Un flechazo obsesivo
El 'fan' alem¨¢n que atac¨® con una pistola ballesta a la actriz Sara Casasnovas llevaba un testamento manuscrito en el que anunciaba su inmediato suicidio
?Un tel¨¦fono! Por favor, necesito un tel¨¦fono para llamar a mi madre. ?D¨¦jeme un tel¨¦fono...!
-Tranquil¨ªzate. ?Qu¨¦ es lo que te ocurre?
-?Un tel¨¦fono! Por favor, tengo que hablar con mi madre... Me han querido matar... Un fan me ha querido matar.
Julia Serra, la encargada de la tienda de souvenirs Regalos Pr¨ªncipe, miraba estupefacta a aquella chica hist¨¦rica con el rostro ennegrecido por el r¨ªmel corrido por las l¨¢grimas. "Yo no la conoc¨ªa. No sab¨ªa que era la actriz Sara Casasnovas. Cre¨ªa que era una loca o que hab¨ªa discutido con alguien en la calle", rememora Julia. "Luego entr¨® otro chico, amigo de Sara, y le dej¨® un m¨®vil para que hablase con su madre".
Sucedi¨® a ¨²ltima hora de la noche del pasado domingo. Sara Casasnovas, actriz de 25 a?os, que alcanz¨® notoriedad en el papel de Alicia Pe?a en el serial Amar en tiempos revueltos, acababa de terminar la ¨²ltima funci¨®n de La noche de la iguana en el teatro Reina Victoria, en la Carrera de San Jer¨®nimo, en Madrid. Estaba a las puertas del local cuando se le acerc¨® un tipo que conoc¨ªa porque llevaba m¨¢s de un a?o intentando conquistarla. De improviso, el fan obsesionado se lanz¨® contra ella y le agarr¨® por el cuello. Sara, presa del terror, grit¨® con todas sus fuerzas.
Meyer enviaba cartas a Sara desde que la vio en 'Amar en tiempos revueltos'
Muy cerca de Sara hab¨ªa un corrillo formado por el actor vallisoletano Juan Antonio Quintana, su compa?ero Jes¨²s Gallo y un matrimonio amigo del primero. Gallo no se lo pens¨® dos veces: se lanz¨® contra el agresor justo en el momento en que ¨¦ste bland¨ªa una pistola-ballesta y disparaba una flecha contra Sara. La saeta, afortunadamente, pas¨® de largo. El atacante volvi¨® a apretar el gatillo del arma y ¨¦sta escupi¨® un segundo dardo que se incrust¨® en la manga izquierda de la americana de Juan Antonio Quintana. "Cre¨ª que me hab¨ªa herido. Corr¨ª a mi camerino y vi que no sangraba. La flecha s¨®lo me hab¨ªa atravesado la manga de la chaqueta y se hab¨ªa quedado colgando. Era como un arp¨®n, casi imposible de sacar", dice el veterano Quintana, de 69 a?os.
Sara huy¨® despavorida hacia la plaza de Canalejas y se refugi¨® en la tienda de regalos de la calle del Pr¨ªncipe. Mientras, Jes¨²s Gallo y otras personas redujeron al atacante, junto con un polic¨ªa nacional que se encaminaba a su trabajo en el Congreso de los Diputados. En varias ocasiones, el desquiciado agresor -un hombre de 1,90, fuerte, rapado y de cara redonda- intent¨® levantarse y huir. Pero unos patrulleros le esposaron y le trasladaron a la comisar¨ªa de Centro.
El individuo llevaba una mochila en la que guardaba dos ballestas, varias flechas de 15 cent¨ªmetros con la punta de acero, un aerosol de defensa personal, unos grilletes, un cortador, dos sogas con un nudo corredizo, un bote de gasolina y un cartel anunciador de una obra teatral en la que particip¨® Sara hace unos meses. Pero tambi¨¦n portaba un papel, una especie de testamento de ¨²ltimas voluntades, en el que dejaba traslucir que matar¨ªa a la actriz y que despu¨¦s ¨¦l se ahorcar¨ªa, a la vista de que ella era refractaria a sus requiebros.
El ballestero result¨® ser Arndt Meyer, de 39 a?os, natural de la ciudad alemana de Kusel (Estado de Renania-Palatinado), que en alg¨²n momento de su vida hab¨ªa trabajado de guarda de seguridad. Ahora estudiaba y cobraba el seguro de paro, seg¨²n su abogado de oficio, Jos¨¦ Ram¨®n Ruiz Mu?oz de Morales. Carec¨ªa de antecedentes tanto en Espa?a como en Alemania.
