De blindajes y otras reformas

De nuevo surge la pol¨¦mica sobre la necesidad de "blindar" el Concierto Econ¨®mico. Esta vez, menos mal, ha sido el propio consejero de Hacienda del Gobierno vasco el que ha dicho algo tan elemental como que el blindaje m¨¢s razonable y f¨¢cil de acometer es el que se puede hacer desde el Parlamento vasco. Los foralistas, como era de esperar, no est¨¢n de acuerdo. Dice el Jos¨¦ Luis Bilbao, diputado general de Vizcaya, que la eventual intervenci¨®n del Parlamento vasco legislando en materia de impuestos ir¨ªa contra la Constituci¨®n, contra el Estatuto y contra el Concierto. Le ha faltado decir que, adem¨¢s, supondr¨ªa un empeoramiento del cambio clim¨¢tico vasco y un aumento de los dolores de mis juanetes. Joseba Egibar, algo m¨¢s cauto, ha dicho que la intervenci¨®n del Parlamento vasco en materia fiscal solo cabr¨ªa "en casos excepcionales".

Acabar¨ªa la falsa pol¨¦mica y habr¨ªa transparencia en el sistema fiscal vasco

Los foralistas defienden que no sea una ley vasca la que blinde el Concierto

Pues no. La Constituci¨®n, el Estatuto, la Ley de Territorios Hist¨®ricos y el propio Concierto prev¨¦n expl¨ªcitamente la existencia de esa legislaci¨®n del Parlamento vasco en materia fiscal. De hecho, ya en 1989 el Parlamento vasco zanj¨® la cuesti¨®n te¨®rica, dejando bien claro que pod¨ªa legislar en materia de impuestos, y aprob¨® la ley 3/89 de 30 de mayo, que lleva el significativo t¨ªtulo de Ley de Armonizaci¨®n, Coordinaci¨®n y Colaboraci¨®n fiscal, y que, por supuesto, no contiene ninguna restricci¨®n a su aplicabilidad exigiendo que concurran circunstancias excepcionales. Lo escandaloso, por lo tanto, no es aplicar esa ley vasca, sino que, por miedo a los foralistas, no se haya aplicado todav¨ªa, a pesar de los fuertes problemas de falta de armonizaci¨®n que se han producido y de la gran inseguridad jur¨ªdica en la que se ha encontrado el Impuesto de Sociedades.

Los ejemplos de falta de armonizaci¨®n son conocidos. Por ejemplo, el plazo de prescripci¨®n fiscal es de tres a?os en Vizcaya y de cuatro en ?lava y Guip¨²zcoa, lo que significa que un mismo hecho te puede llevar a la c¨¢rcel en un sitio y no en el otro. Otro ejemplo evidente: un contribuyente vasco paga por el Impuesto de Patrimonio en Guip¨²zcoa mientras que otros en Vizcaya y ?lava no lo pagan. No hablemos del problema que se ha planteado hasta hace unos d¨ªas con el diferente tipo de Impuesto de Sociedades que hab¨ªa en Guip¨²zcoa, etc. Y no hablemos de la inseguridad jur¨ªdica que acarrea el tener unas normas fiscales sin rango de ley, lo que las hace recurribles ante los jueces de lo contencioso-administrativo, con las inevitables consecuencias de que de vez en cuando son anuladas, como ha ocurrido con el Impuesto de Sociedades.

As¨ª pues, legislar desde el Parlamento Vasco mata dos p¨¢jaros de un tiro. Por un, lado blinda al Concierto Econ¨®mico, puesto que al dar a las normas fiscales rango de ley las pone fuera del alcance de los jueces del contencioso-administrativo; y por otro lado garantiza la existencia de una pol¨ªtica fiscal com¨²n en la comunidad aut¨®noma.

Curiosamente, los foralistas del PNV defienden que no sea una ley vasca sino una ley estatal la que blinde el Concierto. Esta ley tendr¨ªa que decir algo as¨ª como que las normas reglamentarias de las Juntas Generales est¨¢n excluidas de la jurisdicci¨®n contencioso-administrativa y que, como si fueran verdaderas leyes, solo son recurribles ante el Tribunal Constitucional. Pero esa quimera jur¨ªdica no tiene muchas posibilidades de ¨¦xito: un peral no da manzanas y unas Juntas Generales no dan como fruto leyes sino normas reglamentarias, y ¨¦stas siempre son recurribles ante la jurisdicci¨®n contencioso-administrativa y no ante la constitucional. Simple, pero contundente.

Si la C¨¢mara vasca legislase en materia fiscal tendr¨ªamos, adem¨¢s, la oportunidad de discutir sobre el contenido de las normas fiscales en un lugar p¨²blico como es el Parlamento, no como ahora, que se cuecen y se discuten en un ente oculto, llamado ?rgano de Coordinaci¨®n Tributaria, que por no tener no tiene sede ni actas, ni da a conocer los documentos en que basa sus decisiones, y que est¨¢ formado por funcionarios que no responden ante nadie. Quiz¨¢s as¨ª el pa¨ªs aprender¨ªa a centrarse en lo que suele ser lo habitual en las democracias avanzadas: definir los objetivos p¨²blicos a conseguir anualmente, sus costes y la manera de repartir esos costes entre los ciudadanos.

Por lo tanto, animo al nuevo Consejero de Hacienda a que ponga en pr¨¢ctica este principio de legislar desde el Parlamento y aplique de una vez la ley 3/89 antes citada. Acabar¨ªamos con la falsa pol¨¦mica del blindaje y mejorar¨ªa la transparencia del sistema fiscal vasco.

Si adem¨¢s se atreviera a podar la fronda institucional vasca para adecuarla a la cruda realidad econ¨®mica actual, miel sobre hojuelas. Alguien tendr¨¢ que decirle a este pa¨ªs que la crisis ha venido para quedarse y que nuestra frondosa selva institucional, con su ineficacia y su alto coste, debe ser podada para adecuarla a los nuevos tiempos de austeridad forzosa.

Por si no se me entiende: en mi opini¨®n, ya es hora de que alg¨²n partido levante la bandera de la reforma institucional y funcionarial. El PNV no era capaz de abordar este galimat¨ªas, porque era quien lo hab¨ªa creado. Estos nuevos que predican el cambio tienen una buena oportunidad para intentarlo. El pa¨ªs lo necesita.

Javier Olaverri Zazpe es abogado y ex parlamentario de Euskadiko Ezkerra.