El sector asegurador espa?ol ante la crisis
Cuando hace dos a?os se empezaron a escuchar las primeras voces de alarma acerca de la virulencia y profundidad de la crisis que se avecinaba, casi nadie presagiaba la intensidad y duraci¨®n que tendr¨ªa. En Espa?a, donde la recesi¨®n es oficial desde hace ya meses, los indicadores econ¨®micos han alcanzado cifras hist¨®ricas que no se registraban desde hac¨ªa d¨¦cadas. La magnitud de la situaci¨®n alcanzada ha sorprendido a muchos expertos y las predicciones se han vuelto cada vez m¨¢s sombr¨ªas en los ¨²ltimos meses.
En mayor o menor medida, todos los sectores econ¨®micos se est¨¢n viendo afectados por esta situaci¨®n. En algunos, como construcci¨®n, inmobiliario o automoci¨®n, los efectos est¨¢n siendo m¨¢s pronunciados. Otros, por el contrario, han sido capaces de capear la situaci¨®n con acierto y han sabido no s¨®lo mantener su solidez, sino seguir creciendo. En este segundo grupo se encuentra el sector asegurador espa?ol, que es uno de los que mejor se est¨¢ comportando, aun en tiempos adversos.
En las crisis se usan menos y mejor los bienes asegurados y baja la siniestralidad y los costes
El sector ha hecho bien las cosas, pero debe crear un nuevo escenario que le permita seguir creciendo
Los datos as¨ª lo avalan. En 2008 el mercado asegurador creci¨® un 7,8% en volumen total de primas, frente al ejercicio anterior, en el que el crecimiento fue del 3,7%. Dato que, en t¨¦rminos generales, contrasta con los obtenidos por otros sectores de la econom¨ªa espa?ola.
Ramos fundamentales de nuestra actividad como el de Vida, Salud o Multirriesgo obtuvieron crecimientos del 15% y 7%, respectivamente, en 2008. Asimismo, los productos de ahorro previsi¨®n, como los seguros de vida, o los destinados a la jubilaci¨®n han reaccionado de forma competitiva, debido en parte a sus ventajas fiscales.
Las razones que justifican este buen comportamiento son varias. Por una parte, hay que destacar como factor clave el car¨¢cter antic¨ªclico y estable propio de la actividad aseguradora, lo cual, unido al hecho de contar con un sistema muy riguroso de control, supervisi¨®n y gesti¨®n, ha hecho que los efectos de la crisis lleguen amortiguados a nuestro sector y que hayamos podido encarar la situaci¨®n con mayor ¨¦xito que otros.
En segundo lugar, cabe se?alar que, por la propia naturaleza de su negocio, las aseguradoras suelen mantener una mayor estabilidad en ¨¦poca de incertidumbres. En la medida en que materializan parte de sus provisiones t¨¦cnicas a trav¨¦s de deuda de distintas empresas, pueden verse perjudicadas ante una posible depreciaci¨®n de esos activos. Pero, tambi¨¦n es cierto que, en ¨¦pocas de crisis, est¨¢ demostrado que se usan menos y mejor los bienes asegurados, de manera que la siniestralidad baja y la reducci¨®n de costes puede ser incluso superior a la de los ingresos.
Asimismo, no es menos justo afirmar que el sector hab¨ªa previsto en gran medida los medios necesarios para afrontar la crisis. Las compa?¨ªas han sabido anticiparse a esta situaci¨®n desarrollando durante los ¨²ltimos a?os productos espec¨ªficamente dise?ados para paliar los efectos de la crisis, tales como la asunci¨®n de pagos en caso de desempleo (hipoteca, tarjetas de cr¨¦dito...) o los seguros de cr¨¦dito. Igualmente, las aseguradoras espa?olas est¨¢n ofreciendo productos de ahorro previsi¨®n a la vanguardia europea y empleando criterios de inversi¨®n prudentes que adquieren su verdadero valor en el entorno actual, por cuanto proporcionan la m¨¢xima calidad crediticia y la menor exposici¨®n. Adem¨¢s, las carteras de las aseguradoras, en general m¨¢s conservadoras que las de la banca de inversi¨®n, asignan una proporci¨®n mucho m¨¢s baja a la renta variable, con lo que el riesgo de sorpresas desagradables ante hipot¨¦ticas agitaciones en los mercados resulta mucho menor.
