Jamenei ratifica el milagro
Asistimos apasionados desde hace siete d¨ªas a la revuelta en Ir¨¢n, pa¨ªs estrat¨¦gico en el coraz¨®n de la regi¨®n m¨¢s conflictiva del mundo, en la zona de influencia de la antigua Persia, que iba desde el Sina¨ª hasta la India, con vastas reservas de petr¨®leo y gas, 70 millones de habitantes, el 60% menor de 30 a?os, gobernado por unos cl¨¦rigos con turbantes que interpretan la voluntad de Al¨¢ y se est¨¢n dotando de capacidad nuclear, pero que al mismo tiempo han establecido una legitimidad democr¨¢tica popular en un complejo y opaco invento de Rep¨²blica Isl¨¢mica que dura desde 1979. ?Se imaginan a Espa?a gobernada desde Toledo por el cardenal primado y con la Conferencia Episcopal haciendo de Consejo de Guardianes, vetando las leyes y eligiendo al l¨ªder supremo, pero con elecciones legislativas y presidenciales, partidos pol¨ªticos y debates televisados? As¨ª, el jurisconsulto m¨¢ximo, el hombre fuerte del poder en Ir¨¢n, el ayatol¨¢ Al¨ª Jamenei, ha podido decir que la victoria de Ahmadineyad es un "milagro divino". El problema es que ha tenido que ser ayudado desde el Ministerio del Interior. Ayer ratific¨® el milagro en la Universidad de Teher¨¢n. Es sugestivo pensar que Obama ha hallado en Ir¨¢n la primera respuesta del mundo isl¨¢mico a su discurso de mano tendida de El Cairo.
Los manifestantes contra el supuesto pucherazo no piden el derribo de la revoluci¨®n isl¨¢mica
Un levantamiento protagonizado, fundamentalmente, por los sectores urbanos, profesionales, la universidad, los j¨®venes y las mujeres m¨¢s educadas (un 60% de poblaci¨®n femenina en la universidad), apoyados por los comerciantes del bazar. Este c¨®ctel explosivo por contradictorio est¨¢ potenciado por el altavoz del p¨ªo, p¨ªo de Twitter (la palabra inglesa tweet significa piar) y otras redes sociales como Facebook, donde Musav¨ª, el supuesto perdedor de las elecciones del pasado 12 de junio, tiene m¨¢s de 50.000 amigos. Incluso perdiendo unos comicios se puede ganar pol¨ªticamente. Dieciocho millones de iran¨ªes usan Internet. Thomas Friedman ha escrito en The New York Times que la Red est¨¢ actuando en Ir¨¢n como "mezquita virtual", informando con mucha rapidez, convocando a los manifestantes, compartiendo discusiones en tiempo real, sirviendo de pantalla para saber lo que los iran¨ªes est¨¢n diciendo, haciendo o viendo ahora mismo. De alguna manera, este "periodismo" ciudadano en red ha sustituido con ventaja a los medios tradicionales para conocer, incluso entender mejor lo que est¨¢ ocurriendo en Ir¨¢n estos d¨ªas. Desde la Red se ha declarado la derrota de la CNN y de los peri¨®dicos. Sin embargo, los medios con corresponsales en Teher¨¢n desde hace tiempo, como la BBC, The New York Times o EL PA?S, est¨¢n haciendo inteligible la formidable historia que estamos viviendo. Los que abandonaron la informaci¨®n internacional, dedic¨¢ndose ahora a cortar y pegar, est¨¢n muertos.
A lo largo de esta semana intensa, Ir¨¢n ha probado la libertad y las calles de Teher¨¢n han recordado a las de Par¨ªs en el mayo de 1968: los j¨®venes pidiendo lo imposible y el mismo desconcierto del r¨¦gimen. El general De Gaulle tambi¨¦n estuvo desaparecido e incluso abandon¨® Francia para consultar con el general Massu, en Alemania, y garantizar que ten¨ªa el apoyo del Ej¨¦rcito. En Ir¨¢n desconocemos a¨²n si los militares y los Guardianes de la Revoluci¨®n, aut¨¦ntico poder, incluso econ¨®mico, de la rep¨²blica de los ayatol¨¢s, estar¨ªan dispuestos a cerrar con el uso de la fuerza m¨¢xima las protestas, como hizo China en Tiananmen. De momento, la represi¨®n ha corrido a cargo de los basiy¨ªs, la partida isl¨¢mica de la porra que vela por la moral.
Las masas que se manifiestan contra el supuesto pucherazo electoral al grito de "Al¨¢ es grande" no est¨¢n pidiendo el derribo de la revoluci¨®n isl¨¢mica establecida por Jomeini hace 30 a?os, con el apoyo de todo Occidente, conviene recordarlo ahora. En 1979, el Ej¨¦rcito del sah Reza Pahlevi se neg¨® a disparar contra la multitud y el rey de reyes tuvo que huir al exilio, no por la fuerza de las armas sino porque ni sus c¨¢rceles ni las calles de Ir¨¢n pod¨ªan contener a tantos manifestantes. Es posible que la revoluci¨®n isl¨¢mica se est¨¦ devorando a s¨ª misma y que los hijos de los que la protagonizaron consigan acabar con la teocracia o, al menos, puedan abrir Ir¨¢n al mundo. Ir¨¢n vivi¨® en democracia y fue un Estado pr¨®spero en distintos momentos del siglo XX. En la d¨¦cada de los a?os setenta ten¨ªa el mismo PIB que Espa?a. Porque al final quiz¨¢s sea esto de lo que se trate: acabar con el aislamiento internacional, con la esclavitud a la que est¨¢n sometidas las mujeres (su testimonio vale la mitad que el de un hombre ante un tribunal) y restablecer una econom¨ªa saneada en un pa¨ªs gran productor de petr¨®leo, pero que tiene que importar gasolina.
fgbasterra@gmail.com
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