2. Aisladas en el club de carretera
Las organizaciones son grupos heterog¨¦neos - Proceden de una decena de pa¨ªses - Cambian constantemente a las chicas de local
Ben¨ªn City es un conglomerado de polvorientas casas de chapa oxidada, cables pelados cruzando las calles y condenadas carreteras de socavones. Pero es un lugar perfecto para hacer negocios. La ciudad, al suroeste de Nigeria, es un lugar de gente emprendedora y comerciante, capaces de vender en la calle desde una antigua pieza precolonial de gran valor hasta una inservible lavadora despiezada. Si se le pregunta a cualquier joven ocioso de los que pasan todo el d¨ªa sentado en la calle a qu¨¦ se dedica, lo m¨¢s probable es que el chico saque un m¨®vil y diga con cierta altaner¨ªa: Soy un hombre de negocios. ?ste es mi call center. El pol¨ªtico nigeriano Bola Ige, asesinado a balazos en 2001, describ¨ªa ese don de sus compatriotas para los negocios con una elocuente frase: "Si sabes c¨®mo empaquetar la mierda, la podr¨¢s vender en Nigeria".
"Si no haces lo que te digo te tiro ahora por la ventana", le dijeron a Hope
Un curandero le cort¨® pelos de las cejas y del pubis para hacer vud¨²
Casi todas las mujeres africanas que ejercen la prostituci¨®n en Espa?a proceden de Ben¨ªn City. Durante el siglo XVIII la ciudad fue el centro de la costa de los esclavos, el lugar del que part¨ªan miles de africanos para ser explotados en las colonias. Negocio y explotaci¨®n de personas, las dos caras de la prostituci¨®n siglos m¨¢s tarde. Quienes la controlan en Ben¨ªn City tienen medio negocio montado si saben utilizar el deseo de miles de mujeres por salir de la pobreza, prosperar en Europa y enviar dinero a sus familias.
Sobre ese sue?o se levantan las redes de trata de personas en Nigeria y en el resto de pa¨ªses exportadores de mujeres. Los estudios se?alan que en Espa?a hay prostitutas de m¨¢s de 50 nacionalidades, pero la gran mayor¨ªa procede de un pu?ado de pa¨ªses, aquellos en los que est¨¢n instaladas las redes organizadas: Brasil, Ruman¨ªa, Paraguay, Colombia, Rep¨²blica Dominicana, Rusia, Moldavia, Bulgaria, Nigeria y China. Tambi¨¦n hay marroqu¨ªes en el sur de Andaluc¨ªa, sobre todo cerca de la frontera.
El lugar de origen de la mercanc¨ªa va cambiando seg¨²n la dificultad o facilidad que tengan para introducirla en Espa?a y seg¨²n la moda est¨¦tica del momento. Como quien decide dejar de comprar caf¨¦ en Colombia y lo busca en Kenia. En Latinoam¨¦rica, el pa¨ªs que m¨¢s mujeres exporta es Brasil. El segundo, Paraguay, que es nuevo en estas lides. El acceso es f¨¢cil -ni las brasile?as ni las paraguayas necesitan visado- y sus mujeres resultan muy atractivas en Espa?a. Nuestro pa¨ªs no importa chicas de rasgos m¨¢s ind¨ªgenas, como bolivianas, ecuatorianas o peruanas.
Junto con Brasil, Ruman¨ªa se ha convertido en el otro gran proveedor de mujeres a Espa?a. Las rumanas j¨®venes son blancas, rubias y guapas y desde que el pa¨ªs forma parte de la Uni¨®n Europea pueden entrar libremente en Espa?a. Las redes buscan chicas en zonas rurales y pobres en las que, como en Ben¨ªn City, es f¨¢cil convencerlas de que se atrevan a viajar a Espa?a con un desconocido en busca de una vida mejor. No tienen nada que perder.
Las redes son heterog¨¦neas y de dif¨ªcil control, seg¨²n explica Carlos Botr¨¢n, comisario jefe de la Brigada Central de la UCRIF (Unidad contra las Redes de Inmigraci¨®n Ilegal y Falsificaciones Documentales de la Polic¨ªa Nacional): "Pueden estar formadas por un matrimonio, un grupo de cuatro amigos o pueden ser organizaciones complejas y estructuradas que operan en varios pa¨ªses con m¨¢s de 100 personas trabajando. Una aut¨¦ntica multinacional".
