Las elecciones europeas
La lectura de los programas para las elecciones europeas de los principales partidos produce una extra?a sensaci¨®n de irrealidad. Lo que en ellos se dice tiene poco que ver con las declaraciones de la campa?a electoral en la que, tras rendir el necesario homenaje a la construcci¨®n europea, se pasa r¨¢pidamente a los asuntos estrictamente nacionales del d¨ªa a d¨ªa, que es lo que de verdad piensan que importa a los ciudadanos.
No es seguro que as¨ª sea y, por ello, es una l¨¢stima perder la oportunidad de debatir sobre el futuro de la Uni¨®n Europea, que es casi lo mismo que debatir sobre nuestro propio futuro. La Uni¨®n se encuentra en una encrucijada de la que no ser¨¢ f¨¢cil salir y, menos a¨²n, si la campa?a electoral s¨®lo sirve para discutir en cada circunscripci¨®n, o lo que es lo mismo, en cada uno de los pa¨ªses que la forman, sus propios asuntos internos.
Tras haber puesto en marcha la moneda ¨²nica, hemos sido incapaces de coordinar las pol¨ªticas presupuestarias
La presente crisis ha puesto de manifiesto algunos problemas a los que habr¨ªa que poner remedio cuanto antes. Al principio se crey¨® que la Uni¨®n Europea iba a resistir mejor la crisis que los Estados Unidos; se pensaba que, al fin y al cabo, la crisis financiera se hab¨ªa generado all¨ª, que su econom¨ªa estaba aquejada de desequilibrios mucho mayores que los de la Uni¨®n y que el llamado modelo social europeo nos proteger¨ªa de la recesi¨®n. La realidad no ha sido as¨ª. La crisis est¨¢ afectando m¨¢s a Europa que a Estados Unidos: el PIB de la Uni¨®n Europea caer¨¢ este a?o un 4% frente al 2,9% de Estados Unidos y, por si esto fuera poco, este ¨²ltimo pa¨ªs saldr¨¢ antes de la recesi¨®n.
La discusi¨®n del porqu¨¦ de esta situaci¨®n es importante para todos. Un elemento de respuesta se halla en el car¨¢cter incompleto de la construcci¨®n europea. Por no tomar m¨¢s que un ejemplo en el terreno econ¨®mico, tras haber sido capaces de poner en marcha la moneda ¨²nica hemos sido incapaces de avanzar en la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas presupuestarias de los pa¨ªses que integran la eurozona. Se ha perdido la necesaria interlocuci¨®n entre la autoridad monetaria y la presupuestaria que antes ten¨ªa lugar a escala nacional. Esta falta o, cuando menos, esa dificultad para el di¨¢logo entre los principales responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica, nos est¨¢ costando muy cara. En ¨¦ste y en otros muchos ¨¢mbitos tenemos un serio problema de eficiencia a la hora de hacer frente a situaciones extraordinarias como la presente.
Tambi¨¦n es importante interrogarse sobre la ausencia o, cuando menos, la reducida presencia, de la Uni¨®n Europea en las grandes cuestiones mundiales. El eje de los asuntos internacionales se desplaza r¨¢pidamente hacia Asia y la zona del Pac¨ªfico que pronto se convertir¨¢, si las cosas siguen como hasta ahora, en lo que fue el Atl¨¢ntico Norte tras la Segunda Guerra Mundial. Todo sucede como si nos content¨¢semos con ejercer un poder moderador de d¨¦bil intensidad y corremos el peligro de que nuestros sue?os se desvanezcan cuando nadie acuda, ni responda, a la llamada al ejercicio de ese pretendido poder. La pregunta a la que tenemos que contestar es la siguiente: ?qui¨¦n defender¨¢ entonces nuestros intereses?
Estas cuestiones, y otras muchas, subyacen en el debate sobre la construcci¨®n europea. Son importantes y merecen, desde luego, un amplio debate.
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