Lo que siente la princesa
Aunque es un hecho que las princesas en el ballet cl¨¢sico sucumben de amor y las brujas anidan sentimientos de maldad en estado puro, lo cierto es que lo m¨¢s importante no es lo que sienten, ni siquiera lo que les pasa, sino la pericia t¨¦cnica con la que la ballerina de turno ataque las exigencias virtuosas de estos roles. John Cranko, un ciudadano brit¨¢nico nacido en Sur¨¢frica (1927), medit¨® mucho sobre los sentimientos de brujas y princesas de ballet. Amante de la literatura y un verdadero obsesionado de la obra de Shakespeare, Cranko fue tambi¨¦n hombre de danza. Dej¨® de bailar a los 23 a?os y se dedic¨® de lleno a la creaci¨®n coreogr¨¢fica, guiado siempre por la idea de que la t¨¦cnica no deber¨ªa ser el objetivo final del hecho coreogr¨¢fico sino la necesaria herramienta para que el cuerpo expresara sentimientos. Lo que le gustaba, en definitiva, era narrar historias sobre los humanos y sus pasiones. Sus personajes nunca fueron arquetipos de maldad o bondad sino personas en conflicto con el entorno, consigo mismas. Cuando acept¨® la direcci¨®n art¨ªstica del Stuttgart Ballet, en 1961, ya ten¨ªa muy claro el camino y fue la oportunidad perfecta para desempolvar a una compa?¨ªa que fue legendaria y viv¨ªa momentos opacos. No tard¨® en colocarse a la cabeza de las grandes agrupaciones internacionales. Su manera de entender la danza se hizo escuela y sent¨® las bases de ballet neocl¨¢sico.
Quiz¨¢ la c¨²spide de su creaci¨®n resida en su arrebatada y fiel versi¨®n de Romeo y Julieta, que hab¨ªa estrenado con la legendaria bailarina Carla Fracci en la Scala de Mil¨¢n, en 1958, y que version¨®, esta vez con la que ser¨ªa su musa, la int¨¦rprete brasilera Marcia Hayd¨¦e, para el Stuttgart Ballet nada m¨¢s llegar. La profundidad psicol¨®gica de los personajes, el ingenio con el que supo narrar desde la danza todos los intr¨ªngulis de la obra de Shakespeare y su sentido de la monumentalidad, conmovieron a las audiencias planetarias. Todav¨ªa hoy, sigue siendo el buque insignia de la formaci¨®n de Stuttgart, que la ha tra¨ªdo al completo al Teatro Real de Madrid. En esa l¨ªnea, Cranko cre¨® importantes ballets como Otra vuelta de tuerca o su aclamado Onegin. Muri¨® en 1973, en un vuelo que lo llevaba de vuelta a casa despu¨¦s de una exitosa gira norteamericana, pero leg¨® al mundo un estilo y su patrimonio fue mantenido por Marcia Hayd¨¦e como directora de la compa?¨ªa 20 a?os. Tambi¨¦n supo dar oportunidad a los m¨¢s j¨®venes y con su apoyo se inici¨® gente como John Neumeier o William Forsythe. "Era un gran comunicador", rememora el checo Jiri Kyli¨¢n que dirigi¨® luego en el Nederlands Dans Theater holand¨¦s. "Ten¨ªa una filosof¨ªa y la transmit¨ªa bien, pero no tard¨¦ en descubrir en ¨¦l a un gran core¨®grafo del siglo XIX. Ten¨ªa, desde luego, una t¨¦cnica contempor¨¢nea, pero las ideas, lo b¨¢sico y esencial, la estructura de sus ballets son un homenaje al siglo XIX. Fue el que me dio la oportunidad de coreografiar pero, con enorme respeto mutuo, ten¨ªamos unas peleas importantes".
Romeo y Julieta. Stuttgart Ballet. Hasta hoy en el Teatro Real (Madrid). www.teatro-real.es
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