El captador es el primer eslab¨®n de la cadena, y uno de los m¨¢s importantes. En todas las historias de mujeres explotadas, ¨¦l es el encargado de encontrar mercanc¨ªa, sin la cual no hay negocio. Debe seleccionar y convencer a las mujeres hasta conseguir sacarlas del pa¨ªs. Con una mentira o una media verdad. Cuando les ofrecen directamente trabajar como prostitutas, les hablan de una situaci¨®n de libertad que despu¨¦s no existe.
El captador, a veces con la ayuda de una tercera persona (el intermediario), gestiona los pasaportes, el visado, el billete de avi¨®n o autob¨²s y le da a la mujer algo de dinero para que lo ense?e en la frontera y la dejen entrar como turista. ?l se ocupa de todo y alecciona a la chica sobre c¨®mo vestirse y actuar.
"Un truco que suelen emplear las redes para entrar es utilizar un pa¨ªs intermedio de entrada que pertenezca al espacio Schengen, como Portugal, Francia o Italia", explica un inspector jefe de la UCRIF. "Si en el aeropuerto de Par¨ªs ven que el destino final de la mujer no es Francia, sino Espa?a, los controles se relajan". Algunas redes, como las nigerianas, las rusas o las chinas utilizan m¨¦todos muy sofisticados para falsificar documentos.
Vayamos a una de esas historias, la de una de las miles de mujeres que cada a?o entran en Espa?a para acabar trabajando como prostitutas. Llam¨¦mosla Hope. Hace dos a?os -ten¨ªa entonces 18- relat¨® a una amiga las penurias econ¨®micas que ella y su familia estaban pasando en Lagos, al sur de Nigeria. "Te pondr¨¦ en contacto con un primo m¨ªo que necesita una secretaria para trabajar en Espa?a", le dijo la chica. La oferta era un regalo y Hope no dud¨® un segundo en decir que s¨ª. A los pocos d¨ªas conoci¨® al hombre. ?ste le vendi¨® un futuro c¨®modo en Espa?a donde ganar¨ªa dinero para ella y su familia. Ellos le ayudar¨ªan con los papeles y la adiestrar¨ªan para pasar la frontera. Pagar¨ªan todos los gastos del viaje y luego ella, una vez que ganase su abundante sueldo de secretaria en Europa, les devolver¨ªa el dinero poco a poco. Para cruzar la frontera, le proporcionaron el pasaporte de la mujer que la esperaba en Espa?a, una nigeriana para la que iba a trabajar.
D¨ªas despu¨¦s cog¨ªa un avi¨®n en Cotonou (Rep¨²blica de Ben¨ªn), rumbo a Casablanca para aterrizar poco despu¨¦s en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona. Otro hombre la recogi¨® en el taxi y la llev¨® a la casa de su nueva empleadora. "Me acuerdo mucho de ese camino. Iba viendo la ciudad de Barcelona, tan bonita, con gente tan distinta y me sent¨ª una mujer con mucha suerte" recuerda la chica en la oficina de la ONG Proyecto Esperanza.
Esa sensaci¨®n de tener por delante grandes oportunidades la comparten todas las mujeres que llegan con las redes. Una mezcla de nerviosismo y esperanza. Hasta que llega el jarro de agua fr¨ªa. En el caso de Hope, sucedi¨® cuando le ense?aron su nueva ropa de trabajo: tangas y sujetadores. "Me dijeron lo que tendr¨ªa que hacer y me negu¨¦, pero el marido de la mujer me amenaz¨®, me peg¨® y me dijo: 'Si no lo haces te tiro por la ventana ahora mismo y le digo a la polic¨ªa que te has suicidado".
Los m¨¦todos de coacci¨®n para doblegar la voluntad de la v¨ªctima son distintos seg¨²n el pa¨ªs de origen de la red y las v¨ªctimas. "Las redes rumanas son las m¨¢s violentas", explica el comisario de la UCRIF Carlos Botr¨¢n. "Les dan palizas, pu?etazos, hay violaciones en grupo, no tiemblan a la hora de ejercer la violencia f¨ªsica para asustar y doblegar la voluntad de las mujeres". Como la mayor¨ªa de las v¨ªctimas son captadas en pueblos peque?os y el traficante conoce a la familia, es muy habitual que las amenacen con matar a sus padres o a sus hijos, si los tienen. Adem¨¢s, en cuanto llegan les quitan los billetes de vuelta, el pasaporte, y el dinero y las vigilan de cerca cada minuto. Algunas no hablan espa?ol. No tienen forma de salir.