No obstante, somos conscientes de que, aunque gracias a los factores expuestos, las consecuencias de la recesi¨®n llegan amortiguadas y con retraso a los seguros, no somos inmunes. La crisis est¨¢ teniendo una repercusi¨®n en la econom¨ªa real, en forma de un dram¨¢tico incremento de las cifras de desempleo y una fuerte contenci¨®n del consumo. Este hecho innegable afecta a nuestro sector traduci¨¦ndose en una disminuci¨®n en la contrataci¨®n de seguros tanto por parte de los particulares como de las empresas.
La desaceleraci¨®n del mercado inmobiliario y las restricciones de los cr¨¦ditos est¨¢n teniendo efectos colaterales o indirectos en algunos negocios de las compa?¨ªas de seguros, principalmente aquellos relacionados con el sector inmobiliario o el automovil¨ªstico. As¨ª, por ejemplo, en 2008 se ha comenzado a percibir una desaceleraci¨®n en las operaciones aseguradoras ligadas a los seguros de construcci¨®n o de hogar. Aunque este descenso se ha visto, en cierta forma, contrarrestado o compensado, por el buen comportamiento experimentado por otros ramos se?alados anteriormente, es una realidad que no debemos obviar.
Hecho este an¨¢lisis, es el momento de actuar, de mirar hacia delante. Nuestro sector, como hemos expuesto hasta aqu¨ª, ha sido ejemplo de solidez y buena gesti¨®n en tiempos de crisis, pero no debe atrincherarse en esa relativa seguridad. La tranquilidad que nos proporciona haber hecho bien las cosas, no puede convertirse en mera autocomplacencia que nos lleve a la inacci¨®n, a la espera de tiempos mejores. Es la hora de llevar a cabo las medidas necesarias para crear el nuevo escenario que nos permite seguir en la senda del crecimiento.
Quiz¨¢ la primera de ellas pase por un control m¨¢s efectivo. La crisis ha puesto de manifiesto que la globalizaci¨®n ha multiplicado el grado de exposici¨®n rec¨ªproca de los mercados. Las sucesivas tormentas financieras se han propagado mucho m¨¢s r¨¢pido y mucho m¨¢s lejos en ese contexto. Para corregir esos riesgos, se empiezan a defender sistemas m¨¢s efectivos de control a la libertad de mercado.
En este sentido, el sector asegurador puede servir de ejemplo. Las entidades financieras espa?olas han recibido distintos elogios internacionales por aplicar esos principios de control y el modelo espa?ol de los seguros se corresponde fielmente con ese esquema. Su grado de supervisi¨®n es superior a la media europea y mucho m¨¢s alto que el estadounidense. Las propias entidades supervisadas lo cuestionaron en su momento por entender que pod¨ªa distorsionar el mercado. En la pr¨¢ctica, sin embargo, ha colaborado de forma evidente a la solidez y la seriedad del sector. ?ste debe seguir ahondando en esa l¨ªnea y extremando esos principios de control y supervisi¨®n y prudencia en la gesti¨®n. Hemos de colaborar con la sociedad para conseguir incrementar la eficiencia, y recobrar la seguridad y la confianza necesarias para remontar el profundo bache al que se ha visto abocada.
Por otra parte, ahora m¨¢s que nunca es el momento de potenciar los valores en que se asienta la responsabilidad social corporativa de las empresas, y renovar conceptos tales como el esfuerzo, la transparencia, el trabajo en equipo y la b¨²squeda del bien com¨²n. Toca ser m¨¢s exigentes, m¨¢s eficientes y todav¨ªa m¨¢s rigurosos si cabe.
Los expertos parecen se?alar que la crisis internacional tocar¨¢ suelo hacia finales de 2009, y que la econom¨ªa comenzar¨¢ a reactivarse a lo largo de 2010, pero a un ritmo m¨¢s lento que el inicialmente esperado. Tambi¨¦n apuntan que dicha recuperaci¨®n ser¨¢ m¨¢s costosa y dif¨ªcil para Espa?a. Por tanto, hemos de ser conscientes de que esa reactivaci¨®n no ser¨¢ posible sin la implicaci¨®n de todos. En el sector asegurador hemos demostrado que sabemos c¨®mo hacerlo y estamos dispuestos a aportar ese saber hacer en la construcci¨®n del nuevo escenario que se avecina.
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Ignacio Eyries es director general del Grupo Caser
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