Celibato, sexualidad y amor
?Origina abusos el celibato del cura? ?Son compatibles matrimonio y ministerio? ?Es inhumano renunciar al sexo? Preguntas retadoras piden respuestas audaces. Arriesgu¨¦monos a plasmar en aforismos el tema vidrioso.
1. Celibato no se opone a matrimonio. Ambos contrastan con solteron¨ªas o emparejamientos insignificantes. La opci¨®n religiosa c¨¦libe ser¨¢ minoritaria; no por eso elitista, ni mejor que el matrimonio, no monopoliza la dedicaci¨®n apost¨®lica o el seguimiento radical de Jes¨²s.
2. Sexualidad es m¨¢s que genitalidad y amor es m¨¢s que sexualidad. La especie humana, al amar, se diferencia por elegir en la encrucijada: ayudarse a crecer personalmente, o destruirse mutuamente.
3. Necesitamos redescubrir la ternura, m¨¢s all¨¢ de la permisividad y el moralismo. Un beso amoroso puede fundir a dos personas m¨¢s ¨ªntimamente que un coito sin ternura. La psicolog¨ªa social critica la obsesi¨®n an-orgasmo-f¨®bica, es decir, el miedo a no alcanzar el orgasmo ut¨®pico prometido por la literatura excitante.
4. El acoso sexual del clero es abuso de poder e injusticia, no mero incumplimiento de voto o lastre de formaci¨®n de invernadero: crisis de pubertad reprimidas explotan con retraso en forma de abusos y desviaciones en la integraci¨®n sexual. Reconocidas sin ocultamiento, habr¨¢ que cortarlas y repararlas.
5. En vez de ¨¦tica sexual prohibitiva, una ¨¦tica constructiva de las relaciones, centrada en el respeto y ayuda al crecimiento mutuo, valdr¨¢ para parejas heterosexuales u homosexuales; para relaciones interpersonales en comunidades c¨¦libes; o para relaciones de amistad entre personas con diversas opciones de vida.
6. Compatible la vida en pareja con el ministerio, podr¨ªa conferirse la ordenaci¨®n a personas casadas, solteras o viudas de ambos sexos, con aptitud para animar, servir y unir a las comunidades. Tampoco ser¨ªa obst¨¢culo la orientaci¨®n sexual para el celibato opcional. Homosexual, heterosexual o asexual, lo decisivo es la aptitud de la persona.
7. Varios desenlaces son posibles, si incide un enamoramiento en la opci¨®n celibataria: a) cambio de rumbo en la vida; b) represi¨®n, pero con siembra de expectativas da?osas; c) funambulismo por la cuerda floja de la doble vida; c) a la defensiva, la persona se incapacita para amar y, por tanto, para el ministerio; e) re-eligir la opci¨®n, con gratitud y dolor, asumiendo los l¨ªmites y proseguir el aprendizaje de amar m¨¢s y mejor. El celibato opcional no niega el amor, pero conlleva tres renuncias: A la exclusividad de una relaci¨®n ¨ªntima; al ejercicio de la sexualidad; y a la procreaci¨®n y formaci¨®n de una familia. No es f¨¢cil, sin represiones ni ambig¨¹edades, integrarlas con el aprendizaje del amor. Vivir sin relaci¨®n sexual puede tener sentido, pero vivir sin amar deshumaniza.
Juan Masi¨¢, jesuita, es profesor de Bio¨¦tica en la Universidad Santo Tom¨¢s de Osaka (Jap¨®n).
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