Lo que nos une
Lo que necesitamos los vascos son cosas que nos unan, como el Athletic, y no que nos separen, dijo Patxi L¨®pez el 5 de marzo, dos meses antes de ser proclamado lehendakari y apenas unas horas despu¨¦s de que el equipo bilba¨ªno asegurase su pase a la final derrotando al Sevilla por 3-0 en San Mam¨¦s. Exageraba un poco porque a quienes une el Athletic es sobre todo a los vizca¨ªnos, aunque en la plantilla haya ahora tantos guipuzcoanos y navarros (11) como hijos del Se?or¨ªo (10). Alaveses hay tres y dos son riojanos. Pero es cierto que de los (pocos) focos de lealtad compartidos que nos quedan el Athletic es el que conserva mayor capacidad de suscitar la unanimidad social. Es un s¨ªmbolo en torno al cual se establecen treguas t¨¢citas en las querellas pol¨ªticas, identitarias, vecinales, familiares o generacionales que nos dividen.
Ganar al Bar?a es tan improbable como en 1958 era ganar al Madrid de Di St¨¦fano
Desde Santurce a San Ant¨®n, toda Bilbao es rojiblanca: bufandas, camisetas y banderolas colorean miles de balcones y escaparates. Una empresa de venta de cocinas se compromete a devolver la mitad del importe a los que compren una antes de la final si el vencedor resultara ser el Athletic y un almac¨¦n de colchones devuelve el importe ¨ªntegro si los rojiblancos regresan con la Copa. El mensaje es ambiguo pese a su apariencia euf¨®rica: para que les salgan las cuentas han debido de calcular que el riesgo de que el Athletic gane esta noche al Bar?a es m¨ªnimo.
Pero los aficionados llevan dos meses celebrando la gesta por adelantado con la ambig¨¹edad de si lo que se festeja es ganar o disputar la final. Se ve que necesit¨¢bamos algo con lo que ilusionarnos ahora que la crisis ha llegado con fuerza a Euskadi. Crisis econ¨®mica y futbol¨ªstica: hace apenas tres campeonatos, Athletic, Real Sociedad y Alav¨¦s (adem¨¢s de Osasuna) estaban en Primera y el Eibar se hab¨ªa quedado a tres puntos de ascender. Ahora la Real y el Alav¨¦s est¨¢n en Segunda y este ¨²ltimo, al igual que el Eibar, en posiciones de descenso a Segunda B. El Athletic sigue siendo, con el Madrid y el Barcelona, uno de los tres ¨²nicos equipos que nunca han bajado, pero entre 2005 y 2007 estuvo en puestos de descenso en 25 jornadas. La crisis del f¨²tbol vasco, y del Athletic como su estandarte, tiene causas diversas, desde la Ley Bosman a los videojuegos, pero una fundamental es demogr¨¢fica: la tasa de natalidad del Pa¨ªs Vasco es una de las m¨¢s bajas de la UE: 9,5 por mil habitantes, la mitad que en 1975. Hace tres d¨¦cadas nac¨ªan en Vizcaya 20.000 ni?os al a?o; desde mediados de los noventa, unos 8.000. Una pol¨ªtica aut¨¢rquica (s¨®lo jugadores de la cantera) dif¨ªcilmente puede subsistir en esas condiciones.
La inmigraci¨®n podr¨ªa compensar ese d¨¦ficit, como ocurri¨® en el pasado, con la diferencia de que ahora la ¨²nica que llega es extranjera, especialmente africana y latinoamericana. La crisis ha ralentizado el flujo, pero los dem¨®grafos pronostican que, de todos modos, pronto supondr¨¢n el 10% de la poblaci¨®n vasca (ahora son el 5%). ?Llegar¨¢ de ah¨ª la savia que revitalice el f¨²tbol vasco? En los a?os del pase al profesionalismo, en la tercera d¨¦cada del siglo XX, al Athletic le salv¨® su apuesta por lo que se denomin¨® "jugadores de alpargata": hijos de obreros de las m¨¢rgenes del Nervi¨®n que buscaban su integraci¨®n por la v¨ªa r¨¢pida de jugar en San Mam¨¦s. El periodista Diego Torres pregunt¨® hace poco a Lass Diarra, el jugador de origen mal¨ª fichado por el Madrid, de d¨®nde le ven¨ªa su fortaleza para imponerse a las adversidades: "Mi padre es alba?il y mi madre limpia casas", dijo (EL PA?S, 10 de abril de 2009).
