"Es la historia viva del f¨²tbol"
Capello, Sacchi y Baresi resaltan el car¨¢cter de Maldini en su despedida del Milan
El 20 de enero de 1985, Cesare Maldini pas¨® la tarde en las g¨¦lidas gradas de San Siro. Jugaba el Inter y Enzo Bearzot, el seleccionador italiano, le hab¨ªa pedido que fuera a echar un ojo a un joven futbolista. Resulta que ese joven no jug¨®. As¨ª que decidi¨® marcharse y, de camino a casa, en el coche, puso la radio. "Aqu¨ª, Udine; hay una novedad: debuta un jovenc¨ªsimo Paolo Maldini", relataba el locutor. "?Madonna!', exclam¨¦", cuenta ahora su padre.
"Es el primer paso...", pens¨® en voz alta. Su hijo hab¨ªa sido convocado en el Milan por Liedholm tras la baja de dos titulares y acab¨® sustituyendo a Battistini, lesionado nada m¨¢s entrar. "Desde aquel primer paso, ha andado mucho...", recuerda Maldini padre. Tanto que Paolo cuelga las botas 25 a?os y 902 partidos despu¨¦s con un sinf¨ªn de t¨ªtulos, entre ellos, cinco Copas de Europa y tantas finales como Gento (ocho).
"Conmigo jugaba con 16 a?os contra gente de 19. Ten¨ªa un f¨ªsico espectacular", recuerda Fabio Capello quien se reencontr¨® a Paolo en el Milan (1991). "Hab¨ªa gente que dec¨ªa que Maldini jugaba porque era el hijo de Cesare. ?Ni de co?a! Se lo merec¨ªa. Es un futbolista extraordinario, completo, de ¨¦sos que todos los t¨¦cnicos quieren", explica. "Es la historia viva del f¨²tbol mundial. Un chico al que nunca he o¨ªdo quejarse", abunda.
"Siempre ha sido muy maduro. Nunca me dio problemas", destaca Arrigo Sacchi. ?Aprend¨ªa r¨¢pido? "Ten¨ªa un f¨ªsico tremendo. Si Dios te ha dado ese talento, es normal que no escuches", dice.
"Nunca ha tenido momentos de debilidad. Aguantaba y todo se lo guardaba", afirma Franco Baresi, quien le cedi¨® el brazalete de capit¨¢n en 1997. "A pesar de su car¨¢cter fuerte, el domingo, en San Siro, le not¨¦ emocionado", a?ade.
"En estos 25 a?os no le he visto llorar ni una sola vez por el f¨²tbol", cuenta Cesare, quien dice que, de no ser por su mujer, Paolo no habr¨ªa tenido una infancia feliz: "Me pasaba la vida de un continente a otro como ojeador". S¨ª estaba en casa cuando Paolo empez¨® a dar patadas al bal¨®n -"al llegar del colegio, lo primero que ped¨ªa era una pelota"- y tambi¨¦n cuando le pidieron que le convenciera para hacer atletismo. "Ten¨ªa la zancada ideal para correr los 200 metros, pero le iba el f¨²tbol", confiesa. ?Y podr¨¢ vivir sin el calcio? "Claro. Nunca hablaba del calcio en casa", contesta su padre. Sobrevivir¨¢. El calcio, tambi¨¦n. Pero, como dice Zoff, "con un ejemplo menos: el mejor ejemplo".
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