Meyer llevaba enganchado a Sara desde hace un a?o y medio. Justo desde que, estando en Estados Unidos, vio el serial Amar en tiempos revueltos en el Canal Internacional de TVE. Se qued¨® prendado de la actriz gallega que interpretaba a Alicia Pe?a Caballero, una hu¨¦rfana de padres republicanos que regresa de Francia a la Espa?a de posguerra para vivir con unos t¨ªos franquistas.
Desde ese momento, decidi¨® conquistar a esa chica: empez¨® a mandarle cartas, poemas inflamados de "amor rom¨¢ntico" y regalos. Y tambi¨¦n comenz¨® a venir a Espa?a para ver cara a cara a la mujer de sus sue?os. Hace dos meses y medio, Meyer se present¨® en el teatro Federico Garc¨ªa Lorca, de Getafe, donde Sara actuaba en La noche de la iguana, de Tennessee Williams. Uno de los actores de la obra, Alex¨¢nder Samaniego, se lo encontr¨® en los pasillos. "Vest¨ªa una gabardina y llevaba una mochila al hombro. Me dijo que quer¨ªa ver a Sara. Fui a su camerino y le dije a mi compa?era que le esperaba un admirador alem¨¢n. Ella sali¨® a conocerle, y, al regresar al camerino, me cont¨® que ese t¨ªo le mandaba cartas desde hac¨ªa tiempo", relata Samaniego.
El fan entreg¨® entonces a la chica una rosa y una carta inflamada de pasi¨®n. Esper¨® a que terminara la funci¨®n y logr¨® acompa?arla cuando ¨¦sta se fue con una veintena de amigos a tomar unas cervezas. Y no s¨®lo eso, sino que tambi¨¦n consigui¨® que ella le facilitara el n¨²mero de su tel¨¦fono m¨®vil. La actriz empez¨® a sentirse molesta por el acoso constante a que le somet¨ªa el apasionado admirador, pese a que le hab¨ªa dejado claro que se sent¨ªa halagada, pero que no sent¨ªa ninguna atracci¨®n por ¨¦l. As¨ª se lo coment¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n a sus compa?eros de reparto, sin que ninguno de ellos adivinase que estaba en ciernes una atracci¨®n fatal.
Meyer reapareci¨® el pasado mayo, cuando se reestren¨® La noche de la iguana en el teatro Reina Victoria. Compr¨® una entrada de una butaca muy pr¨®xima a los camerinos y durante cuatro noches asisti¨® a las funciones. El martes de la semana pasada, Meyer compr¨® un billete de autob¨²s e hizo un largu¨ªsimo viaje desde Alemania a Madrid llevando como ¨²nico equipaje una mochila de la que no se separaba. Quer¨ªa ver a Sara a toda costa. Aunque fuera lo ¨²ltimo que hiciera en su vida. En Madrid, se aloj¨® en el hostal El Condestable -40 euros/noche por habitaci¨®n-, en la calle de la Puebla, curiosamente muy cerca de la de Ballesta.
El s¨¢bado por la ma?ana, Sara acudi¨® a un rastrillo solidario organizado por la ONG Punto Omega en M¨®stoles. Y all¨ª apareci¨® Meyer. Su presencia empezaba a ser asfixiante para la actriz. "Por la tarde fue al teatro y esper¨® a Sara. Al acabar la obra, se ofreci¨® a acompa?arla a su casa. Sara rechaz¨® la invitaci¨®n, pero Meyer insisti¨® en que fueran juntos al hostal donde se alojaba. Tras la insistencia del alem¨¢n, ella accedi¨® a caminar hasta el hostal porque le pillaba de paso... y all¨ª se despidieron", relata Samaniego.
El domingo pasado, antes de salir a escena, Sara confes¨® a Samaniego que estaba preocupada por la insistencia del fan. ?ste, al acabar la funci¨®n, se qued¨® en el patio de butacas. Pero Andr¨¦s, el taquillero, rog¨® al cargante admirador que esperara en el vest¨ªbulo del teatro.
Inasequible al desaliento, Meyer aguard¨® hasta que Sara sali¨®... y entonces le abord¨®. En alg¨²n momento de la conversaci¨®n, la actriz le reproch¨®: "T¨² est¨¢s enamorado de Alicia. Pero yo no soy Alicia" (el personaje que interpretaba en el famoso serial televisivo). A lo que el alem¨¢n replic¨®: "No me puedes dejar solo. He venido desde Alemania para verte... y t¨² en cambio te vas a tomar vinos con tus amigos". Luego pas¨® lo que pas¨®. Y Sara estuvo a punto de morir de un flechazo.
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