Debatir el futuro

Contra los pron¨®sticos de una intervenci¨®n rutinaria destinada a recabar los apoyos que le faltan, Zapatero hizo ayer un discurso que supone un giro en la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica al proponer, durante el debate sobre el estado de la naci¨®n, un conjunto de medidas a corto y largo plazo dirigidas a estimular la econom¨ªa y a cambiar el modelo de crecimiento.

Las medidas para reactivar la econom¨ªa y el empleo -eliminaci¨®n parcial de la desgravaci¨®n por vivienda, reducci¨®n en el impuesto sobre sociedades, ayuda directa de 2.000 euros a la compra de autom¨®viles, entre otras- pretenden actuar directamente sobre los mercados y empresas. Por primera vez, despu¨¦s de m¨¢s de dos a?os de crisis y 91 medidas poco coordinadas, el Gobierno adopta iniciativas con probabilidad de ¨¦xito para crear simult¨¢neamente empleo y sustituir a medio plazo la econom¨ªa del ladrillo por un patr¨®n de crecimiento basado en la productividad, la tecnolog¨ªa, la educaci¨®n y la sociedad de la informaci¨®n.

La reforma de la desgravaci¨®n fiscal por la compra de vivienda es pol¨ªticamente arriesgada, pero t¨¦cnicamente correcta. Su eliminaci¨®n progresiva, limitada a partir de 2011 a rentas inferiores a 17.000 euros y gradualmente descendente hasta los 24.000 euros, combinada con la equiparaci¨®n fiscal del alquiler a la compra, deber¨ªa contribuir a que se venda el stock de vivienda en los pr¨®ximos 19 meses y a estabilizar el mercado a partir de 2011. La ayuda directa a la compra de coches se basa en los crecimientos de las ventas experimentados all¨ª donde se ha puesto en pr¨¢ctica. La rebaja de cinco puntos en el impuesto de sociedades para las pymes que mantengan el empleo tambi¨¦n es coherente.

Zapatero no concret¨® medida alguna para aumentar las prestaciones sociales de los desempleados, cuando exist¨ªan fundadas expectativas de que el Gobierno comprometiera m¨¢s gasto social. Esta ausencia se explica probablemente por su elevado coste presupuestario. La apuesta por incentivos ligados al crecimiento de la actividad y el empleo es m¨¢s arriesgada, pero m¨¢s coherente. Con todo, el conjunto de medidas de ayer adolece de cierta imprecisi¨®n.

Las leyes que llegar¨¢n al Congreso para modernizar la econom¨ªa forman un paquete muy colmado -Ley de Puertos, Ley del Sector Audiovisual, reforma de los organismos reguladores, nueva Ley de Ciencia y Tecnolog¨ªa-, pero destacan tres compromisos: que los 420.000 alumnos de 5? de Primaria dispongan de un ordenador personal, un fondo de financiaci¨®n para la econom¨ªa sostenible de 20.000 millones y una dotaci¨®n de 70 millones para reciclaje de licenciados en paro.

Rajoy ten¨ªa ayer la oportunidad de contribuir al debate sobre el cambio de modelo econ¨®mico y la perdi¨® con un discurso encastillado en la descalificaci¨®n ret¨®rica. Es l¨®gico que el jefe de la oposici¨®n pase factura por el tiempo perdido por el Gobierno antes de entender lo que pasaba, pero incoherente que critique con igual fervor la rectificaci¨®n, incluyendo un plan de conjunto en el que encajan las dispersas medidas anteriores. Ni siquiera se atrevi¨® a concretar qu¨¦ reforma laboral propone o si incluye abaratar el despido. Si el PP tiene un plan econ¨®mico, no lo ense?¨®. Comete un error si renuncia a debatir los t¨¦rminos de la modernizaci¨®n econ¨®mica. ?ste es el momento, y si se deja pasar ser¨¢ demasiado tarde.

En un discurso muy inspirado en la onda de Obama, Zapatero pareci¨® abierto a un acuerdo con el PP, incluso recogiendo sugerencias gen¨¦ricas de ese partido antes deso¨ªdas. Pero sobre todo, tom¨® la iniciativa de plantear lo que piensa que hay que hacer, pidiendo apoyo para hacerlo. Lo cual es diferente de plantear s¨®lo aquello que pueda ser apoyado por determinados grupos cuyo concurso necesita.