La m¨²sica de la imaginaci¨®n
Andr¨¦s Neuman recibe el galard¨®n por 'El viajero del siglo' - El escritor hispano-argentino defiende la ficci¨®n sin fronteras y la riqueza de la extranjer¨ªa
?Qui¨¦n podr¨ªa ser el autor de aquella novela? Durante las horas que pas¨® leyendo el original bajo seud¨®nimo de El viajero del siglo como presidente del Premio Alfaguara de este a?o, Luis Goytisolo se hizo a diario esa pregunta: ?Qui¨¦n estar¨ªa detr¨¢s de una narraci¨®n que sucede en un pueblo imaginario de la Alemania de 1827? ?Qu¨¦ novelista espa?ol pod¨ªa conocer con tanto detalle la cultura germ¨¢nica de la Restauraci¨®n?
Como confes¨® ayer el novelista y acad¨¦mico durante la entrega del galard¨®n, la duda se transform¨® pronto en una certeza y en una conjetura. La certeza: "Aqu¨ª est¨¢ el ganador". La conjetura: "?Se habr¨¢ pasado a la ficci¨®n Miguel S¨¢enz despu¨¦s de traducir con brillantez a autores como G¨¹nter Grass y Thomas Bernhard?". Pues no. Detr¨¢s de aquella novela "de tono decimon¨®nico pero con la ambici¨®n de los maestros del siglo XX" estaba Andr¨¦s Neuman, un bonaerense de 1977 que a los 14 a?os recal¨® en Granada con su familia.
Al ganador le espera una promoci¨®n de seis meses por toda Am¨¦rica Latina
"Somos incapaces de interpretar la realidad sin pensar en lo que leemos"
El padre de Neuman -con bolso de los de cargar libros al hombro, como su hijo- vio ayer en la sede de Santillana c¨®mo ¨¦ste recog¨ªa de manos de Ignacio Polanco, presidente del Grupo PRISA (editor de EL PA?S), la escultura de Mart¨ªn Chirino y el cheque de atrezo con los 175.000 d¨®lares (unos 134.000 euros) que le acreditan como ganador de un premio que ha vendido a lo largo de su historia 1.500.000 ejemplares y cuya promoci¨®n le llevar¨¢ por toda Am¨¦rica durante, ironiz¨® Polanco, "seis meses brutos". "Tres netos menos impuestos", a?adi¨® el escritor.
"En la casa de mi infancia hab¨ªa m¨²sica". Fue la primera frase del discurso del ganador, que matiz¨® a rengl¨®n seguido: "Mejor dicho, la casa era de m¨²sica". Su padre tocaba el oboe. Su madre, el viol¨ªn. Los dos hablaban de Schubert. Y sonaba el Viaje de invierno, la historia de un viajero con vocaci¨®n extranjera, "sin ganas de norte", que s¨®lo se detiene ante un viejo organillero. Hasta ah¨ª la m¨²sica de Schubert. La imaginaci¨®n de Neuman hizo lo dem¨¢s. Al viajero le invent¨® un amor y a todos, una ciudad ficticia. Y se puso a escribir El viajero del siglo. Por el camino muri¨® su madre y ¨¦l pens¨® en dejarlo. Continu¨®. "Como ese viajero que camina para averiguar ad¨®nde va, hoy siento que ya s¨¦ para qu¨¦ segu¨ª escribiendo: para poder dedicarle la novela a mi madre", dijo ayer el escritor, para el que "hay mucho m¨¢s amor en cantar que en callar".
La calidad del discurso de Andr¨¦s Neuman fue la comidilla durante el aperitivo que sigui¨® a la entrega del Premio Alfaguara. La hora cero en la consagraci¨®n definitiva de alguien que, con apenas 32 a?os, ha publicado ya casi una veintena de t¨ªtulos. Un poeta y narrador que ha sido dos veces finalista del Premio Herralde de novela (con Bariloche y Una vez Argentina) y una del Primavera (con La vida en las ventanas). Am¨¦n de ganador del Hiperi¨®n de poes¨ªa (con El tobog¨¢n).
Aunque fracasara "gloriosamente" en sus estudios de viol¨ªn, el suyo fue el discurso de un hombre orquesta de la literatura. "La historia es la novela de los hechos. La novela es la historia de los sentimientos", dijo Neuman citando al pensador dieciochesco Claude Adrien Helv¨¦tius, que no lleg¨® a vivir la conservadora ¨¦poca retratada en El viajero del siglo: "La Europa de la Restauraci¨®n era el principio de la nuestra. Retorciendo a Vargas Llosa, si nos pregunt¨¢ramos en qu¨¦ momento se jodi¨® Europa, la respuesta ser¨ªa: en el siglo XIX".
En seis folios que titul¨® Ficticios, sincronizados y extraterrestres, el escritor habl¨® tambi¨¦n de los personajes ("son el taller del alma") y rebati¨® a los agoreros que dan por muerta a la palabra frente a la imagen y a la ficci¨®n frente a la realidad. "Somos literalmente incapaces de interpretar la realidad sin pensar en las historias que le¨ªmos o nos contaron, en las pel¨ªculas que vimos, en las canciones que escuchamos. La ficci¨®n repercute hondamente en nuestra idea de la realidad y en nuestra participaci¨®n en ella", dijo antes de a?adir: "Si se me permite el desliz argentino, ?c¨®mo no van a ser reales los s¨ªmbolos, las conjeturas, las fantas¨ªas, si millones de personas le entregan su tangible dinero a un psic¨®logo para explicarse cosas que, desde un empirismo dogm¨¢tico, ser¨ªan todas inexistentes?".
Para Neuman, el futuro no matar¨¢ nuestra necesidad de ficciones: "?Qu¨¦ son los videojuegos si no ficciones? ?Y qu¨¦ es o debe ser un internauta si no un lector voraz, veloz y asociativo?". Tampoco la imagen acabar¨¢ con la palabra. Ah¨ª est¨¢ YouTube, donde "es f¨¢cil comprobar que, cuantas m¨¢s veces es visto un v¨ªdeo, m¨¢s comentarios se escriben sobre ¨¦l".
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