En el caso de Nigeria, uno de los m¨¦todos de control m¨¢s eficaces es el vud¨². "D¨ªas antes de coger el avi¨®n me llevaron a un curandero", recuerda Hope. "Ten¨ªa que hacer lo que me ¨¦l me dijera para que ellos estuvieran seguros de que iba a pagar mi deuda". Le cortaron pelos de las cejas y del pubis, los metieron en un sobre y los mezclaron con sangre. "Sent¨ª mucho miedo. Entonces cre¨ªa que con el vud¨² pueden controlar lo que haces y que incluso puedes morir. Fui muy inocente. Me lo cre¨ªa todo por mis ganas de venir a Espa?a".
Las deudas que las mujeres se comprometen a pagar -2.000, 3.000, 4.000 o 5.000 euros dependiendo del pa¨ªs de origen, de lo costoso que sea el trayecto y de lo que puedan abusar de la situaci¨®n de necesidad de la mujer- ponen la vida de la v¨ªctima en manos de la red durante meses o incluso a?os, porque algunas redes van incrementando la deuda con enga?os. Las nigerianas son las m¨¢s explotadas: suelen comprometerse desde el principio a pagar cantidades desorbitadas: 40.000 o 50.000 d¨®lares.
Para pagar, las mujeres tienen que trabajar cada d¨ªa 13 o 14 horas. Las redes se encargan de colocarlas, como si fueran naranjas, en el mercado: clubs, pisos y calle. La Universidad de Oviedo, que ha elaborado uno de los estudios de campo m¨¢s completos sobre el tema, se?ala que en Asturias el 72% de las prostitutas trabaja en locales de alterne, el 35% lo hace en pisos y s¨®lo el 2,6% en la calle -parques, descampados, pol¨ªgonos industriales, centro urbano-. Estos datos no se pueden extrapolar a todo el pa¨ªs, pero la Polic¨ªa y la Guardia Civil hacen c¨¢lculos similares.
Como muchas otras, Hope acab¨® dando vueltas por varias provincias espa?olas, de club en club. Cada tres semanas la cambiaban de local. No ten¨ªa ni idea de d¨®nde estaba en cada momento. No sabe en qu¨¦ sitios ha vivido. "Me daban palizas si no hac¨ªa tres mil euros al mes", relata. Nunca vio un euro de sus ganancias.
"Las redes de explotaci¨®n sexual son muy crueles y rebuscadas en sus m¨¦todos de coacci¨®n", dice Carlos Igual, de la Guardia Civil. "De las m¨¢s duras que he visto en mi carrera. Se aprovechan de la ignorancia, de que se encuentran aisladas y desamparadas. Es lo que quieren las redes. Por eso las cambian de sitio cada poco tiempo. Para que no cojan confianza con los clientes y para que no se hagan amigas entre ellas".
La de Hope era una red ¨ªnfima, formada por cuatro personas: dos matrimonios de nigerianos que hab¨ªan hecho de la trata de mujeres su forma de vida y que ten¨ªan diversos contactos con empresarios del sexo espa?oles. Ella no sabe cu¨¢l era el acuerdo econ¨®mico entre sus captores y los due?os de los clubes. La que cobraba por cada servicio sexual no era ella, sino su "mami". Las mamis, o controladoras, son otro de los pilares fundamentales de las redes. Vigilan y controlan a las chicas de cerca. Son las encargadas de que no se escapen y tambi¨¦n de tranquilizarlas y hacerles ver que su situaci¨®n no es tan horrible. Suelen ser ex prostitutas, mujeres que han pasado por la misma situaci¨®n y que despu¨¦s han ascendido dentro de la organizaci¨®n o se han casado con alg¨²n empresario.
Hope decidi¨® acabar con todo eso un a?o despu¨¦s de aterrizar en Barcelona. Consigui¨® salir gracias a la polic¨ªa, la ONG Proyecto Esperanza y la ayuda de personas que se preocuparon por ella. Denunci¨® a sus captores. La polic¨ªa consigui¨® reunir las pruebas para llevarlos ante un juez. Todav¨ªa es un caso pendiente.
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