Al Libi, el terrorista que minti¨® sobre el nexo Irak-Al Qaeda
Powell utiliz¨® en la ONU su testimonio. Al mes siguiente empez¨® la guerra
Pocos hombres se han dado a conocer por haber mentido. Si no hubiese enga?ado a los que le interrogaban, la muerte de Al¨ª Mohamed Abdelaziz al Fajir, de 46 a?os, no habr¨ªa valido unas l¨ªneas en los diarios ni suscitado preguntas de quienes dudan de la versi¨®n de su fallecimiento -un suicidio en su celda- de las autoridades de Libia difundida a trav¨¦s del diario Oea af¨ªn a Saif al Islam, hijo del coronel Gadafi.
Al Fajir, m¨¢s conocido por su apodo de Jeque al Libi (jeque libio), fue detenido el 11 de noviembre de 2001 en la frontera entre Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, y enviado meses despu¨¦s por la CIA a Egipto para que all¨ª los polic¨ªas le interrogasen sin miramientos. Acab¨® cont¨¢ndoles o, mejor dicho, invent¨¢ndose aquello que sus torturadores quer¨ªan escuchar: El dictador iraqu¨ª Sadam Hussein proporcionaba a Al Qaeda armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas.
Un informe oficial reconoce que, para evitar la tortura, no dijo la verdad
Casi un a?o despu¨¦s, el 5 de febrero de 2003, el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, decidi¨® comparecer en persona ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Argument¨® por qu¨¦ hab¨ªa que acabar con Sadam. Se refiri¨® entonces a "un veterano terrorista que ha narrado c¨®mo Irak proporciona entrenamiento con esas armas [qu¨ªmi-cas y biol¨®gicas] a Al Qaeda". Sin entrar en tantos detalles la ministra espa?ola de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, secund¨® su intervenci¨®n. Al mes siguiente empez¨® la invasi¨®n de Irak.
Ese terrorista era Al Libi, que se quit¨® la vida la segunda semana de mayo en la c¨¢rcel de Abu Salim (Tr¨ªpoli), donde cumpl¨ªa cadena perpetua. A?os antes de morir, Al Libi ya reconoci¨® en Guant¨¢namo que todo lo que confes¨® en 2002 a sus torturadores egipcios era mentira, que lo hizo para librarse del suplicio. La CIA da cr¨¦dito a su retractaci¨®n. "Minti¨® para evitar la tortura", reconoce tambi¨¦n un informe del comit¨¦ de inteligencia del Senado de EE UU.
Al Libi, natural de Ajdabiya, en el noreste de Libia, fue reclutado en 1990 en Arabia Saud¨ª, donde hab¨ªa emigrado. Se march¨® a Afganist¨¢n a luchar contra la URSS. Fue uno de los fundadores del Grupo Combatiente Isl¨¢mico Libio y acab¨® siendo el jefe, en 1995, del campo militar de Khaldan, por el que pasaron numerosos j¨®venes ¨¢rabes incluido el franco-marroqu¨ª Zacar¨ªas Mussaoui, involucrado en el 11-S.
Tras la intervenci¨®n en Afganist¨¢n en 2001, Al Libi intent¨® ponerse a salvo en Pakist¨¢n, pero fue detenido. La CIA se lo llev¨® preso a Kandahar (Afganist¨¢n), antes de mandarlo a Egipto. Tras semanas de interrogatorios, lo recuper¨® para enviarlo a Guant¨¢namo, donde pas¨® cuatro a?os antes de ser expulsado a Libia.
En El Cairo los polic¨ªas pidieron a Al Libi que les diera informaci¨®n sobre la relaci¨®n de Al Qaeda con Irak, un tema "sobre el que dice no saber nada y sobre el que le cost¨® contar una historia", seg¨²n reza una nota desclasificada de la CIA. A los egipcios no les agradaron sus respuestas y le "introdujeron en una peque?a caja" durante 17 horas. Cuando, por fin, pudo salir le advirtieron de que ten¨ªa una ¨²ltima oportunidad de "decir la verdad". Fue entonces cuando minti¨®.
La muerte de Al Libi "significa que el mundo nunca podr¨¢ escuchar su relato sobre las brutales torturas que padeci¨®", se lament¨® Sarah Leah Whiton, responsable para Oriente Pr¨®ximo de Human Rights Watch (HRW). Esta ONG estadounidense ha pedido a Libia que abra una investigaci¨®n "exhaustiva y transparente" sobre el supuesto suicidio.
Una delegaci¨®n de HRW pudo visitar la c¨¢rcel de Abu Salim el 27 de abril, pero Al Libi apenas quiso hablar con ellos. "?D¨®nde estaban ustedes cuando se me torturaba en las c¨¢rceles norteamericanas?", fue pr¨¢cticamente la ¨²nica frase que pronunci¨® el reo. La ONG de derechos humanos nunca tuvo acceso a los presos en manos de la CIA.
En EE UU y en los c¨ªrculos ¨¢rabes de derechos humanos se duda de que el reo se haya quitado la vida, a menos que la c¨¢rcel y los malos tratos no le hicieran perder el uso de la raz¨®n. Al Libi recib¨ªa visitas de sus familiares. Era adem¨¢s un musulm¨¢n piadoso y el islam proh¨ªbe el suicidio.
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