Gafas de sol en la isla rutilante
La Ibiza de los excesos se redime a lo largo del d¨ªa con su naturaleza sublime
Cuando los altavoces dejan de sonar, entre las 6.00 y las 16.30, es el momento de buscar planes alternativos (este verano, la temporada empieza con la normativa en vigor, que fue aplicada s¨®lo en parte el a?o pasado). Ibiza, sin¨®nimo de insomnio y desfases, recupera su esencia en esas horas: la naturaleza que inspir¨® a profetas del new age o del britpop; el misticismo que la encumbr¨® como refugio hippy, y la tranquilidad que atrajo a estrellas de Hollywood. El pr¨®ximo viernes, 29 de mayo, arranca oficialmente la temporada discotequera (con la primera fiesta de Pach¨¢) y se multiplican los vuelos low cost: un billete de ida y vuelta desde Madrid puede salir por 41 euros. Despu¨¦s del fiest¨®n, el ¨¦xtasis ibicenco puede continuar a plena luz del d¨ªa, sentado el visitante frente a un plato de guiso de pescado, catando un vino local o charlando con los payeses. Propuestas para lucir las gafas de sol.
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Para evitar la tentaci¨®n de la noche (o despu¨¦s de disfrutar los secretos de algunos de los mejores clubes del planeta) lo mejor es escaparse de Eivissa capital. En San Jos¨¦, una ecoaldea, La Casita Verde (www.casitaverde.com), lleva 17 a?os de experiencia sostenible. Una de las casas est¨¢ construida con botellas de cristal recicladas. "Se puede vivir usando la basura de manera sostenible, saludable y con Internet", explica Mike McLeod, el administrador. Cada domingo, de 14.00 a 18.00, se puede visitar el poblado.
Placeres sostenibles
Los caser¨ªos payeses, dispersos en los m¨¢rgenes de las carreteras en direcci¨®n a San Rafael, evocan tranquilidad entre olivos y naranjos. "Est¨¢n frescas, las he recogido hoy mismo", dice Pep mientras, acompa?ado de su galgo ibicenco, pesa en la balanza una bolsa de c¨ªtricos. En el edificio aleda?o, la tienda de Can Costa (971 34 81 57; carretera de San Rafael a Santa In¨¦s, kil¨®metro 7), la sobrasada y las butifarras se orean en una atm¨®sfera de tranquilidad. Muchos establecimientos familiares venden productos elaborados a la antigua usanza y la empresa Companatge (www.cancaus-ibiza.com) comercializa esa tradici¨®n apostando por el campo desde su mercado y su restaurante Can Caus (971 19 75 16; Santa Eulalia, carretera de San Miguel, kil¨®metro 3,5). Tras el avituallamiento, el camino contin¨²a por un paisaje salpicado de blanco. La cal reviste las macizas paredes de las construcciones para proteger del fr¨ªo h¨²medo en invierno a la vez que repele la can¨ªcula veraniega.
Entre Santa In¨¦s y San Miguel aparecen aqu¨ª y all¨¢ gran n¨²mero de peque?os hornos donde se obten¨ªa el blanqueante y que inspiran una original ruta tur¨ªstica.
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'En la otra punta de la isla, a 50 kil¨®metros de la capital y junto al puerto de San Miguel, una red de galer¨ªas subterr¨¢neas relata historias de contrabandistas. En el siglo XIX, los piratas arribaban a esta costa y se arrastraban por la Cova de Can Mar?a (971 33 47 76) guiados por las, todav¨ªa visibles, marcas de pintura roja y negra. Hoy son los turistas -previo pago de ocho euros- quienes redescubren estos t¨²neles, con m¨¢s de 100.000 a?os de antig¨¹edad. "Hay muchas estalagmitas, muy divertidas, algunas very erotic", comenta una visitante. Una de las gu¨ªas explica que por la falta de infiltraci¨®n natural se ha instalado un circuito cerrado de agua que alimenta las ¨¢ridas cavidades. Acto seguido aprieta un bot¨®n y, por arte mec¨¢nico, el goteo aparece y cobra fuerza acompa?ado de los acordes electr¨®nicos setenteros de una canci¨®n de Tangerine Dream. R¨¢fagas de luces multicolores iluminan la cascada artificial provocando una alucinaci¨®n psicod¨¦lica digna de cualquier noche en los clubes de la ciudad.
