El valor olvidado
Quienes cuentan que la llegada de inmigrantes en pateras trae avalanchas de criminales, quienes cuentan que aumenta la violencia y la degradaci¨®n, quiz¨¢ est¨¦n olvidando dos episodios muy recientes y extremadamente significativos que han entrado en la historia de nuestra rep¨²blica. En Italia las dos revoluciones espont¨¢neas m¨¢s importantes contra la mafia no han partido de italianos sino de africanos. En diez a?os s¨®lo se han producido dos veces, impulsadas por la indignaci¨®n y el fin de la tolerancia, manifestaciones p¨²blicas no organizadas por asociaciones o sindicatos, sin autobuses y partidos.
Manifestaciones espont¨¢neas. Y las han hecho los africanos. Quienes han gritado basta ya a los jefes de zona, a los clanes, a las familias, han sido los africanos. En Castelvolturno el 19 de septiembre de 2008, despu¨¦s de la matanza realizada por la camorra en la que fueron asesinados seis inmigrantes africanos: Kwame Yulius Francis, Samuel Kwaku y Alaj Ababa, de Togo, Christopher Adams y Alex Geemes, de Liberia, y Eric Yeboah, de Ghana. Joseph Ayimbora, ghan¨¦s, fue ingresado en el hospital en estado grave. Las v¨ªctimas eran todas muy j¨®venes, el mayor de ellos ten¨ªa poco m¨¢s de 30 a?os: se desbord¨® la rabia y estall¨® una revuelta ante el lugar de la masacre. La revuelta atrajo a las c¨¢maras de televisi¨®n de todas partes del mundo y las im¨¢genes transmitidas fueron las de un pueblo paralizado para pedir atenci¨®n y justicia. En los seis meses anteriores la camorra hab¨ªa asesinado a un n¨²mero impresionante de inocentes italianos. El 16 de mayo a Domenico Noviello, un hombre que diez a?os antes hab¨ªa denunciado una extorsi¨®n, y que nada m¨¢s perder su escolta fue masacrado. Pero nada. Ninguna protesta. Ninguna queja. Ning¨²n italiano se ech¨® a la calle. Los pocos indignados, todos limitados al ¨¢mbito local, se sent¨ªan cada vez m¨¢s solos y sin fuerza.
Las dos rebeliones espont¨¢neas contra los clanes las han hecho los africanos
Hay mafias de extranjeros. Y tienen fuerza. Pero son aliadas de las de aqu¨ª
Todos los que se alzaron llegaron en pateras. Las bandas les chupan la sangre
?Y una naci¨®n como ¨¦sta dice que los inmigrantes traen criminalidad?
Pero esta soledad se rompi¨® por fin la ma?ana del 19, cuando cientos y cientos de hombres y mujeres africanos tomaron las calles y gritaron a los italianos a la cara su indignaci¨®n. Hubo incidentes. Pero lo m¨¢s extraordinario fue que al d¨ªa siguiente los mismos africanos se hicieron cargo de reparar los da?os provocados. El objetivo era llamar la atenci¨®n y decir: "No volv¨¢is a atreveros". Contra pocas personas es posible cualquier tipo de violencia, pero contra una poblaci¨®n entera alineada, no. Y luego en Rosarno. En la provincia de Reggio Calabria, uno de tantos pueblos del sur de Italia con una econom¨ªa principalmente agr¨ªcola que parecen marcados por un subdesarrollo cr¨®nico y cuyas bandas, en este caso las 'ndrine, facturan cifras equiparables al PIB del pa¨ªs.
La familia Pesce-Bellocco de Rosarno, seg¨²n demuestra la encuesta del GOA
[Gruppo Operativo Antidroga] de la Guardia di Finanza de marzo de 2004, hab¨ªa decidido blanquear el dinero de la coca en la construcci¨®n en B¨¦lgica, en Bruselas, donde debido a la presencia de las actividades del Parlamento europeo, las casas estaban aumentando de precio vertiginosamente. El clan consegu¨ªa inyectar unos 30 millones de euros a la semana en la compra de viviendas en B¨¦lgica.
