La caza
Quiz¨¢ sean figuraciones m¨ªas, pero -a la vista de las reacciones suscitadas- me da la impresi¨®n de que el grupo de los que se han alegrado por la imputaci¨®n del juez Baltasar Garz¨®n, tras la denuncia por posible prevaricaci¨®n presentada ante el Supremo por esa entelequia que responde al nombre de Manos Limpias, iguala e incluso supera en n¨²mero al de los indignados ante tal medida. A lo largo de su prolongada carrera, el magistrado m¨¢s conocido de la judicatura espa?ola no se ha caracterizado precisamente por ir haciendo amigos. De perseguidor implacable del "se?or X" de los GAL pas¨®, sin soluci¨®n de continuidad, a compartir lista electoral con Felipe Gonz¨¢lez, lo que no gust¨® precisamente en las filas de la derecha.
Tras su ef¨ªmero paso por la pol¨ªtica, retom¨® con m¨¢s ah¨ªnco su instrucci¨®n sobre el llamado terrorismo de Estado. Era la ¨¦poca en que desde las filas del PP s¨ª que se aplaud¨ªan sus actuaciones. Las palmas echaron humo cuando Garz¨®n cerr¨® Egin y, al poco de la aprobaci¨®n de la ley de Partidos, decret¨® el cese de actividades de Batasuna.
El caso G¨¹rtel ha transformado amigos en enemigos -y viceversa- y quienes jaleaban al jienense ahora lo critican, mientras que algunos de sus detractores nuevamente lo miran con simpat¨ªa. Solamente en este contexto se puede entender el que despu¨¦s de sumarios tan pol¨¦micos como los del GAL, narcotr¨¢fico, 18/98, Pinochet, AEK y un largu¨ªsimo etc¨¦tera sea precisamente un caso con visos de brindis al sol, como la investigaci¨®n de los cr¨ªmenes del franquismo (?mejor tarde que nunca!), el que haya reconvertido a Garz¨®n de imputador en imputado.
No es la primera vez que intentan empapelar al hombre que ve¨ªa amanecer. Un error suyo que provoc¨® la excarcelaci¨®n de dos peligrosos narcotraficantes qued¨® en falta leve. Tambi¨¦n sali¨® bien parado del asunto de las dietas durante su estancia en Estados Unidos y de ese monumento al sentido de la inoportunidad que fue el compartir cacer¨ªa con el ministro de Justicia en plena instrucci¨®n de la presunta trama de corrupci¨®n en el PP. Bermejo no tuvo tanta suerte. Tuvo que dimitir.
Siempre he tenido mis dudas sobre la conveniencia de que un juez sea tan medi¨¢tico como una estrella de cine o una figura del f¨²tbol. Probablemente, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n espa?ola no ser¨ªa capaz de dar el nombre de ning¨²n otro instructor. Si alguien teclea Baltasar Garz¨®n en Google obtendr¨¢ 1.720.000 entradas. Si escribimos Iker Casillas aparecen 1.680.000. Patxi L¨®pez se tiene que conformar con 1.580.000.
Dicen sus allegados que el magistrado est¨¢ preocupado. Es normal. ?l mejor que nadie debe de conocer lo imprevisible que puede ser la Justicia en Espa?a. S¨®lo en la pol¨ªtica vasca, la lista de agraviados es ya suficientemente extensa. De momento, parece que el Nobel de la Paz va a tener que esperar. Ya se sabe. Con algunos jueces el espect¨¢culo est¨¢ garantizado.
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