La lucidez de un resistente
Fallece a los 86 a?os el psiquiatra, acad¨¦mico y escritor Carlos Castilla del Pino
Carlos Castilla del Pino, el psiquiatra rojo, forj¨® su "antifranquismo rabioso" durante los 38 a?os en los que d¨ªa tras d¨ªa atendi¨® en el Dispensario de Psiquiatr¨ªa e Higiene Mental de C¨®rdoba a centenares de perdedores, hombres enloquecidos por la Guerra Civil, enfermos mentales escupidos por una sociedad que los marginaba. Castilla del Pino, que falleci¨® ayer en C¨®rdoba a los 86 a?os, los dignific¨® como m¨¦dico, como intelectual y como activista pol¨ªtico. Sus estudios sobre la tristeza, la depresi¨®n, la incomunicaci¨®n encontraron claves nuevas para tratar y entender el dolor humano.
En unas de sus ¨²ltimas entrevistas publicadas en este diario, el viejo psiquiatra respond¨ªa as¨ª a una pregunta sobre el final: "La muerte es una impertinencia. Nadie tiene ganas de morirse. Hay gente en condiciones de vida terribles que quiere seguir viviendo. La vida biol¨®gica la queremos prolongar al m¨¢ximo porque mientras hay vida hay biograf¨ªa".
Muchos amigos y disc¨ªpulos acudieron ayer al tanatorio de Las Quemadas para despedirle y hoy se celebrar¨¢ una ceremonia civil en el rectorado de la Universidad de C¨®rdoba. El impacto de la noticia fue hondo en la ciudad andaluza, donde Castilla del Pino aplic¨® una manera de entender la asistencia psiqui¨¢trica adelantada a su ¨¦poca. "Hac¨ªamos psiquiatr¨ªa comunitaria sin saberlo", dijo ¨¦l mismo al referirse a un modelo de vanguardia, ajeno a los manicomios. Un planteamiento que sirvi¨® de base para la reforma psiqui¨¢trica de los a?os ochenta y noventa en Espa?a. El reconocimiento a esta labor lleg¨® de todos los ¨¢mbitos, pol¨ªticos, cient¨ªficos y culturales.
Acad¨¦mico de la Lengua desde 2003 (ocupaba el sill¨®n Q), entre sus libros se encuentran Introducci¨®n a la psiquiatr¨ªa, Estudios sobre la depresi¨®n, La incomunicaci¨®n, Psicoan¨¢lisis y marxismo, La hermen¨¦utica del lenguaje, Introducci¨®n al masoquismo, Teor¨ªa de la alucinaci¨®n, El delirio, un error necesario y los dos tomos de sus memorias, Pret¨¦rito imperfecto y Casa del Olivo.
Nacido en San Roque, C¨¢diz, en 1922, Castilla del Pino se form¨® como psiquiatra en Madrid hasta instalarse en 1949 en C¨®rdoba. Marginado por su militancia pol¨ªtica, no consigui¨® la c¨¢tedra de Psiquiatr¨ªa hasta 1983, tres a?os antes de jubilarse. En sus ¨²ltimas memorias se lamentaba de aquel fracaso acad¨¦mico y de su incompetencia como padre y educador.
La muerte de cinco de sus siete hijos fue el balance tr¨¢gico de su biograf¨ªa ¨ªntima. Castilla del Pino, figura tot¨¦mica para la izquierda espa?ola, se defend¨ªa de lo indefendible, sobrevivir a los hijos, admitiendo que en su caso la paternidad fue un error. Para ¨¦l, sin embargo, la hipocres¨ªa y la mentira sobre la familia amordazaban a la todav¨ªa conservadora sociedad espa?ola y por eso incomodaban tanto sus palabras. Desde adolescente, Castilla del Pino hizo suyas las palabras de Goethe ("llega a ser el que eres") y defendi¨® la tarea de descubrir qui¨¦n se es y tener el valor de serlo: "?se es el ¨¦xito de la vida", dijo. Por ello, y sin tapujos, reconoc¨ªa que la muerte de su padre hab¨ªa sido una liberaci¨®n y la de sus hijos una fatalidad con la que, pese al dolor, no pod¨ªa sentirse culpable. "Para m¨ª la muerte de mi padre fue en un sentido una liberaci¨®n. Cuando lo dije mucha gente se escandaliz¨®. Pero lo fue realmente. Me liber¨¦ de un conflicto. [...] Mis hijos y yo fuimos convirti¨¦ndonos en extra?os y lleg¨® un momento en que hablar s¨®lo lo empeoraba todo. Hubieran surgido reproches mutuos, era mejor callar... Era un silencio que apesadumbraba, s¨ª, pesaba mucho. Mi salvaci¨®n fue el trabajo".
Y as¨ª, trabajando, Castilla del Pino pas¨® su larga vida. Escribiendo y leyendo sin descanso y cuestionando una sociedad que hab¨ªa crecido bajo la ley del silencio: "Cuando no puedes hablar de todo lo que debes hablar, est¨¢s enfermo. Y eso fue lo que pas¨® en la sociedad espa?ola. Se opt¨® por el no pasa nada, por el nunca pasa nada".
En su discurso de ingreso a la RAE habl¨® de las dos biograf¨ªas que posee todo hombre: la que se conoce y la secreta. "Y una no es menos real que la otra". Sus a?os al frente del dispensario de C¨®rdoba fueron, pese al rosario de gente destruida que pas¨® por all¨ª, tiempos de plenitud. All¨ª encontr¨® un mundo lejos de la convenci¨®n, limpio del disimulo del mundo burgu¨¦s del que ¨¦l tanto renegaba. El afecto de aquellos "menesterosos" y perdedores, record¨® m¨¢s de una vez, marc¨® para siempre su vida. Para ¨¦l, "a¨²n en la derrota, ten¨ªa grandeza".
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