La hegemon¨ªa sobre el territorio era total, pero el 12 de diciembre de 2008 dos trabajadores de Costa de Marfil fueron heridos, uno de ellos muy grave. Esa misma tarde cientos de extranjeros -tambi¨¦n ellos, igual que los j¨®venes heridos, empleados y explotados en los campos- se re¨²nen para protestar. Los pol¨ªticos intervienen, hacen promesas, pero desde entonces poco ha cambiado. Sin embargo, inesperadamente, el 14 de diciembre, es decir, a s¨®lo dos d¨ªas de la agresi¨®n, el culpable fue detenido y el m¨®vil result¨® ser violencia con fines de extorsi¨®n en perjuicio de la comunidad africana. La poblaci¨®n se ech¨® a la calle en Rosarno contra la presencia de la 'Ndrangheta que dominaba como por derecho natural, algo que no hab¨ªa ocurrido nunca en a?os anteriores.
Y sin embargo, precisamente en ese pueblo, una parte de la sociedad, hist¨®ricamente siempre hab¨ªa tenido el valor de resistir. Ejemplo de ello fue Peppe Valarioti, que dijo en la plaza: "No nos doblegaremos", refiri¨¦ndose a una posible victoria en las elecciones municipales. Y cuando esto ocurri¨®, fue asesinado. Desde entonces el silencio ha ca¨ªdo en las calles calabresas. Nadie se rebela. S¨®lo los africanos lo han hecho.
Y al hacerlo defienden a la ciudadan¨ªa por todos los calabreses, por todos los italianos. Defienden el derecho a trabajar y a vivir dignamente y defienden el derecho de la tierra. La agricultura era un recurso fundamental que los mecanismos mafiosos han disgregado lentamente, convirti¨¦ndola en ¨¢mbito de especulaciones criminales. Todos los africanos que se rebelaron hab¨ªan llegado a Italia en pateras. Y se rebelaron todos, clandestinos y legales. Porque a todos ellos las organizaciones les chupan la sangre, los recursos, el dinero.
Sobre la revuelta de Rosarno ha salido estos d¨ªas un librito que es muy necesario leer, con un t¨ªtulo en el que creo mucho: Los africanos salvar¨¢n Rosarno. Y probablemente tambi¨¦n Italia, de Antonello Mangano, editado por Terrelibere. La poblaci¨®n africana ha inyectado en el tejido diario del sur de Italia unos anticuerpos esenciales para hacer frente a la mafia, anticuerpos de los que los italianos parecen carecer. Anticuerpos que nacen de un elemental deseo de vivir.
La omert¨¤ no les pertenece y tampoco la percepci¨®n de que todo ha sido siempre as¨ª y siempre lo ser¨¢. La necesidad de abrirse nuevos espacios de vida no les obliga s¨®lo a sobrevivir, sino tambi¨¦n a defender el derecho. Y ¨¦ste es el principio de cualquier batalla aut¨¦ntica contra las bandas. Para la opini¨®n p¨²blica internacional resulta realmente dif¨ªcil explicarse este sentido general de criminalizaci¨®n de los inmigrantes. Hecho adem¨¢s en un pa¨ªs, Italia, que ha exportado la mafia a todos los rincones de la Tierra, cuyas organizaciones criminales han ense?ado al mundo c¨®mo estructurar organizaciones militares y pol¨ªticas mafiosas. Que con sus inversiones han contribuido al desarrollo del comercio de la coca en Suram¨¦rica, que han puesto en marcha, con las cinco familias mafiosas italianas de Nueva York, una especie de educaci¨®n mafiosa en el extranjero.
