El absurdo cotidiano de Magritte toma Bruselas
Un museo en la capital europea muestra 200 de sus obras
Ren¨¦ Magritte (1898-1967) proclam¨® mil veces que no quer¨ªa conocer las circunstancias que hab¨ªan formado su personalidad y, muchos menos, su arte. No cre¨ªa en el determinismo y rechaz¨® siempre a quienes persist¨ªan en interpretar su obra. Considerado el mejor narrador del absurdo cotidiano, defendi¨® a muerte los misterios sin palabras. Pese a ser uno de los artistas m¨¢s conocidos y valorados en todo el mundo, Magritte no contaba con un espacio dedicado expresamente a sus cuadros. Bruselas, la ciudad en la que vivi¨® pr¨¢cticamente toda su vida, salda ahora su deuda con la apertura del Museo Magritte, un bello edificio neocl¨¢sico situado en la place Royale, en pleno centro.
Procedentes de instituciones p¨²blicas y colecciones particulares cedidas en dep¨®sito, 200 obras muestran de manera impecable la esencia del surrealista m¨¢s desconcertante de la historia. Las creaciones m¨¢s conocidas de su periodo de plenitud (hay dos de las 17 versiones de El imperio de las luces) se muestran junto a sus trabajos de juventud y las piezas de las exposiciones internacionales. Comparten espacio con fotograf¨ªas tomadas por ¨¦l o su grupo de amigos y abundantes textos que recogen su escepticismo y humor. La apertura al p¨²blico del museo ser¨¢ el pr¨®ximo 2 de junio, la misma fecha en que su compatriota Herg¨¦ (1907-1983), el creador de Tint¨ªn, tendr¨¢ tambi¨¦n un museo propio en Louvain-la-Neuve.
El desconcertante surrealista defendi¨® los misterios sin palabras a muerte
La exposici¨®n de la obra est¨¢ distribuida en tres de las cinco plantas del palacio, el antiguo hotel Altenloh. El recorrido empieza por la tercera. Aqu¨ª est¨¢n sus primeros trabajos, los realizados antes de ser Magritte, experimentos de escuela en los que ya est¨¢ presente la iconograf¨ªa que le har¨ªa famoso en todo el mundo: bombines, lunas ¨¢rboles... Las paredes recuerdan su m¨¢xima favorita: "Aqu¨ª no hay respuestas. S¨®lo preguntas". A la vez, los paneles informativos recuerdan el nacimiento de Ren¨¦ Magritte, el mayor de tres hermanos varones, en un peque?o pueblo llamado Lessines. La escatolog¨ªa y el destripamiento de animales peque?os era el mayor entretenimiento de los ni?os. Cuando Ren¨¦ contaba 14 a?os encontraron a su madre muerta flotando en el r¨ªo. Su camis¨®n alrededor del cuello. Se hab¨ªa suicidado. Cuatro a?os despu¨¦s, durante un paseo por el cementerio, Magritte decidi¨® dedicarse a la pintura y se instal¨® definitivamente en Bruselas, una ciudad que s¨®lo abandon¨® durante temporadas muy cortas. En esta planta se ven cuadros realizados bajo el influjo del impresionismo y del cubismo.
Hacia 1920, Magritte entra en el mundo de la publicidad. Realiza carteles para obras teatrales y algunos productos alimenticios. La experiencia le sirve para dar contundencia a sus figuras y manejar los colores con mayor determinaci¨®n. Poco despu¨¦s surge el gran Magritte. Ocurre en 1923, al contemplar Canto de amor, una obra de Giorgio de Chirico inspirada en un escenario lleno de elementos cotidianos.
La segunda planta presenta los cuadros donde los objetos se relacionan entre s¨ª de la manera m¨¢s sorprendente. Hay que liberar la mente de ideas. Est¨¢ prohibido buscar asociaciones. Y mucho menos a partir de los t¨ªtulos de las diferentes obras. Se cuenta aqu¨ª que Magritte titulaba las obras durante las reuniones de fin de semana con sus amigos y junto a su mujer y musa, Georgette. La apoteosis Magritte est¨¢ en la primera planta. Aqu¨ª est¨¢n sus cuadros m¨¢s conocidos: Dios no es un santo (1936), La memoria (1948), Sherezade (1948), El retrato de Anne-Marie Crowet (1956), dos versiones de El imperio de las luces (1954 y 1961), entre otros.
Babelia
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