Beyonc¨¦, 'made in USA'
La cantante se exhibi¨® en el Sant Jordi con un espect¨¢culo de ritmo entrecortado y ante medio aforo
?Desfila o act¨²a?, ?canta o baila?, ?interpreta o se exhibe?, ?es una modelo, una cantante una estrella o todo ello a la vez? Son preguntas, algunas de las que ayer por la noche pudieron hacerse mientras Beyonc¨¦ evolucionaba en el ampl¨ªsimo escenario por el que durante dos horas se reivindic¨® en el Sant Jordi de Barcelona. La reina del rhythm and blues ofreci¨® un espect¨¢culo con el que dese¨® deslumbrar con una muestra de todas sus habilidades.
A un mundo global deben ofrec¨¦rseles estrellas totales, parecer¨ªa pensar quien dise?¨® el espect¨¢culo de anoche, y a tenor de ello se suscitaron algunos equ¨ªvocos que no acabaron de beneficiar a la cantante. Que, por ejemplo, en Ave Maria la estrella s¨²bitamente se ataviase como una novia se antoj¨® redundante e innecesario, casi tanto como los reiterados cambios de vestuario. Y no tanto por ellos, no cuestionables per se, sino porque para verificarlos no se articul¨® ning¨²n recurso que evitase la interrupci¨®n del espect¨¢culo.
Precisamente por ello la noche tuvo un inequ¨ªvoco sabor estadounidense. Dado el diente de sierra dibujado por el ritmo, evoc¨® a los partidos de f¨²tbol americano, en los que la acci¨®n del show se concentra tras los parones necesarios para que los jugadores se ajusten la armadura. As¨ª, despu¨¦s de Ave Mar¨ªa lleg¨® Broken hearted girl, tras cuya interpretaci¨®n hubo un momento de v¨ªdeo para que la estrella saliese vestida de gladiadora minifaldera para de esta guisa cantar If I were a boy, en cuyo desarrollo col¨® estrofas de You ought a know. Tras otro v¨ªdeo, con el consiguiente frenazo de ritmos, la estrella, de nuevo con otro vestido generosamente escueto, cant¨® Diva. Lo dicho, un show muy estadounidense, muy televisivo, con cortes en los que s¨®lo falt¨® la publicidad.
Salvado este aspecto y un sonido que en toda la velada no estuvo a la altura de las excelentes producciones que ofrecen sus discos, Beyonc¨¦ s¨®lo pudo ser cuestionada, porque tambi¨¦n ella parece atrapada por el s¨ªndrome OT, que obliga a cantar alto, presumiendo de pulmones y potencia aunque no sea necesario. Por ejemplo en Me, myself and I, donde la exhibici¨®n vocal roz¨® lo circense.
Pero cuando el espect¨¢culo se explay¨® los ojos no dieron abasto. Coreograf¨ªas, generosa exhibici¨®n de luz, ritmo repartido entre dos escenarios, vuelos de uno a otro, y glamour y seducci¨®n se sucedieron en una noche en la que Beyonc¨¦ quiso demostrar que ella est¨¢ por encima de todo, incluso de sus canciones.
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