El Rey de Copas lleva 25 a?os sin demostrar que lo es, pero, incluso con ese desierto de por medio, el Athletic ha estado presente en una de cada tres finales desde la de la coronaci¨®n de Alfonso XIII, en 1902: en 34 (35 con la de hoy frente al Barcelona) de las 105 disputadas, ganando 23, que podr¨ªan ser 24 si ocurriese el milagro. Pero es cierto que con un rendimiento decreciente: hasta la Guerra Civil (34 a?os), los rojiblancos jugaron 17 finales (el 50% de las disputadas), ganando 13; desde el final de la guerra (70 a?os), otras 17, ganando 10, que podr¨ªan ser 11 si hoy...
La ¨²ltima ganada (1984) lo fue tambi¨¦n contra el Bar?a, que contaba con los dos astros internacionales del momento, Schuster y Maradona. Todos los comentaristas auguraron que el entrenador de los bilba¨ªnos, Clemente, plantear¨ªa un partido ultradefensivo y as¨ª pareci¨® confirmarlo una alineaci¨®n con seis defensas (Patxi Salinas m¨¢s los cinco habituales). Pero el d¨ªa amaneci¨® lluvioso, lo que Piru Ga¨ªnza, delegado del equipo, consider¨® un buen presagio, y el Athletic sali¨® al ataque, desconcertando un tanto a los barcelonistas, a los que entrenaba Menotti. Antes de cumplirse el cuarto de hora, Argote envi¨® desde su banda, pero con la derecha, hecho bastante ins¨®lito, un centro en globo que Endika baj¨® con el pecho antes de batir (con la zurda) a Urruti. Todo ello, fuera del gui¨®n, que, sin embargo, se aplic¨® a rajatabla a partir de entonces: cierre f¨¦rreo atr¨¢s y salidas a la contra. Tras el pitido final, y antes de que los bilba¨ªnos pudieran dar la vuelta de honor, los jugadores se enzarzaron en una pelea de barrio, con patadas de kung-fu incluidas, y dos jugadores, uno de cada equipo, tuvieron que ser retirados en camilla. Se sabe qui¨¦n inici¨® la bronca y c¨®mo se pas¨® de las palabras a los hechos, pero ya est¨¢ olvidado porque la convivencia, como la naci¨®n (seg¨²n Renan), se funda m¨¢s en los olvidos compartidos que en la memoria.
Que el Athletic gane hoy al Barcelona de Messi y compa?¨ªa es muy improbable, tanto como lo era hace 51 a?os que ganase la final al Madrid de Di St¨¦fano en su propia salsa del Bernab¨¦u. Pero ocurri¨® porque la tradici¨®n rojiblanca es propensa a las gestas imprevistas. La ¨²ltima bilba¨ªnada conocida es que est¨¢bamos muy interesados en que el Barcelona goleara al Madrid en su campo para que tuviera m¨¢s m¨¦rito ganarle en Mestalla.
El esp¨ªritu mercantil bilba¨ªno ha llevado a compensar la vigencia de la Ley de rendimientos decrecientes (formulada por David Ricardo) con el principio (del profesor Caparr¨®s) de optimizaci¨®n de recursos. Tanto la directiva como el entrenador dejaron claro desde el comienzo de la temporada que la prioridad era la Copa. Ahora se ve por qu¨¦. Es sabido que el campe¨®n de este torneo se gana el derecho a participar en la Copa de la UEFA. Pero, si el ganador es uno de los cuatro primeros de la Liga y participa, por tanto, en la Champions, ese derecho lo hereda el subcampe¨®n; y si no s¨®lo es uno de los cuatro primeros, sino el campe¨®n de Liga, el finalista de la Copa se convierte autom¨¢ticamente en candidato a disputar con ¨¦l la Supercopa de Espa?a.
Los de San Mam¨¦s han rentabilizado a tope la eliminaci¨®n del Sevilla en las semifinales y hasta podr¨ªan sacar la gabarra para celebrar su buen ojo cl¨ªnico para asegurarse el ¨¦xito en la final con independencia del resultado.
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