?Y t¨² para qu¨¦ sirves?
Qu¨¦ hay de lo m¨ªo?", es la pregunta que formulan muchos j¨®venes universitarios cuando provistos de un certificado, llamado t¨ªtulo, expendido por cualquiera de nuestras universidades, se asoman al mercado laboral. La respuesta podr¨ªa ser a la gallega: "?Y lo tuyo qu¨¦ es? ?T¨² qu¨¦ sabes hacer? ?T¨² para qu¨¦ sirves? Ese certificado que llevas en el bolsillo acredita que tienes un nivel de informaci¨®n sobre una serie de materias que has cursado, con m¨¢s o menos ¨¦xito, en la facultad o escuela en la que te matriculaste hace cinco o tres a?os, o para ser m¨¢s exacto, hace siete o cuatro a?os...", ya que un porcentaje elevad¨ªsimo de universitarios no termina sus estudios en el plazo estipulado por la universidad oferente de dicha titulaci¨®n.
En la educaci¨®n es donde veremos la mayor revoluci¨®n en los menores plazos
Le¨ª no hace mucho tiempo un estudio que describ¨ªa el posible alargamiento del dedo pulgar de la mano de los ni?os que nacieron a finales del siglo XX. Dec¨ªa el estudio que ese dedo pulgar, cuando pasen varias generaciones, ser¨¢ un dedo superior en tama?o al resto de los dedos de la mano, como consecuencia de la reiteraci¨®n y velocidad que demuestran nuestros hijos en el manejo de las maquinitas, el Internet, la Wii, la Nintendo, mensajes SMS, etc¨¦tera. Darwin no tolerar¨ªa esa teor¨ªa pero, pulgares al margen, de lo que no hay duda es de que con mucha m¨¢s celeridad est¨¢ cambiando el cerebro de nuestros ni?os y adolescentes y, en consecuencia, su forma de enfrentarse a la nueva sociedad que, aceleradamente, se est¨¢ creando en estos momentos a la vista de todos.
Escrib¨ª hace unos meses, en estas mismas p¨¢ginas, que si resucit¨¢ramos a un profesor del siglo XIX, ¨¦ste reconocer¨ªa f¨¢cilmente un aula de cualquiera de nuestros centros escolares y podr¨ªa incorporarse a su labor docente, pero seguramente no esperar¨ªa la siguiente pregunta de sus alumnos: "?Por qu¨¦ cree se?or profesor, que usted sabe m¨¢s que Google, por ejemplo? Todo lo que nos ha contado a lo largo del curso lo hemos encontrado en cualquier buscador por Internet, que adem¨¢s dice much¨ªsimas m¨¢s cosas de las que usted nos ha explicado". Ese profesor encontrar¨ªa la misma escuela, pero la sociedad que alberga esa escuela es radicalmente diferente de la que ¨¦l abandon¨® en el siglo XIX y muy diferente de la del siglo XX.
Esa nueva realidad, combinaci¨®n de lo f¨ªsico y de lo virtual, est¨¢ generando una nueva forma de entender, de comprender, de aprender, de enfrentarse al mundo por parte de nuestros hijos y por parte de nuestros alumnos, que es necesario que los educadores, a todos los niveles, la descubramos y explotemos al m¨¢ximo posible. Zapatero acaba de anunciar una medida, un ordenador para cada alumno, que nos sit¨²a en un reto interesant¨ªsimo y que nos abre el camino a un mundo nuevo. Desgraciadamente, cadavez que defiendo esta tesis -y lo he hecho a lo largo de los ¨²ltimos 10 a?os- muchos se fijan en el cacharro, en el aparato, en el ordenador, al estilo de lo que ocurr¨ªa cuando se invent¨® la televisi¨®n. Cuando hablo del ordenador para cada alumno, no estoy hablando del aparato, ni del cacharro, sino del significado que esa tecnolog¨ªa nueva est¨¢ suponiendo en la forma de actuar de nuestros alumnos y de nuestros j¨®venes. Cuando se inventa la m¨¢quina de vapor, en el siglo XIX, y comienza el desarrollo de la sociedad industrial, la gente no se ensimism¨® con la m¨¢quina, no se hablaba de la m¨¢quina, de los componentes de la m¨¢quina, de c¨®mo funcionaban las bielas, los pistones... Por eso, no llego a comprender por qu¨¦, ante la aparici¨®n de otra nueva tecnolog¨ªa, en este caso la virtual, la digital, la gente se queda pensando y mirando al ordenador, que no deja de ser un cacharro m¨¢s, sin necesidad de que se est¨¦ todo el d¨ªa analizando su conveniencia.
