Veinte minutos de garrote vil
Un profesor utiliza el caso de Jarabo en sus clases para criticar la pena capital
"Es la ¨²nica vez que voy a hablar de la pena de muerte", espeta cada a?o el profesor a sus alumnos: "Y no quiero que volv¨¢is a pensar en ella". En los siguientes minutos el catedr¨¢tico de Derecho Penal y director del Instituto Complutense de Criminolog¨ªa, Antonio Garc¨ªa-Pablos, narra c¨®mo muri¨® Jarabo, seg¨²n se lo cont¨® el abogado del asesino m¨²ltiple.
Jos¨¦ Mar¨ªa Manuel Pablo de la Cruz Jarabo P¨¦rez-Morris pesaba 105 kilos y ol¨ªa a colonia cara el d¨ªa que se sent¨® en el garrote vil. Estuvo sereno toda la noche, pero cuando vio el aparato se le doblaron las piernas y lo tuvieron que sujetar. Ten¨ªa 35 a?os y era de familia bien, sobrino del presidente del Tribunal Supremo. De poco le sirvi¨®. Las vueltas del tornillo no pudieron quebrar su cuello de toro y tard¨® 20 minutos en morir estrangulado. Fue en 1959 y la carnicer¨ªa despert¨® el debate contra el garrote, un invento espa?ol instaurado en 1820.
Jarabo hab¨ªa asesinado a sangre fr¨ªa a cuatro personas. Metido en l¨ªos de faldas, drogas y pornograf¨ªa, pendenciero y derrochador, viv¨ªa dilapidando la fortuna familiar en tugurios madrile?os. Cuando empe?¨® el anillo de una amante y no pudo recuperarlo, asesin¨® a los prestamistas y a la mujer y la criada de uno de ellos. Al d¨ªa siguiente llev¨® a limpiar el traje con el que hab¨ªa cometido los cr¨ªmenes. Estaba "tiesecito de sangre seca", dijeron los tintoreros. La polic¨ªa esper¨® al dandi cuando fue a recogerlo pasadas las once de la ma?ana, en taxi, con dos prostitutas; llevaba toda la noche de juerga.
"Por terribles que sean los hechos, nada justifica que el Estado cometa una salvajada semejante", dice Garc¨ªa-Pablos. Cada a?o ¨¦l vuelve a contar la historia, porque es un argumento infalible: escuchad esto y no volv¨¢is a pensar en ello. De momento se lo cuenta a los alumnos de derecho, aunque su pasi¨®n es ense?ar criminolog¨ªa. El problema es que en Madrid las universidades p¨²blicas han dejado de impartir esta licenciatura de segundo ciclo (un curso de dos a?os que s¨ª ofrecen las privadas Camilo Jos¨¦ Cela y Europea). Cosas del Plan Bolonia. A partir de 2010 las carreras ser¨¢n generalistas (duran cuatro a?os) o especializaciones de posgrado. En la Complutense decidieron apostar por una carrera larga que estudiase de forma global el crimen: "Estamos ultimando un plan de estudios con m¨¢s de 20 asignaturas: medicina legal, psiquiatr¨ªa forense, sociolog¨ªa... trataremos las sectas y tambi¨¦n el urbanismo", dice el profesor.
?Por qu¨¦ es digna de un grado de cuatro a?os la criminolog¨ªa? Garc¨ªa-Pablos lo tiene claro: "Es hora de que las togas negras dejen paso a las batas blancas". O sea, quien se debe ocupar del crimen es la ciencia, no la jurisprudencia. "Si no nos dan el grado, all¨¢ ellos", suspira Garc¨ªa-Pablos, que mientras cuela ocho temas de criminolog¨ªa en sus clases de derecho, intentando meter algo de blanco en las togas negras. De fondo, la reivindicaci¨®n clave de la criminolog¨ªa: "Est¨¢ demostrado cient¨ªficamente que con m¨¢s polic¨ªas, m¨¢s jueces y penas m¨¢s duras no se arregla nada". Los cinco minutos dedicados a la muerte de Jarabo son la cresta del absurdo que encierra el ojo por ojo. La suya fue la ¨²ltima ejecuci¨®n en cumplimiento de sentencias dictadas por la jurisdicci¨®n ordinaria, pero el garrote se usar¨ªa hasta 1974. Aquel a?o el verdugo de Jarabo ejecut¨® a Salvador Puig Antich. Se llamaba Antonio L¨®pez Sierra y su versi¨®n de los hechos, que aparece en la pel¨ªcula Querid¨ªsimos verdugos, de Basilio Mart¨ªn Patino, tambi¨¦n es terrible.
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