Pulso en Ir¨¢n
Las masivas protestas callejeras suponen el mayor desaf¨ªo al r¨¦gimen teocr¨¢tico en 30 a?os
Las autoridades iran¨ªes comienzan a utilizar los recursos que definen a los reg¨ªmenes acosados para combatir las protestas masivas de quienes consideran fraudulentas las recientes elecciones presidenciales: prohibici¨®n de informar en directo a los periodistas, censura de comunicaciones electr¨®nicas y telef¨®nicas, boletines en televisi¨®n sobre "instigadores" con armas y explosivos, recurso a la violencia, que se ha cobrado ya siete vidas. La victoria aplastante del ultramontano Mahmud Ahmadineyad sobre el candidato reformista Musav¨ª ha desencadenado la fractura m¨¢s importante en Ir¨¢n desde 1979 y es el catalizador de la escisi¨®n de la ¨¦lite de la revoluci¨®n jomeinista.
En Ir¨¢n se est¨¢ ventilando un choque de facciones del r¨¦gimen isl¨¢mico. En un bando, el todopoderoso ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei y su cohorte detr¨¢s del reelegido Ahmadineyad; en otro, los ex presidentes Rafsanyani o Jatam¨ª apoyando al moderado Musav¨ª, entre otros muchos solistas. Pero los acontecimientos sugieren que esta guerra entre notables est¨¢ siendo sobrepasada por un aut¨¦ntico ansia popular de modernizaci¨®n social y pol¨ªtica en un pa¨ªs donde la gran mayor¨ªa de sus habitantes tiene menos de 30 a?os.
Este deseo que se manifiesta airado y desafiante en las calles de la capital puede acabar comprometiendo la legitimidad de un sistema de fachada democr¨¢tica -con elecciones y Parlamento- pero manejado en realidad por una red de opacos sanedrines clericales apoyados en fuerzas militares tan oscuras como los Guardianes de la Revoluci¨®n o tan filodelictivas como la milicia religiosa de los basiy¨ªs. Y al frente del tinglado un poder unipersonal, Jamenei, sucesor de Jomeini, te¨®ricamente al margen de la lucha pol¨ªtica, pero a cuyas ¨®rdenes est¨¢n Gobierno, militares, jueces y medios p¨²blicos. La envergadura de la protesta ha forzado a Jamenei, que se apresur¨® a felicitar a Ahmadineyad y santificar la elecci¨®n, a tomar distancia y ganar tiempo. El Consejo de Guardianes, un ¨®rgano designado a dedo, rechaza la repetici¨®n de los comicios, como exige Musav¨ª, pero acepta revisar algunos resultados. En los 10 d¨ªas que tiene para pronunciarse, los acontecimientos iran¨ªes habr¨¢n alcanzado presumiblemente su forma definitiva.
La reacci¨®n de Estados Unidos y sus aliados europeos ante las protestas iran¨ªes es hasta ahora insuficiente y de una cautela extrema, m¨¢s explicable en el caso de Barack Obama, al que se le viene abajo su proyecto contemporizador con Teher¨¢n. Ir¨¢n necesita por encima de todo una oposici¨®n cre¨ªble que act¨²e como tal y contribuya a sanear un sistema pervertido. En la situaci¨®n actual, la prueba de fuego consiste en comprobar cu¨¢nta fuerza est¨¢ dispuesto a emplear el poder para doblegar a sus oponentes y cu¨¢nta determinaci¨®n los reformistas para airear un medio tan viciado. Tolerar las manifestaciones socava, quiz¨¢ definitivamente, una teocracia indefendible. Aplastarlas, liquida el mito de una revoluci¨®n isl¨¢mica popular.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.