'Very erotic
Alzando la vista desde la terraza -con una espl¨¦ndida panor¨¢mica del islote de Murada- se atisba la Torre des Molar, una de las siete atalayas instaladas a lo largo de los 200 kil¨®metros de costa. Desde ella, con se?ales de fuego, al estilo de El Se?or de los Anillos, se alertaba de los ataques enemigos a los vig¨ªas apostados en las iglesias fortificadas del interior. Hacia el otro lado de la cova, la playa de Benirr¨¢s, donde los domingos al atardecer el retumbar de los tambores despide el fin de semana en una jam session de percusi¨®n.
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De San Miguel a San Carlos, en la costa oriental, donde un local de la plaza, lleno de antiguos buzones de correos con nombres de artistas y m¨²sicos, mantiene la esencia hippy. El Bar de Anita (971 33 50 90) es legendario. "La patrona regentaba la casa de comidas, la tiendecita, pon¨ªa las inyecciones y distribu¨ªa los giros que mandaban a los hippies hace 60 a?os", explica Pep Guash, camarero del local desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas. A la original estafeta tambi¨¦n han llegado cartas de la televisiva familia Alc¨¢ntara. Anita, que ahora pasa de los 80 a?os, les atendi¨® en una de sus mesas en un cap¨ªtulo de Cu¨¦ntame... cuando fueron a la isla a buscar a su hija, que, seducida por la libertad, se fug¨®, como tantos intelectuales y artistas, del Madrid franquista. Los montaditos, el fla¨®n (postre tradicional con queso de cabra) o el licor de hierbas -elaborado con una receta secreta- son algunas de las especialidades de la terraza.
El bar de 'Cu¨¦ntame...'
A s¨®lo unos metros, los s¨¢bados se monta el Mercado de las Dalias (www.lasdalias.com), "con unos puestos hippies y otros no tanto", matiza Svenia, una croata que lleva diez a?os en las Baleares. Aunque existen otros rastrillos, como el pijippi de los mi¨¦rcoles en Es Canar o el del hip¨®dromo San Jordi (s¨¢bados de 10.00 a 18.00), lleno de extravagantes objetos de segunda mano. El de las Dalias fue visitado por los Rolling Stones, y su origen es un local de carretera, el primero en vender alcohol de la isla en 1954, que serv¨ªa las copas a peseta. Siguiendo las indicaciones de Svenia, compramos unos saquitos de lavanda. Hay que saber moverse. "En pleno verano quedan lugares donde disfrutar de la naturaleza y del buen rollo de la isla", afirma. Una de sus recomendaciones es la pizzer¨ªa Raco Verd (971 80 02 67), en San Jos¨¦.
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Serpenteantes caminos de tierra recorren la isla como l¨ªneas de metro que conectan con cualquier playa poco conocida. Los cinco municipios, comunicados por estas sendas, son ideales para recorrer en bici (www.ibizacicloturismo.com). Pedaleando y sin salir de Santa Eulalia se llega a la Cala de Mastella. Por la ma?ana, El Bigotes sale de su chiringuito junto a la playa y se adentra en el mar a faenar. A mediod¨ªa prepara un guiso con lo que ha tra¨ªdo, y a las dos, ni m¨¢s tarde ni m¨¢s temprano, se lo ofrece a todo aquel que se acerque, y encuentre mesa, por unos 25 euros. No sabes lo que vas a comer, pero tienes la certeza de que est¨¢ fresco. Preguntando en cada pueblo, se puede improvisar una ruta gastron¨®mica por las casitas de los pescadores, que no se anuncian por Internet ni se publicita en la secci¨®n de restaurantes. Del mismo modo que hace 40 a?os se rumoreaba sobre unas barracas payesas donde se bailaba. Hoy, Pach¨¢, Amnesia o Privilege se han transformado en clubes internacionales, el negocio m¨¢s lucrativo de Ibiza. La consejera de Promoci¨®n Tur¨ªstica, Pepa Mar¨ª, apuesta por no renunciar a las discotecas ni a los clubbers, "porque han levantado el nombre de la isla", pero la pretensi¨®n es que, cada vez m¨¢s, se desarrollen otro tipo de actividades. Antes de que se ordenase cerrar a las seis de la ma?ana, el desfase no ten¨ªa fin.
Pescado de El Bigotes
"Mi padre, como todos los campesinos, elaboraba su vino pay¨¦s, casi como los romanos. Un d¨ªa se me cruzaron los cables y pens¨¦ en mejorar el vino de Ibiza, y en esas estamos". Juan Bonet define as¨ª la filosof¨ªa de Sa Cova (971 18 70 46; San Mateo), bodega fundada en 1990, la primera en hacer vino de su tierra. En los suelos arcillosos de la finca crecen varios tipos de uva, entre ellas, la mediterr¨¢nea monastrell. Su jugo se almacena en barricas de roble franc¨¦s y americano para producir 20.000 botellas anuales que pueden catarse entre los vi?edos.
