C¨®mic contra los traumas
Tres novelas gr¨¢ficas abordan el suicidio y el tormento de la adolescencia
Skim es g¨®tica, gorda, atormentada. Tiene 16 a?os. Horror: adolescencia en estado puro. Escribe en su diario cosas as¨ª: "Me siento como si tuviese alas pero mis huesos fuesen ladrillos". Y de esta guisa conversa con Lisa, su mejor amiga, una compa?era de clase c¨ªnica y descre¨ªda:
-?Qu¨¦ te ha pasado para que se te haya roto el brazo? -inquiere Lisa.
-Me ca¨ª de la bicicleta -miente Skim.
-Ja, ja. Fracasada.
Nadie como una mejor amiga para torpedear la autoestima a los 16. "Si las chicas fuesen un poco m¨¢s agradables entre ellas, ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil, pero las cosas no funcionan as¨ª", explica la canadiense Mariko Tamaki, creadora de Skim (Ediciones La C¨²pula), una de las mejores novelas gr¨¢ficas de 2008 para The New York Times.
En 'Life', Ayumu se automutila para castigarse por perder a su amiga
"En la adolescencia pones el instinto por encima de la raz¨®n", dice Tamaki
Skim cuenta la peregrinaci¨®n interior de una adolescente en busca de s¨ª misma. Una t¨ªa rara, sin postes afectivos s¨®lidos excepto una amiga borde que la llama "fracasada" por caerse de la bicicleta. Sobrevive en un mundo hostil, que se convulsiona tras el suicidio del novio de una compa?era de clase, que desata una campa?a de iniciativas ?o?as en el colegio para espantar cualquier otra tentativa de cortar por lo sano y para siempre. Por su comportamiento asocial y su depresi¨®n, la protagonista es candidata de honor a ingresar en el limbo de los suicidas. "A esa edad pones el instinto y la curiosidad por encima de la raz¨®n, y eso te altera casi todo el tiempo", reflexiona Mariko Tamaki por correo electr¨®nico desde Toronto, donde reside.
No parece traumatizada por su propia adolescencia, pero muchas de sus experiencias en la escuela secundaria para chicas de Toronto a la que acudi¨® est¨¢n en la novela gr¨¢fica, ilustrada por su prima Jillian Tamaki. "Las compa?eras de Skim se parecen mucho a las chicas con las que fui al instituto, con varios personajes que representan distintos rasgos de gente diversa", cuenta Tamaki, que visitar¨¢ junto a Jillian el Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona gracias a una beca del Gobierno canadiense para promocionar la obra en Espa?a.
Los toboganes juveniles son un fil¨®n narrativo. Norma Editorial acaba de publicar los dos primeros vol¨²menes de Life, una serie de Keiko Suenobu que arrasa en Jap¨®n. La protagonista, Ayumu, es una estudiante de Secundaria que purga la ruptura con una amiga envidiosa a la que supera en los ex¨¢menes -nadie como una mejor amiga para castigar a los 16- cort¨¢ndose en los antebrazos con un c¨²ter. Esto es el punto de arranque. Luego vendr¨¢ lo duro. En Jap¨®n fue tal ¨¦xito que inspir¨® una serie de televisi¨®n. Espant¨® a cada familia con adolescente dentro por la intrahistoria que reflejaba: acoso escolar, abusos sexuales, sadismo... "El dolor es un m¨¦todo muy efectivo", afirma Ayumu, tras una sesi¨®n de automutilaci¨®n. Descubrir que los 16 no son la edad de la inocencia caus¨® incredulidad y rechazo. Que si el manga no era la vida real. Que los j¨®venes japoneses no eran as¨ª. Que en los institutos se viv¨ªa otro ambiente m¨¢s sano. Tal vez. Otros signos de la sociedad nipona apuntan hacia lo contrario: el Gobierno tuvo que regular el comercio de bragas usadas en tiendas para prohibir su venta en m¨¢quinas expendedoras o que las menores vendan ropa interior de segunda mano, lo que ha derivado en un tr¨¢fico clandestino mediante Internet.
La automutilaci¨®n de Ayumu recuerda tambi¨¦n la extra?a conducta sexual de la adolescente japonesa sordomuda de Babel, la pel¨ªcula de Alejandro Gonz¨¢lez I?¨¢rritu. El mundo juvenil parece m¨¢s cerca del relatado en Life que del deseado por las familias.
Muy lejos de la est¨¦tica manga de Life es la obra Pap¨¢, de la francesa Aude Picault, que acaba de editar Sins Entido. Sus ilustraciones tiran a lo na?f, aunque la historia tira a lo hardcore: aborda el suicidio de su padre. "Estuvo solo unos 10 d¨ªas, pudri¨¦ndose encima de la moqueta, pudriendo la moqueta, desapareciendo". Picault exorciza su pena dibuj¨¢ndola como una mara?a espesa que la rodea de la que deber¨¢ liberarse para seguir adelante.
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