El patito feo
La baja participaci¨®n registrada ayer en las urnas confirma que el Parlamento de Estrasburgo contin¨²a siendo para los millones de ciudadanos de los 27 pa¨ªses que designan a sus 736 diputados el patito feo del relato de la construcci¨®n europea, con independencia de que alg¨²n d¨ªa pueda transformarse en el cisne del cuento. La participaci¨®n espa?ola del 45,81% -ligeramente inferior a la de 2004- se sit¨²a en la franja media de la UE sin mayores estridencias. En cualquier caso las razones de ese desolador panorama de desafecci¨®n electoral presente en todos los socios europeos no deber¨ªan servir como coartada para ese preocupante fracaso colectivo.
Tambi¨¦n en Espa?a el objetivo de la convocatoria del 7-J ha estado pr¨¢cticamente ausente de la campa?a. El vac¨ªo dejado en el espacio p¨²blico puesto a disposici¨®n de la cita electoral -financiaci¨®n p¨²blica con cargo a los Presupuestos, cobertura de las televisiones p¨²blicas, seguimiento de los medios de comunicaci¨®n, m¨ªtines de los partidos, propaganda callejera- termin¨® siendo acaparado por los problemas de pol¨ªtica interior. Socialistas y populares han utilizado la oportunidad para probar sus fuerzas y medir las resistencias del adversario con la mirada puesta en las legislativas de 2012.
Al Gobierno le toca reflexionar sobre errores y extravagancias cometidas
Los 3,37 puntos de distancia obtenidos por el PP sobre el PSOE, situados en la parte superior de la horquilla de las encuestas preelectorales, es una clara victoria de los populares, especialmente cuando se recuerda que los socialistas les hab¨ªan superado hace 15 meses por 3,97 puntos. Al Gobierno le corresponde ahora reflexionar sobre las extravagancias y los errores cometidos en el arranque de la legislatura, incluidas las ridiculeces a que est¨¢ dando lugar el sonrojante culto a la personalidad de su presidente oficiado por una corte de aduladores.
En teor¨ªa, los esfuerzos por rebajar el estimable ¨¦xito del PP deber¨ªa corresponder exclusivamente al PSOE. Sin embargo, los socialistas tal vez terminen por recibir la ayuda de los adversarios de Rajoy dentro del partido. Los periodistas de cabecera de Esperanza Aguirre y la propia presidenta madrile?a se?alaron durante la campa?a que todo lo que no fuera igualar o superar en las europeas el 9,3 puntos y los 1,7 millones de votos de diferencia logrados por los populares respecto a los socialistas en junio de 1994 -con la participaci¨®n del 60% de votantes- ser¨ªa un fracaso de Rajoy. Su argumento era que la gravedad de la actual crisis econ¨®mica brindaba a los populares una ocasi¨®n para arrollar a Zapatero tanto o m¨¢s propicia que la recesi¨®n de los a?os noventa y los esc¨¢ndalos pol¨ªticos relacionados con la corrupci¨®n y la guerra sucia en la ¨¦poca de Felipe Gonz¨¢lez. No parece demasiado cort¨¦s, sin embargo, aguar la fiesta a quien le ha tocado un d¨¦cimo con el contraf¨¢ctico de que podr¨ªa haber sido beneficiado por la serie entera. Por lo dem¨¢s, ni siquiera habr¨ªa sido seguro que una victoria del PP con la amplitud de 1994 hubiese garantizado a ciencia cierta la victoria en las legislativas de 2012: el margen de Aznar sobre Felipe Gonz¨¢lez se redujo en 1996 desde 9,3 puntos a 1,3.
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