas en el tercio y quiso hasta la saciedad. Tiene maneras y buen corte, pero le falt¨® quietud y ligaz¨®n. Le falt¨® el arrebato y la esencia; le falt¨® romperse con ese tercer toro, que embest¨ªa de dulce. Fue una faena larga, pero sin intensidad ni emoci¨®n, ingredientes imprescindibles para el ¨¦xito. Ante el sexto, se mostr¨® voluntarioso, que es lo ¨²nico que el toro le permiti¨®.
Al final, la historia consiste en torear o en dar pases. En sentir el toreo o ser un pegapases. Y cuando sale un toro como los que salieron ayer se notan aquellos que carecen de ese don. La prueba est¨¢ en que entre los tres dieron unos cuantos miles de pases y la gente sali¨® de la plaza como si tal cosa. El ¨²nico feliz, sin duda, el ganadero.
Por cierto, Domingo Navarro, tercero de la cuadrilla de Posada, se sinti¨® torero y puso dos enormes pares de banderillas. Si es que hasta para ser pintor de brocha gorda hay que sentirse artista... ?O no? Pues, eso...
La corrida de hoy
- Novillos de Montealto. El a?o pasado dieron excelente juego, lo que propici¨® el corte de orejas.
- Jos¨¦ Manuel Mas. Firme valor de la escuela madrile?a. El a?o pasado ya toc¨® pelo en San Isidro y este a?o lo ha vuelto a hacer en la novillada que tore¨® en marzo. Gustan sus maneras.
- Miguel Tendero. Uno de los valores m¨¢s firmes del escalaf¨®n novilleril, que va a abandonar pronto, pues tomar¨¢ la alternativa en la pr¨®xima feria de N?mes. Poderoso y vibrante, tambi¨¦n obtuvo un trofeo el a?o pasado y a punto estuvo de abrir la puerta grande.
- Javier Cort¨¦s. Triunfador del pasado certamen de novilleros de Madrid, en cuya escuela se ha forjado. Tambi¨¦n ha gustado en otros festejos celebrados en Las Ventas. La corrida se retransmite por Canal + Eventos.
Babelia
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