Espeluznante cogida

El pron¨®stico es muy grave, y dice el parte m¨¦dico que Israel Lancho sufre una herida con orificio de entrada en el hemit¨®rax izquierdo con una trayectoria ascendente de 20 cent¨ªmetros penetrante en la cavidad tor¨¢cica y orifico de salida en el quinto espacio intercostal. Neumot¨®rax y hemot¨®rax. La cogida fue espeluznante. El torero se perfil¨® para matar al sexto, un toraco de 609 kilos, encastado y dificultoso en la muleta, que, en el momento del encuentro, lo enganch¨® con el astifino pit¨®n derecho a la altura del pecho, lo levant¨® en vilo por dos veces en unos segundos que fueron eternos y lo lanz¨® contra la arena mientras el torero se retorc¨ªa de dolor. La impresi¨®n fue sobrecogedora y de tal dramatismo que hizo temer lo peor. Afortunadamente, Lancho podr¨¢ contarlo, que es la mejor noticia a pesar de la tremenda cogida.

Lo cierto es que Palha envi¨® a Madrid una corrida de armas tomar; toros con cuajo, muy serios, algunos de los cuales hicieron una buena pelea en varas. Todos tuvieron un juego muy variado en la muleta, desde la fiereza de los dos primeros, a la violencia del tercero, la nobleza exquisita del cuarto y quinto y la casta dificultosa del sexto. Todos fueron aplaudidos en el arrastre. Una corrida dur¨ªsima para la torer¨ªa andante; unos toros con mucho que torear, que exig¨ªan diestros muy valerosos, muy preparados y con mucha sangre fr¨ªa. Quiz¨¢ por eso, a los tres espadas se les pueda encontrar alguna justificaci¨®n a pesar de que les acucia la necesidad de un triunfo para salir del ostracismo. Pero as¨ª de dif¨ªcil es esta profesi¨®n: los que menos torean, los de menor experiencia, se las tienen que ver con las corridas m¨¢s dif¨ªciles. Y esa flauta no suele sonar ni por casualidad.

Ayer se vio claro. Es el caso, por ejemplo, del herido Israel Lancho, que s¨®lo particip¨® el pasado a?o en seis festejos, y se encerr¨® con un lote que le hubiera creado muchos problemas al torero m¨¢s dispuesto. Lancho tiene valor para dar y regalar, pero est¨¢ ayuno de t¨¦cnica y de sitio. No se afligi¨® en ning¨²n momento, pero la sombra de la cogida sobrevol¨® durante toda su actuaci¨®n. Derrocha firmeza en la cara de los toros, pero no corre la mano y queda a merced de sus oponentes. Muy violento era su primero, al que hizo un quite por gaoneras con mucha disposici¨®n, pero si no rectifica la posici¨®n, salta por los aires. Lo cit¨® con la muleta desde el centro del ruedo y un derrote le puso los pitones en las cejas. Aguant¨® lo inaguantable con imprudencia y temeridad, pero no le perdi¨® la cara al toro en ning¨²n momento. No hubo faena por la descompuesta embestida del animal y la inexperiencia del torero, pero, al menos, sali¨® ileso de tan desigual combate. En su segundo toro, antes de la cogida, volvi¨® a demostrar su falta de recursos.

Paulita y Serranito lo dieron todo. El problema, quiz¨¢, es que tienen poco que dar y sus toros exig¨ªan mucho. Participaron en quites: por chicuelinas y delantales el primero, y por gaoneras y chicuelinas el otro; se les vio voluntariosos y responsabilizados, pero esos toros eran muchos toros. Sobre todo, los dos primeros. Paulita se encontr¨® con uno descarado de pitones astifinos, y se afligi¨®. Dice el programa oficial que el sobrenombre le viene por su parecido con Paula... Sus capotes tienen las vueltas azules, como los del jerezano, se aplic¨® en alguna ver¨®nica, pero le sobraron precauciones y desconfianzas. Luego, lleg¨® lo peor ante el muy noble toro cuarto, al que dio muchos pases acelerados y sin hondura, que le deja en mal lugar para el futuro.

Tampoco levant¨® el vuelo Serranito a pesar de que traz¨® algunas tandas por ambas manos con cierto gusto ante el buen toro quinto que no calaron en los tendidos. Hizo el esfuerzo ante el fiero segundo y se salv¨® de milagro.