Hoy, seg¨²n demuestran las investigaciones del FBI y de la DEA, cualquiera que quiera realizar actividades econ¨®mico-criminales en Nueva York, bien sean kosovares o jamaicanos, georgianos o indios, debe contar necesariamente con las familias italianas, que han perdido prestigio pero no respeto. Otro ejemplo clar¨ªsimo es el de Vito Roberto Palazzolo, que coloniz¨® incluso Sur¨¢frica convirti¨¦ndola durante a?os en un lugar seguro para los fugitivos, igual que las familias italianas han conseguido transformar pa¨ªses del Este en colonias de inversi¨®n y, seg¨²n demuestra el ¨²ltimo informe de Legambiente, igual que las mafias italianas utilizan las orillas africanas para enterrar residuos t¨®xicos (en una sola operaci¨®n en Costa de Marfil, se descargaron desde Europa 851 toneladas de residuos t¨®xicos).
?Y este pa¨ªs dice que los inmigrantes traen criminalidad? Las mafias extranjeras en Italia existen y tienen una gran fuerza, pero son aliadas de las italianas. No hay m¨¢s que leer las encuestas para darse cuenta de c¨®mo llegan los bosses extranjeros a Italia. Llegan en avi¨®n desde Lagos o Le¨®polis. Desde Nigeria, Ucrania, Bielorrusia. Gestionan flujos de dinero que a menudo reinvierten en las ventanillas de Money Transfer. Las investigaciones m¨¢s importantes, como la denominada Linus sobre la mafia nigeriana, dirigida por los magistrados Giovanni Conzo y Paolo Itri, de la Fiscal¨ªa de N¨¢poles, demuestran que los narcos nigerianos no llegan en pateras, sino en avi¨®n. Incluso los desesperados que para pagarse el viaje y tener liquidez al aterrizar transportan en su cuerpo bolas de coca. Tampoco ellos llegan en pateras. Nunca.
Cuando se generaliza, se hace un favor a las mafias. Ellas viven de esta generalizaci¨®n. Quieren ser los ¨²nicos interlocutores. Si todos los inmigrantes se convierten en criminales conseguir¨¢n sentirse sus representantes y no habr¨¢ documento o llegada que ellos no gestionen. La mafia ucrania monopoliza el mercado de las asistentas y de los obreros de la construcci¨®n; los nigerianos el de la prostituci¨®n y la distribuci¨®n de coca; los b¨²lgaros el de la hero¨ªna; y el de los robos de coches los rumanos y moldavos. Pero ¨¦stos son una parte min¨²scula de sus comunidades y son instruidos por el crimen organizado italiano. Ninguna de estas organizaciones vive sin el consentimiento y la alianza de las mafias italianas.
Ninguna de estas organizaciones vivir¨ªa una sola hora sin la alianza con grupos italianos. Tener una actitud cerrada y de criminalizaci¨®n ayuda a las organizaciones mafiosas, porque se obliga a todos los inmigrantes a relacionarse con las mafias, si s¨®lo de ellas dependen los documentos, la vivienda, incluso los anuncios en los peri¨®dicos y la asistencia jur¨ªdica. Y no se trata de interpretar el papel de las "almas buenas", como dir¨ªan algunos, sino de analizar c¨®mo las mafias italianas aprovechan la debilidad de las comunidades de inmigrantes. Cuanto menos protegidas est¨¢n ¨¦stas por el Estado, m¨¢s se encuentran a su merced. El pa¨ªs en el que es hermoso reconocerse -ense?a Altiero Spinelli, padre del pensamiento europeo- es el que est¨¢ hecho de conductas, no de monumentos. Yo s¨¦ que la parte de Italia que en estos a?os se ha comportado entendiendo y acogiendo es la parte que ve en los inmigrantes nuevas esperanzas y nuevas fuerzas para transformar aquello que no hemos conseguido cambiar. La Italia en la que es hermoso reconocerse y que lleva en su interior la memoria de las persecuciones de sus propios inmigrantes y no permitir¨¢ que esto recaiga sobre su propia tierra.
Publicado por acuerdo con la agencia literaria Roberto Santachiara. Traducci¨®n de News Clips.
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