Dany el Rojo, el europe¨ªsta verde
Pr¨¢cticamente nadie se reconoce hoy como heredero del movimiento de Mayo del 68. Ni siquiera su dirigente m¨¢s famoso, Daniel Cohn-Bendit, a quien llamaron Dany el Rojo por el color de su pelo, y no porque fuera comunista ni mao¨ªsta. Jovenc¨ªsimo estudiante, fue capaz de espetarle a un ministro de Juventud y Deportes del general De Gaulle: "He le¨ªdo su libro blanco sobre la juventud. En 300 p¨¢ginas no hay una sola palabra sobre los problemas sexuales de los j¨®venes". Anecd¨®tica piedra en el estanque de un pa¨ªs disciplinado, cuando daba cierto miedo besarse en p¨²blico: estamos hablando de enero de 1968 y aquello era la Universidad de Nanterre. De esas inquietudes que nadie tomaba en serio se pas¨® a las barricadas en el Barrio Latino parisiense, las cargas policiales, los gases lacrim¨®genos, los chispazos extendidos por 30 pa¨ªses. Todo eso forma parte de una historia que se difumina con el paso del tiempo, aureolada a¨²n por el encanto anticuado de ciertos esl¨®ganes, del "prohibido prohibir" al "sed realistas, pedid lo imposible".
En pleno debate sobre Garo?a o el reparto del agua, los ecologistas ganan peso pol¨ªtico a escala europea
Pero desde hace dos d¨¦cadas, el pelirrojo que agit¨® Par¨ªs en 1968 act¨²a como un europe¨ªsta convicto. Cruza fluidamente el Rin para hacer pol¨ªtica ora en Francia, ora en Alemania: Daniel Cohn-Bendit ha sido elegido eurodiputado dos veces en cada uno de estos pa¨ªses. Su estrella pareci¨® declinar cuando los partidarios del "no" a la Constituci¨®n europea le tildaron de revolucionario reblandecido, incluso de burgu¨¦s. En los ¨²ltimos meses ha armado unas candidaturas (Europa Ecolog¨ªa) que, a despecho de la crisis econ¨®mica y social, se alzaron el domingo pasado con el 16% de los votos en Francia, tras robar suficientes electores a la izquierda convencional como para igualar en esca?os al Partido Socialista: 14 cada uno.
Cohn-Bendit descubri¨® tempranamente sus dotes de buen orador y excelente comunicador. Lejos de perderlas, a sus 64 a?os ha rebasado por varios cuerpos a candidatos m¨¢s j¨®venes y achuchados por los medios de comunicaci¨®n, como el anticapitalista Olivier Besancenot (35 a?os) o el centrista Fran?ois Bayrou (57). Al ex dirigente de Mayo del 68 le acompa?a una suerte de Baltasar Garz¨®n a la francesa, en forma de ex magistrada de 65 a?os, gafitas cabalgando perpetuamente sobre la nariz, voz suave, timidez aparente, decisiones duras: se llama Eva Joly y cuando trabajaba como instructora de casos de corrupci¨®n, no paraba de procesar a gente importante; suscit¨® tantos odios que hubo de exiliarse varios a?os en su Noruega natal. ?ltimamente se ha enrolado en el barco de Cohn-Bendit junto con Jos¨¦ Bov¨¦, 56 a?os, otra sorpresa ecologista: es un l¨ªder agrario y antiglobalizaci¨®n, que frecuenta los tribunales y pasa temporadas de c¨¢rcel por destruir cultivos transg¨¦nicos all¨¢ donde los encuentra.
Ahora que Rodr¨ªguez Zapatero deshoja la margarita de cerrar o no la central nuclear de Garo?a, y tras a?os de crispaci¨®n por el reparto del agua en Espa?a, es interesante preguntarse sobre el futuro p¨²blico de lo verde. Cohn-Bendit y los suyos unen las palabras Europa y ecolog¨ªa; sostienen que toda Europa est¨¢ sometida a los peligros del cambio clim¨¢tico; que se pueden construir m¨¢s centrales nucleares, si se resuelve previamente el problema de los residuos; o que las subvenciones a los fabricantes de autom¨®viles deben condicionarse a la reconversi¨®n ecol¨®gica. Se proponen batallar contra los para¨ªsos fiscales, incluso presionar a favor de que se establezca un "salario m¨¢ximo". Eric Fottorino, el director de Le Monde, escribe que la ecolog¨ªa pol¨ªtica "quiz¨¢ sea el nuevo rostro de la izquierda de ma?ana". Incluso el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, entra al debate cuando Cohn-Bendit pide "dos euros de inversi¨®n en energ¨ªas renovables por cada euro invertido en la nuclear".
Los 52 diputados del futuro eurogrupo de Los Verdes, nueve m¨¢s que en la legislatura anterior, no parecen fuerza bastante para tama?os prop¨®sitos en una c¨¢mara de 736 esca?os. Y m¨¢s en el complejo juego de codecisi¨®n con el Consejo Europeo. Pero una cosa es segura: Dany el Rojo no cejar¨¢. Es uno de los pocos pol¨ªticos que se creen apasionadamente el proyecto de la Uni¨®n Europea.
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