La 'nueva normalidad' para el crecimiento
Los mercados rebosan con se?ales de brotes verdes en la econom¨ªa mundial. Un n¨²mero cada vez mayor de inversores ve llegar un fuerte rebote, primero en China, luego en Estados Unidos, despu¨¦s en Europa y, por ¨²ltimo, en el resto del mundo. Ni siquiera los horribles datos de los dos ¨²ltimos trimestres parecen desalentar a quienes abrigan esa idea optimista. Cuanto m¨¢s profundo sea el desplome, mayor ser¨¢ el rebote, dicen algunos analistas.
Tal vez tengan raz¨®n esos optimistas, pero ?c¨®mo podemos esperar que sea de intensa la expansi¨®n cuando lo peor haya pasado por fin? ?Ir¨¢ a ser la nueva normalidad igual a la antigua normalidad de los a?os de auge comprendidos entre 2002 y 2007?
El mundo deber¨¢ conformarse con tasas de crecimiento inferiores a las anteriores a la crisis
Me cuesta imaginar c¨®mo Estados Unidos y China, principales motores del crecimiento mundial durante dos decenios, podr¨¢n vivir sin conformarse con tasas medias de crecimiento notablemente inferiores a aquellas de las que gozaron antes de la crisis.
Empecemos por EE UU, epicentro de la crisis financiera, que a¨²n es la econom¨ªa m¨¢s importante del mundo. En el mejor de los casos, el sector financiero de EE UU saldr¨¢ de la crisis reducido y m¨¢s estrictamente regulado. No hay por qu¨¦ preocuparse, dicen algunos economistas. EE UU creci¨® r¨¢pidamente en las d¨¦cadas de 1950 y 1960 con un sistema bancario sometido a una regulaci¨®n relativamente estricta. ?Por qu¨¦ no habr¨ªa de ser as¨ª otra vez?
Desde luego, pero el sector financiero de los primeros a?os de la posguerra no hab¨ªa de sostener una econom¨ªa tan diversa y compleja como la de hoy, ni mucho menos. Si las autoridades atrasan el reloj varias d¨¦cadas en materia de regulaci¨®n bancaria, ?podemos estar tan seguros de que no lo har¨¢n tambi¨¦n en materia de ingresos?
No cabe duda de que el consumo de EE UU, el mayor motor individual del crecimiento mundial, va camino de ser inferior, en vista de los d¨¦biles precios de la vivienda, el desempleo en aumento y la reducci¨®n de la riqueza de los pensionistas. Durante el auge, el consumo de EE UU aument¨® hasta m¨¢s del 70% del PIB. Tras la crisis, podr¨ªa bajar hasta el 60%.
?Y qu¨¦ decir del importante cambio pol¨ªtico que ha experimentado EE UU? Cansados de un crecimiento incesante, ahora los votantes esperan que se preste una mayor atenci¨®n a la necesidad de abordar las preocupaciones medioambientales, las cuestiones relativas a la salud y la desigualdad de ingresos, pero la consecuci¨®n de esos fines loables ser¨¢ onerosa y se sumar¨¢ a los gigantescos d¨¦ficits presupuestarios en que est¨¢ incurriendo el Gobierno de Washington para contrarrestar la crisis financiera. Unos impuestos m¨¢s altos y una mayor regulaci¨®n no pueden ser buenos para el crecimiento.
Cierto es que hay margen para gestionar el Estado m¨¢s eficientemente, en particular, en los sectores de la educaci¨®n y la asistencia sanitaria; pero ?ser¨¢n suficientes esos ahorros para compensar la carga de un Estado mucho mayor? As¨ª lo espero y, desde luego, el Gobierno de Obama es un soplo de aire fresco despu¨¦s de la incre¨ªble ineptitud del periodo Bush-Cheney, pero los Gobiernos de todo el mundo siempre est¨¢n convencidos de que se pueden financiar sus ampliaciones fundamentalmente con aumentos de la eficiencia, y ese sue?o suele resultar quim¨¦rico.
Tambi¨¦n el crecimiento chino est¨¢ destinado a reducirse a largo plazo. Incluso antes de la crisis financiera estaba claro que China no pod¨ªa continuar indefinidamente con su trayectoria de crecimiento del 10% o m¨¢s. Los problemas h¨ªdricos y medioambientales iban aumentando. Cada vez resultaba m¨¢s claro que, a medida que China continuaba creciendo m¨¢s r¨¢pidamente que casi todos los dem¨¢s pa¨ªses, la capacidad de importaci¨®n (y la tolerancia) del mundo no pod¨ªa avanzar al mismo ritmo que la m¨¢quina exportadora de China. Este pa¨ªs estaba volvi¨¦ndose demasiado grande.
Con la crisis financiera, el necesario ajuste de la econom¨ªa china hacia un consumo m¨¢s interno ha cobrado mucha mayor urgencia. Cierto es que, incluso cuando las exportaciones se desplomaron, el Gobierno de Pek¨ªn se las arregl¨® para apuntalar el crecimiento con un gasto y un aumento del cr¨¦dito enormes. Pero, aunque necesaria, esa estrategia amenaza con perturbar el delicado equilibrio entre el aumento de los sectores p¨²blico y privado que ha apuntalado la expansi¨®n china hasta ahora. El papel cada vez m¨¢s importante del Estado y el cada vez m¨¢s reducido del sector privado auguran, casi con toda seguridad, un crecimiento menor en un momento posterior de este decenio.
Tambi¨¦n Europa afronta dificultades, y no s¨®lo porque ahora est¨¢ sufriendo la mayor contracci¨®n de las regiones econ¨®micas m¨¢s importantes del mundo, en vista del aviso del Gobierno de Alemania sobre una surrealista reducci¨®n del 6% de su PIB en 2009. La actual crisis financiera aminorar¨¢ casi con seguridad la integraci¨®n de los pa¨ªses de la Europa Central y Oriental adheridos a la UE, cuyas j¨®venes poblaciones son la fuente m¨¢s din¨¢mica de crecimiento en la Europa actual.
No todas las regiones tendr¨¢n necesariamente una expansi¨®n econ¨®mica menor en el pr¨®ximo decenio. Suponiendo que contin¨²en las reformas en pa¨ªses como, por ejemplo, Brasil, India, Sur¨¢frica y Rusia, los mercados emergentes podr¨ªan perfectamente compensar parte del desfase de crecimiento dejado por las econom¨ªas mayores. Sin embargo, con toda probabilidad, tras a?os de revisar al alza constantemente sus c¨¢lculos sobre la tendencia del crecimiento mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzar¨¢ a revisarlos hacia abajo.
Incluso despu¨¦s de la crisis, el crecimiento mundial seguir¨¢ siendo, casi seguramente, inferior durante alg¨²n tiempo al auge de la ¨¦poca anterior. Ese cambio puede ser bueno para el medio ambiente, la igualdad de ingresos y la estabilidad. Los Gobiernos tienen raz¨®n en preocuparse por la calidad del crecimiento y no s¨®lo su rapidez, pero a la hora de hacer c¨¢lculos sobre impuestos y beneficios, los inversores y los pol¨ªticos deben atenerse a la nueva normalidad: un crecimiento medio inferior.
Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªtica P¨²blica en la Universidad de Harvard.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.