Las p¨ªldoras envenenadas de Eminem

La situaci¨®n: el hip-hop estadounidense lleva un periodo con la autoestima (es decir, la cuota de mercado) baja. La soluci¨®n: aqu¨ª llega Eminem al rescate, con su primer nuevo disco en cinco a?os, Relapse (Aftermath / Universal), con las p¨ªldoras, las c¨¢psulas y las recetas como argumentos iconogr¨¢ficos. Ocurre que Eminem es el m¨¢s visible de los raperos, idolatrado por el p¨²blico blanco y -rara ocurrencia- respetado por consumidores y artistas negros con su pirotecnia verbal.

Relapse tiene todas las garant¨ªas: la mayor¨ªa de los temas est¨¢n producidos por Dr. Dre, el m¨¢s valorado de los creadores de beats, que inaugur¨® el fil¨®n del gansta rap con su grupo NWA. Adem¨¢s, Relapse ofrece las diversas facetas de Eminem: los relatos autobiogr¨¢ficos, las fantas¨ªas con celebrities, las barbaridades de Slim Shady, su ¨¢lter ego desatado. Eminem tiene un flow magnetizante e indudables dotes como rimador, pero todo pivota sobre su capacidad para crear personajes odiosos.

Todo pivota sobre su capacidad para crear personajes odiosos

En los piques nunca se achica: se define como un "Picasso con hacha"

En el circo medi¨¢tico de Estados Unidos, Eminem desempe?a un doble papel. Para los sectores conservadores, es una de tantas pesadillas conjuradas por la popularidad del hip-hop, con el agravante del color de su piel: todos sus discos llevan la etiqueta que avisa de su contenido expl¨ªcito. Al mismo tiempo, ejerce de agresivo buf¨®n para los que saben ver m¨¢s all¨¢ de las palabrotas. En ambos casos, se beneficia de la eterna fascinaci¨®n de la Am¨¦rica de clase media por lo que all¨ª se denomina white trash (basura blanca), familias desestructuradas que airean sus conflictos en la televisi¨®n, en la prensa barata o incluso en discos millonarios.

Relapse (Reca¨ªda) no decepciona: entre otras tem¨¢ticas, ofrece cr¨®nicas de la lucha de Eminem contra la adicci¨®n a las drogas de farmacia, una debilidad que -naturalmente- atribuye a su madre (My mon). En las entrevistas y en algunos cortes del disco, el artista cuenta sus sobredosis de metadona, su programa de recuperaci¨®n, sus buenos prop¨®sitos. Quedan aparte las drogas recreativas: Relapse contiene dos odas a la marihuana.

De fondo, un trauma emocional: asegura que el asesinato en 2006 de su amigo Proof, su introductor en los ambientes raperos de Detroit, le provoc¨® un bloqueo creativo del que sali¨® dos a?os despu¨¦s gracias a la terapia de Dr. Dre, que transform¨® sus torrenciales rimas en canciones. De resultas, ha acumulado abundante material en el congelador, destinado a un segundo volumen de Relapse, que podr¨ªa editar antes de que acabe el a?o.

Hay una peque?a diferencia entre Relapse y las habituales confesiones de estrella rehabilitada y es que Eminem insiste en sus parrafadas ofensivas. Aunque viva en Detroit, lejos de Hollywood, el rapero habita mentalmente en el planeta de las celebridades: imagina humillar y / o matar a Mariah Carey, Lindsay Lohan, Britney Spears, Madonna. Cualquier sentimiento de empat¨ªa sigue result¨¢ndole extra?o: en Medicine ball se burla cruelmente de Christopher Reeve, el actor de Superman que pas¨® sus ¨²ltimos a?os en una silla de ruedas.

Estamos ante una de las razones del ¨¦xito de Eminem: comparte las referencias (sub) culturales de sus oyentes. En Relapse hay muestras de su ¨²ltima pasi¨®n: los serial killers, tanto los reales como Hannibal Lecter y otras criaturas de ficci¨®n. Se ha apuntado a la muy estadounidense obsesi¨®n por esas mentes criminales, ciudadanos que mantienen una fachada de normalidad que les permite desarrollar su carrera de asesinatos. Un tipo de antih¨¦roe que sirve para proyectar los m¨¢s oscuros deseos. Como dice el autor, "hay un Slim Shady en todos nosotros".

Una cosa es la repugnancia ante su personaje; otro asunto es el reconocimiento de sus habilidades. Emimem forj¨® su arte como rapero en las batallas de gallos, tal como retrataba Curtis Hanson en Ocho millas, su pel¨ªcula biogr¨¢fica. Se pate¨® el underground buscando todo tipo de oportunidades: incluso lleg¨® a colocar una de sus primeras grabaciones en un recopilatorio de latin hip-hop (olvidemos que se llama realmente Marshall Mathers). En 1997 cuando fue fichado por Interscope, ya ten¨ªa el culo pelado.

Bien aconsejado, ha sabido sortear los esc¨¢ndalos generados por su voluntad de ultrajar y provocar. Denunciado por homofobia, tap¨® la boca a sus cr¨ªticos al actuar con Elton John y producirle. Se ha implicado en abundantes piques con otros artistas. Nunca se achica: se define como un "Picasso con hacha".

En el mundo de Eminem, todo es espect¨¢culo. Cuando acontece algo irremediable, se difuminan las responsabilidades. Relapse est¨¢ dedicado a su fallecido colega Deshaun Holton, alias Proof. Cualquiera podr¨ªa creer que Proof fue una v¨ªctima casual de la violencia. En realidad, no era un inocente: provoc¨® un tiroteo por una discusi¨®n alrededor de una mesa de billar en un local nocturno. Proof decidi¨® zanjar el conflicto sacando la pistola y mat¨® a su oponente. A continuaci¨®n, fue tiroteado por un primo del difunto, que trabajaba en el club. Eminem nada tiene que decir sobre una cultura que coloca el "respeto" por encima de la vida.

'We made you', primer sencillo del nuevo ¨¢lbum de Eminem, 'Relapsed'