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Antoni Calvo, un joven catal¨¢n que lleva tres a?os viviendo en Ibiza, cuenta: "A veces, cuando llegamos a casa, nos encontramos un palo en la puerta. Es el saludo de nuestra vecina que pas¨® y que, como no est¨¢bamos, nos dej¨® una nota en forma de rama". Tradiciones que contemplan desde hace siglos los soques de olivos con huecos en su interior, escondites que se usaban para preparar emboscadas durante la Guerra Civil. Los mejores ejemplares aparecen de manera casual entre los caminos, pero en los alrededores de la bodega ecol¨®gica Can Rich (Cami General, s/n. San Antonio; www.bodegascanrich.com) se concentran varios espec¨ªmenes magn¨ªficos.
Vino al estilo de Baco
En una finca cercana se levanta uno de los mejores agroturismos de la isla, Can Lluc (carretera de Santa In¨¦s, kil¨®metro 2; www.canlluc.com). Es una de las 16 casas rurales construidas sobre suelo r¨²stico antes de 1960, y cuya arquitectura neopayesa, proyectada por el arquitecto Pep Torres, mantiene las cl¨¢sicas paredes anchas de la construcci¨®n local mientras aporta luminosidad mediante claraboyas y discretos ventanales. El estudio Planas-Torres tambi¨¦n ha proyectado el paseo y la estaci¨®n mar¨ªtima de San Antonio, pueblo que junto con la capital concentra el ocio nocturno. La carretera que une este municipio con Eivissa, impulsada por el Gobierno de Abel Matutes, gener¨® una ola de movilizaciones por el impacto ambiental de la obra. El portavoz de la organizaci¨®n ecol¨®gica GEN-GOB, Mari¨¤ Mar¨ª, califica el proyecto como desmesurado y favorecedor de intereses caciquiles. "Exigimos una auditor¨ªa exhaustiva", dice.
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La libertad creativa que atrajo hace 30 a?os a artistas de todo pelaje se respira en el coraz¨®n de la isla, en Santa Gertrudis de Fruitera. En el bar Costa (971 19 70 21), los jamones colgados se alternan con cuadros de diversos pintores, entre ellos, un fresco del chileno Andr¨¦s Monreal. "Eran sus comienzos, paraba por aqu¨ª y como andaba corto de dinero pagaba a mi padre con obras de arte", explica Pep Roch, el due?o del establecimiento. Las paredes forman una original pinacoteca que se disfruta entre raciones de ib¨¦ricos. Una delicia gastrocultural. La visita sigue en una peque?a casa tradicional con un jard¨ªn-galer¨ªa, Can Daifa (971 19 70 42), donde la alemana Doris Hardt invita cada domingo a disfrutar del tipo de arte que la conquist¨® hace m¨¢s de tres d¨¦cadas.
Cuadros y jamones
Los islotes de Es Vedr¨¢ representan el lado m¨ªstico de Ibiza. Los ¨²ltimos restos de Atlantis, seg¨²n algunos, o quiz¨¢ las mitol¨®gicas islas desde las que cantaban las sirenas para atraer a Ulises. Ancladas en la costa suroeste, dentro del parque natural Cala d'Hort, condensan la diversidad paisaj¨ªstica y la belleza natural de Ibiza. Verde brillante, llena de escamas y de peque?o tama?o, la lagartija pitiusa, icono de la isla y especie exclusiva de Ibiza y Formentera, recorre los riscos poblados de especies vegetales end¨¦micas. Es Vedr¨¢ protagoniz¨® la portada de Voyager, el disco de Mike Oldfield, pero ya desde el siglo XVII su magnetismo inspiraba a diversos artistas. "Los hippies usaban la arenisca de los alrededores para pintar en las cuevas", explica Bartolomeu Mar¨ª, ibicenco y director del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba), que lo rese?a como uno de sus sitios favoritos de la isla. Incluso los hermanos Gallagher, los de Oasis, se compraron una casa en la zona para componer.
07 La piedra de Oasis
Acercarse hasta los islotes, circunnavegar las Pitiusas (nombre griego de Ibiza y Formentera) o visitar la isla Cabrera en barco son otras opciones para el visitante. El velero Onde Roc, capitaneado por Nuria Jim¨¦nez (606 24 50 82), zarpa desde Eivissa y ofrece rutas a la carta.