Escuch¨¦ un d¨ªa a un joven estudiante decir: "A m¨ª lo que de verdad me apasiona es la astrolog¨ªa pero como ustedes dicen que la mejor salida es la medicina pues renuncio a mi pasi¨®n y la cambio por la salida profesional, aunque yo me mareo cuando veo sangre". Es decir, ese chico podr¨¢ ser un excelente licenciado en medicina, pero no ser¨¢ un apasionado de la medicina. Podr¨¢ aportar sus conocimientos, pero no podr¨¢ aportar pasi¨®n, ni motivaci¨®n, ni una actitud hacia algo que no es lo suyo; no digo nada del 25% que se ve obligado a estudiar la segunda o tercera opci¨®n, porque su expediente y nota de selectividad no le alcanza para estudiar la primera. En una sociedad como la que est¨¢ surgiendo, sin pasi¨®n, sin actitud, sin convicci¨®n, es bastante dif¨ªcil hacer algo que nos permita un desarrollo superior.
La educaci¨®n, sin duda, es donde veremos la mayor revoluci¨®n en los menores plazos. Nuestros alumnos dispondr¨¢n de conexi¨®n a Internet en todas las aulas; as¨ª es, desde hace a?os, en Extremadura, por ejemplo. Algunos profesores tienen aversi¨®n a Internet, no por dificultades de manejo, sino porque Internet transmite m¨¢s informaci¨®n que ellos. Si la autoridad docente se basa en la informaci¨®n y una m¨¢quina acumula m¨¢s informaci¨®n, se pierde el respeto en beneficio de la m¨¢quina. Lo que no sabe Internet es generar conocimiento a partir de esa informaci¨®n. ?sa es la funci¨®n del educador, ense?ar a transformar la informaci¨®n en conocimiento, ense?ar a pescar a los alumnos en el oc¨¦ano de Internet. La inmensa mayor¨ªa de los universitarios termina sus estudios con una actitud incomprensible, desde el punto de vista de la nueva sociedad. No se puede salir de la Universidad exigiendo con el siguiente discurso: "Ya me he licenciado, ?c¨®mo me va a resolver la sociedad mi problema de vida? Como tengo un papel que me habilita como profesional, yo exijo que me den un trabajo en esa ¨¢rea, a poder ser cerca de mi casa y con estabilidad total".
El conocimiento que concede una titulaci¨®n no es garant¨ªa de innovaci¨®n, que es lo que se necesita en la nueva sociedad y la condici¨®n indispensable para salir de la crisis actual. El conocimiento es est¨¢ndar, se da por supuesto; un universitario sale de su facultad y se sabe que atesor¨® conocimiento, pero la primera condici¨®n para innovar es la actitud, la motivaci¨®n, la pasi¨®n y, dif¨ªcilmente, se puede tener una actitud innovadora, motivada, por algo que apasiona, si la primera opci¨®n que se elige no es la que se quiere, sino la que interesa profesionalmente. ?Qu¨¦ motivaci¨®n, qu¨¦ actitud, qu¨¦ pasi¨®n se va a tener cuando se decide estudiar algo, porque era lo que estaba a su alcance, seg¨²n el baremo alcanzado en a?os de aprendizaje escolar? Cuando un joven licenciado pregunta, con su t¨ªtulo, "?qu¨¦ hay de lo m¨ªo?", la respuesta que se impone es "?y qu¨¦ es lo tuyo?".
Ser¨ªa obligatorio que el sistema educativo encontrara el procedimiento para descubrir la actitud, la motivaci¨®n, la pasi¨®n de todos aquellos alumnos que pasan por nuestras aulas y ser¨ªa necesario que a la Universidad llegaran aquellos que est¨¢n deseando desarrollar cient¨ªficamente la actitud, la motivaci¨®n, la pasi¨®n que le descubrieron y potenciaron en la escuela. Eso no ser¨¢ posible mientras se estudie lo que no motiva, pero garantiza salida al mercado laboral o mientras se estudie la tercera opci¨®n, porque la segunda o la primera no casaba con el baremo.
?sa ser¨ªa la mejor contribuci¨®n que el uso del ordenador podr¨ªa hacer al desenlace de esta crisis y a la superaci¨®n de las frustraciones personales y profesionales que se producen en nuestro sistema educativo.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra ha sido presidente de la Junta de Extremadura.
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