Elecci¨®n bajo sospecha
El abrumador y protestado triunfo del presidente Ahmadineyad abre una incierta etapa en Ir¨¢n
La arrasadora victoria del fundamentalista Mahmud Ahmadineyad en las elecciones presidenciales iran¨ªes y el aparente fraude que la ha hecho posible abren una nueva e incierta etapa en Ir¨¢n 30 a?os despu¨¦s de la revoluci¨®n isl¨¢mica. Las multitudinarias protestas ayer en Teher¨¢n de los seguidores del moderado Mir Hosein Musav¨ª, reprimidas sin contemplaciones por la polic¨ªa, dibujan un escenario que podr¨ªa acabar siendo saludable si la frustraci¨®n acumulada por los reformistas se transforma finalmente en organizada oposici¨®n pol¨ªtica contra el Gobierno.
Son muchos los iran¨ªes que parecen no creer en los resultados de unos comicios con participaci¨®n masiva y calificados de farsa peligrosa por el derrotado Musav¨ª, alguien que no es precisamente un deslenguado. Y que sugieren, en el momento decisivo, una concertaci¨®n del n¨²cleo duro del poder -ese Estado dentro del Estado que conforman un pu?ado de instituciones y cuerpos opacos- en favor de Ahmadineyad. La campa?a electoral, notable por su vigor en el ¨²ltimo tramo, ha puesto de manifiesto serias divergencias en el establishment entre quienes apoyan al ultraconservador presidente reelegido y quienes buscan un cambio social y pol¨ªtico que Ir¨¢n, con un 70% de su poblaci¨®n por debajo de los 30 a?os y tocado econ¨®micamente por la bajada del petr¨®leo, necesita desesperadamente.
El estruendoso casi dos a uno del vencedor de los comicios, por inveros¨ªmil a tenor de los datos manejados, podr¨ªa acabar poniendo en duda no s¨®lo la legitimidad del jefe del Estado de la Rep¨²blica Isl¨¢mica, sino la del conjunto del r¨¦gimen teocr¨¢tico. La solemne advertencia ayer del ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei -el no elegido jefe supremo, detentador de todo el poder, te¨®ricamente neutral, pero que ha arrojado su peso detr¨¢s de Ahmadineyad- en el sentido de que los resultados oficiales de las elecciones deben ser acatados sin rechistar, tiene mucho que ver con impedir que esa airada protesta expresada en Teher¨¢n, la mayor en 30 a?os, adquiera cuerpo. El sistema pol¨ªtico iran¨ª no est¨¢ dispuesto a tolerar una disidencia que vaya m¨¢s all¨¢ de lo testimonial.
En el exterior, la reelecci¨®n de Ahmadineyad por cuatro a?os es, sobre todo, un nuevo jarro de agua fr¨ªa en la estrategia de Barack Obama y sus expectativas de di¨¢logo, no s¨®lo nuclear, con Ir¨¢n. Y un acicate a?adido para quienes en Israel propugnan una pol¨ªtica de hechos consumados hacia el r¨¦gimen isl¨¢mico que sigue enriqueciendo uranio. Nadie pod¨ªa esperar cambios sustanciales en la pol¨ªtica exterior iran¨ª ni en sus designios at¨®micos si hubiera ganado Musav¨ª, entre otros argumentos porque el presidente carece de poderes decisorios en las cuestiones verdaderamente relevantes, competencia exclusiva de Jamenei. Pero resulta indudable que un rostro nuevo y moderado y un cambio de estilo habr¨ªan ayudado al progresivo deshielo entre Teher¨¢n y Occidente. Un deshielo ahora mucho m¨¢s dif¨ªcil e improbable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.