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Entre los cuerpos sin ropa que se pasean por la playa d'Es Cavallet, icono de las primeras fiestas Flower Power, y el famoseo que recorre cada verano la de Salines, se erigen gigantescos mont¨ªculos de sal que se extrae desde la ¨¦poca romana. Las tranquilas l¨¢minas de agua, muy pr¨®ximas a la ciudad de Eivissa, forman la parte terrestre del parque natural Ses Salines, que se extiende por el Mediterr¨¢neo hasta Formentera.
Desnudos entre la sal
La fuerza corrosiva del mineral genera on¨ªricos paisajes que esconden un ecosistema poblado por m¨¢s de 120 especies de aves como flamencos, garzas o garcillas. En la parte acu¨¢tica destacan las praderas de posidonia oce¨¢nica, alga end¨¦mica, bioindicadora de la calidad de las aguas y que representa el m¨¢ximo desarrollo ecol¨®gico de la costa mediterr¨¢nea. Sin salir del espacio natural, desde una de las camas del bar lounge Cap des Falc¨® (Playa de's Codolar; 687 12 12 31), el poder de los atardeceres ibicencos se manifiesta en un cielo incandescente naranja y rojo.
09 Halcones callejeros
Un juglar que escupe fuego por su boca o un maestro cetrero que muestra sus artes al p¨²blico recorren las adoquinadas calles de la capital durante la celebraci¨®n de Eivissa Medieval (el segundo fin de semana de mayo). "Muchas personas que llevan a?os viniendo nunca han recorrido la ciudad sobrios. No saben que fue estrat¨¦gica para Cartago o que tiene una gran herencia musulmana", comenta el gu¨ªa Juan Antonio Canseco. El colectivo de gu¨ªas de la capital (www.guiasibiza.com) intenta cambiar esa inercia y organiza paseos (10 euros) por el casco antiguo. En una antigua terma ¨¢rabe, Centro de Interpretaci¨®n de Medina Yabisia (Major, 2; 971 39 92 32), tambi¨¦n se desgrana la historia de la ciudad, declarada patrimonio mundial por la Unesco en 1999. "Son las murallas renacentistas mejor conservadas del Mediterr¨¢neo, y vistas desde la lejan¨ªa resultan impresionantes", explica El¨ªas Torres, arquitecto ibicenco que ejerce en Barcelona y que proyect¨® las escalinatas del antiguo castillo y futuro parador de Eivissa. La fortaleza corona Dalt Vila, la ciudad alta.
10 De fiesta con Robin Hood
En los a?os cincuenta, Onassis, Romy Schneider o Errol Flynn fueron seducidos por el anonimato que les brindaba las Pitiusas. Pero algunas de las jaranas de Robin Hood quedaron inmortalizadas "en una foto del abuelo". La prueba donde aparece Flynn de fiesta la guarda Mariano Torres, m¨²sico y regente de Can Pou (Luis Tur y Palau, 19; 971 31 08 75), un peque?o bar del puerto de Eivissa con bola de espejos. En el espig¨®n, los antiguos marineros son ahora j¨®venes modelos y gog¨®s que forman parte de las procesiones que reparten flyers y anuncian las fiestas con las que comienza la temporada.
Muy cerca aparece la plaza del Parque, "un sitio encantador con mucha vida" para la periodista Concha Garc¨ªa Campoy, que recomienda cenar en Can Alfredo (Passeig Vara de Rey, 16; 971 31 12 74), "uno de los mejores restaurantes", con platos cocinados como hace 200 a?os, como el arroz ciego -que se come sin mirar porque el marisco est¨¢ pelado-. Despu¨¦s, una copa en el Pereyra (Conde Rosell¨®, 3; www.teatropereyra.com). El bar del primer teatro de la ciudad, fundado hace 112 a?os, ofrece variada m¨²sica en directo. Un par de copas para calentar motores y de ah¨ª dejarse llevar por los acordes electr¨®nicos hacia alguno de los hist¨®ricos templos de la m¨²sica que, pese a quien le pese, tambi¨¦n forman parte de la esencia ibicenca.
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Gu¨ªa
C¨®mo llegar
? Easyjet (www.easyjet.com) tiene vuelos desde Madrid y Bilbao a partir de 41 euros.
? Vueling (www.vueling.es) vuela desde Barcelona, Sevilla, Madrid y Bilbao desde 60 euros.
Informaci¨®n
? Turismo rural en Ibiza (www.ecoibiza.com).
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