Concurso de (de)m¨¦ritos
Se ve¨ªa venir que los resultados de las elecciones al Parlamento europeo en nuestro pa¨ªs dejar¨ªan las cosas a medio hacer, que ni habr¨ªa derrotas humillantes ni victorias arrasadoras, que todos los contendientes encontrar¨ªan premios de consolaci¨®n y motivos de agradecimiento, que los imputados en Valencia, en Castell¨®n o en Madrid interpretar¨ªan el escrutinio como la llegada a la tierra firme del sobreseimiento judicial.
Pero la campa?a habr¨¢ servido tambi¨¦n para medir la tenacidad y convicci¨®n de cada uno de los l¨ªderes, probar la capacidad que tienen de imponer mensajes o de esquivar responsabilidades, contrastar la dureza diamantina de un sector y la desafecci¨®n del de enfrente, que prefiere refugiarse en el desistimiento y la abstenci¨®n.
El argumento del "y t¨² m¨¢s" ha probado su inutilidad
Frente al poeta Pedro Salinas -"quiero sacar de ti/ tu mejor t¨²"- cada uno de los l¨ªderes se ha esforzado al l¨ªmite por intentar exactamente lo contrario: extraer lo peor de su adversario principal. El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, ha dibujado con los m¨¢s negros perfiles a su oponente, Mariano Rajoy, y le ha atribuido las intenciones program¨¢ticas m¨¢s siniestras. Sin duda, que a bordo del Falcon los desplazamientos se hacen m¨¢s seguros y m¨¢s f¨¢ciles pero en alg¨²n momento del itinerario se deb¨ªa producir un desprendimiento de talante. Porque de aquella actitud ser¨¢fica, cuando le llamaban bambi y replicaba a quienes exig¨ªan que les diera m¨¢s ca?a que, en su opini¨®n, era preferible darles m¨¢s ejemplo, es muy dif¨ªcil encontrar alg¨²n rastro.
Otra cosa es que Mariano ofreciera una y otra vez una versi¨®n de su rival con cuernos y rabo, que lo equiparara a un Popeye despu¨¦s de ingerir espinacas, capaz por si s¨®lo de darse el gustazo de crear cuatro millones de parados. Pero al mismo tiempo, Rajoy daba todas las facilidades para ser caricaturizado en l¨ªnea con las Pinturas negras de Goya, sin que le temblara el pulso al comparecer una y otra vez junto a esos dos pr¨®ceres -Francisco Camps y Carlos Fabra- que bordan el rejoneo por colleras, ni le suscitara objeci¨®n alguna el peculiar catecismo del cardenal Ca?izares sobre la pederastia irlandesa.
Cuentan los ¨²ltimos viajeros llegados de La Moncloa que Zapatero casi se queda af¨®nico de gritar que ven¨ªa el lobo travestido de Mariano. Mientras los asesores de Rajoy hubieron de padecerle aferrado al Bolero de Ravel del Falcon, con severas instrucciones a su orquesta medi¨¢tica de no abandonar la partitura a menos que entrara en el campo ac¨²stico el aborto de las adolescentes de 16 a?os sin consentimiento paterno.
Los l¨ªderes del PSOE y del Partido Popular han pulverizado a los cabezas de cartel de sus formaciones para las eleciones europeas. Al mismo tiempo, han ignorado el principio de que la naturaleza imita al arte; han querido sustraerse al postulado de la acci¨®n y la reacci¨®n, que est¨¢ en la base de la din¨¢mica newtoniana; y han vuelto la espalda a las leyes de Maxwell sobre la inducci¨®n electromagn¨¦tica. Ninguno ha hecho el ejercicio dial¨¦ctico elemental de ponerse en los zapatos del otro.
Y as¨ª sucede, una vez m¨¢s, como escribi¨® Pem¨¢n en El divino impaciente, que "mientras se despe?a el r¨ªo/ se est¨¢ secando la huerta". Porque estamos a¨²n lejos del ¨²ltimo parte de crisis donde se anuncie que ha terminado y sucede que algunos de los m¨¢s graves problemas que tenemos por delante est¨¢n reclamando el acuerdo ineludible de los dos principales partidos parlamentarios.
En alg¨²n momento los del PSOE deber¨¢n aprender que los desastres del adversario no sirven para granjear la indulgencia hacia los propios. El est¨¦ril argumentario del "y t¨² m¨¢s" ha probado su inutilidad para evitar la desafecci¨®n del voto flotante que se inclinaba por la izquierda sin profesi¨®n de esencialismo alguno. En cuanto a los resultados, a Rajoy no le dan para moci¨®n de censura pero a Zapatero le suponen un aviso. El mismo que han recibido los titulares de otros gobiernos europeos, salvo Nicolas Sarkozy, Angela Merkel, Donald Task y Silvio Berlusconi, que otra vez ha salido indemne. Atentos.
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